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Al siguiente día Leah le busco por cada rincón de la escuela pero no había rastro de el en ningún lado. Preocupada estuvo durante todo el día y ese día se repitió hasta que llego el fin de semana.

-¿Saben algo de el?-Pregunto a su hermana y Santiago pero ambos negaron, estos parecían no estar realmente interesados o por lo menos no tan desesperada como ella-No puedo dejar de pensar en el.

-Se nota-Comento Santiago antes de alejarse, Leía le miro con bastante gracia.

-¿Qué?

-Parece que ahora te quiere porque tu no le quieres.

-¿Qué dices? Siempre le voy a querer y...con Bash es totalmente diferente.

-¿Por qué es diferente?

-Si lo supiera te lo diría, pero solo se que es diferente a todo lo que he sentido alguna vez.

-Bueno, mucha suerte con el-Leah sintió algo de tensión en sus palabras, ¿Sera que ella también había sentido algo de esa forma?

-Leia creo que estas confundiendo un poco las cosas.

-Tu eres la confundida, no yo-Luego de eso se alejo dejándola con las palabras en la boca. Aveces no entendía a su hermana, de un momento a otro se volvía tan distante, casi como si fuera un extraño, alguien lejano.

Las horas pasaron y finalmente acabó la última clase de aquel viernes. Se apresuro para guardar sus cosas y dirigirse por el camino que había tomado a la casa de Bastian. Supuso que Leía seguia con la búsqueda del libro porque sus clases terminaban antes que las suyas pero no se sentía realmente cómoda con ella, así que paso de esa situación y fue en busca de respuestas.

Pronto llego a su puerta y no tardo en tocar el timbre, esperó que le abrieran mientras pensaba que excusa ponerle por su visita pero cuando una mujer le abrió se quedó muda, esa mujer era completamente hermosa pero sus ojos color azul muy familiares se encontraron con los suyos.

-Hola, ¿Qué necesita?-Con la voz cansada, sus ojos rojos demostraban que había estado llorando.

-Soy amiga de Bash y venia a...

-¿Otra?

-¿Disculpa?

-Lo siento, pasa estan en la sala-Se hizo a un lado dejándole pasar y ella no dudo. Frotó sus pies en la alfombra antes de dirigirse a la sala, donde se encontró una gran sorpresa. A su hermana junto a el. Quiso preguntar que hacia allí pero en el momento que vio los ojos de Bash, supo que algo malo había pasado y que aquella mujer que le había abierto la puerta este muy similar a el no era casualidad.

-Bash-Susurro antes de acercarse y sentarse enfrente de el. Su mirada se encontraba totalmente perdida y Leía parecía estar dándole su apoyo.

-Leigh-Sabia que estaba intentando decirle algo.

-No es necesario que lo digas, Bash-Le medio sonrió-Te buscare un vaso de agua, ya regreso.

Se levantó para dirigirse a la cocina donde se encontraba aquella mujer de nombre desconocido aunque por su aspecto similar a Bastian supuso que tenian algún parentesco.

-Venia por un vaso de agua-Fue lo que le dijo a lo que ella asintió, busco uno de los vasos y le lleno de agua mientras observaba como la mujer simplemente estaba sentada mirando la nada misma. Dejo el vaso sobre el desayunador y por alguna extraña razón se acerco captando la atencion de su contraria poco después.

-¿Si?

-¿Puedo abrazarla?-No obtuvo respuesta con palabras con esa pregunta, la mujer se lanzo a sus brazos y ella la recibió. Escucho como sollozaba y ella acaricio su espalda lentamente como forma de consuelo. En el momento que se aparto le miro con una media sonrisa antes de frotar sus ojos con sus manos.

-Gracias, necesitaba uno de esos.

-De nada.

-Soy Beatríz, la hermana de Bast.

-Soy Leigh.

-Mi hermano parece siempre encontrar las escasas personas del mundo que realmente valen la pena-No pudo evitar sentirse realmente especial cuando escucho eso. Bastian desde la otra habitación se encontraba un poco más tranquilo.

-¿Por qué tarda tanto tu hermana?-Le preguntó a la mayor de las Davies.

-No lo se, a lo mejor se perdió porque es la primera vez que esta aquí.

-Segunda-Le corrigió antes de levantarse y dirigirse a la cocina, pudo ver como se encontraban hablando tranquilamente. Le alegraba eso porque en esos momentos el no se sentía apto para ser fuerte por su hermana mayor. Estaba hecho un desastre, aunque pronto llegaría su hermano y su padre.

-¿La encontraste?-Le pregunto Leía a sus espaldas llamando la atención de ambas chicas.

-¡Lo siento! Aquí esta tu agua-Leah rápidamente busco el vaso sosteniéndolo con sus manos y se acerco. El lo tomo y le miro con agradecimiento antes de beber de este.-Bash...

-¿Mhm?

-Lo lamento mucho-Ella extendio su mano esperando que le devolviera el vaso pero el negó tomando de esta dándole un leve tirón acercando el pequeño de la rubia hacia el suyo hasta que se chocasen. Los brazos de Bastian le rodearon aún sosteniendo el vaso de agua en una de sus manos y dejo apoyada su cabeza en su hombro cerrando sus ojos un momento.

-Necesito que me hagas más fuerte-Dijo lo suficientemente alto para que solamente ella lo escuchara. Se aparto y le miro.

-No necesitas ser fuerte, puedo ser fuerte por los dos.

-Gracias-Miro a Leía quien se encontraba a un lado.-A las dos.

-Bast, ¿Por qué no la invitas a cenar?-Le aporto aquella mujer quien aún Leah no sabia quien era, pero la verdad es que era Beatríz la hermana mayor de Bastian.

-¿Segura?

-Si, a mamá no le gustaría pero yo se que en los momentos más difíciles es bueno estar acompañado.

-A mamá no le gustaba nada-Los Fauré rieron ante ese comentario a lo que las Davies les género mucha felicidad, Leah pensó en que de esa forma habían pasado lo mismo que ellos con su madre. Intentando reírse de alguna anécdota, o simplemente recordarles con felicidad.







Son las una y somos dosWhere stories live. Discover now