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La cena en la casa de los Fauré transcurrió tranquilamente, el padre de Bastian y su hermano quedaron igual de fascinados con las hermanas Davis que Beatriz. Leah se encontraba comiendo un poco más callada que Leia, quien siempre había sido el tipo de persona que sabe relacionarse muy bien con las personas de más edad. De vez en cuando acotaba algo pero nada especial, se echaba unas miradas con Bastian quien realmente le tenia preocupada y su manera de actuar tan tranquila ella no se la creía, de alguna forma sentía algo en su pecho que le convencía que algo andaba mal y que el realmente no estaba bien, que estaba apagado. ¿Y como no estarlo? Habia perdido a su madre, ella sabia perfectamente lo que sentía y aunque el no tenia una buena relación con ella seguía siendo su madre, la única que siempre estaba ahí para el. Su padre trabajaba mucho y sus hermanos se encontraban demasiado lejos. De repente, Bastian se levanta y se lleva su plato hacia la cocina. 

-Voy a ayudarlo, permiso-Leah se levanta y le sigue hasta la cocina cargando unos platos que recogió de la mesa. Se detuvo en la puerta mientras lo veía dejar las cosas sobre el lavaplatos, el se apoyo sus manos sobre la mesada y agacho su cabeza como si estuviera realmente agotado. Camino hacia el lentamente dejando los platos sobre el desayunador y lo abrazo por detrás apoyando su cabeza en su espalda. Se quedaron por un rato, realmente Bash no tenia las fuerzas suficiente para seguir adelante.

-¿Leigh?-Soltó apenas audible.

-¿Si?

-Quiero morirme-Ella deshizo el abrazo y se coloco frente a el, coloco sus manos en su mejillas y fijo sus ojos sobre los suyos los cuales estaban hinchados, y rojos. Se podía ver la tristeza y el cansancio en sus ojos.

-Bash...se que en estos momentos nada de lo que sirva realmente sirve porque entiendo perfectamente tu dolor porque ya lo he vivido y todos normalmente te dirían que ese dolor desaparecerá, pero en el fondo sabemos que no es verdad y eso es una maldita mierda. Pero tú y yo sabemos muy bien que este duelo no durara para siempre, tu eres fuego...puede que ahora tus llamas estén apagadas pero prometo que me encargare de encenderte.

-¿Como voy a volver a ser yo luego de esto?

-No tienes que volver, volver significa regresar hacia atrás y ahora toca seguir adelante.

-Siento que no puedo.

-Lo sé, pero para eso estoy yo. Voy a encenderte y seras el maldito fuego más grande de todos, nadie podrá detenerte.

-Y si alguien lo hiciera, se que estarás ahí tú para salvarme.

-Obviamente Fauré ¿Esperabas menos de mi? Bash, pronto el mundo estará a nuestros pies y tendrán que rogar piedad-Quito sus manos de su rostro, estas buscaron sus manos y luego de que se encontraran una sonrisa apareció en el rostro de Bastian. 

-Estas loca, ¿Lo sabes?

-Lo sé, eso lo sé bastante. Pero ahora...lavemos los platos que no quiero dar una mala impresión a tu familia-Bash rió y negó con su cabeza antes de ponerse en marcha a lavar todos los trastes con ayuda de Leah. Se sentía un poco mejor, por lo menos por ahora aunque sabia que seria duro, que por momentos volvería a sentir eso...que no podía seguir pero la tenia a ella para recordarle que todo iba a pasar.-Listo, todo limpio.

-Leigh-Fue Bastian quien se acerco y sujeto sus manos nuevamente.

-Bash...

-Gracias por todo.

-Leah, papá me ha enviado un mensaje y nos esta esperando-Las manos de Leah soltaron las de Bash y de alguna forma ambos sintieron eso, una sensación que nunca habían sentido. Ese momento se sintió eterno, ambos abrieron su boca dispuestos a decirse algo pero al final ninguno dijo nada.-Vamos, Leah, apúrate. Es tarde.

-Vale, ya voy-Los ojos de Leah se dirigieron nuevamente hacia Bash

-¿Mañana vas a ir?-Le pregunto Leia a Bash, la menor de las Davis había olvidado por completo lo de mañana. Su cabeza había estado en otro lado toda la semana, y ese "lado" estaba a unos pocos metros de ella.

-¿Al baile que organizan para recaudar fondos para el día del niño?

-Si, aunque solo quiero que vayas si te sientes realmente con ganas...allí puedes distraerte, ya sabes-Bash miro agradecido a Leia por invitarlo, no iba a negar que realmente no tenia muchas ganas de salir de su casa y tener que convivir con otras personas realmente no era su idea favorita.

-No lo sé, de igual forma gracias por invitarme-Acompaño a las hermanas hasta la puerta y se despidió. De regreso a casa las hermanas se mantuvieron en silencio, Leigh tenia sus pies allí pero su cabeza seguían en el. Su hermana le miraba de reojo, se sentía un poco tensa con su hermana menor allí a su lado pero tenia sus razones. Luego de que las hermanas se fueran, Bastian se fue hacia su habitación para acostarse. Sabia que iba a ser una larga noche, otra larga noche donde lo único que haría era girar de un lado a otro. En su cabeza seguía girando la pregunta "¿Qué había sido esa sensación cuando sus manos soltaron las de Leigh?", tenia la teoría de porque ella era electricidad y el fuego. ¿Qué iba a hacer con eso? Aún tenia muchas preguntas sobre todo, tenia bastante miedo porque cuando sucedió lo de su madre había sido la primera persona que le contó lo que le estaba sucediendo. La reacción de su madre no fue de sorpresa, tampoco le miro como si no le creyera, fue como si supiera perfectamente que le ocurría pero ahora nunca tendría la posibilidad de preguntarle.

Son las una y somos dosWhere stories live. Discover now