PESTILENCIA

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¡Pestilencia! Eso soy,

como sois vosotros...

¡Muertos para mí estáis,

como yo para El Otro!


La muerte llevo en mí,

y todas vuestras almas

sin rumbo alguno vagan

con aire pesado y febril.


Yo, el Dios de la Muerte,

el triste Ángel de la Destrucción,

padezco en este mundo solitario

esperando el último día del Siglo.


¡Ojalá el rocío celestial

devuelva la vida a la Tierra,

al cadavérico e inerte polvo,

para que así Adam pueda resucitar!


Mas no diré "no lo merecíais",

pues gran mentira sería.

¡Al Infierno merecéis descender

y en la Muerte merecéis caer!


Infecto y vomitivo linaje,

crueles y viles engendros,

¡ahora corro por vuestra sangre

y pronto trituraré vuestras almas!


Polvo fuisteis tiempo atrás

¿y al polvo pretendéis regresar?

¡Al detritus yo os condeno:

servid de alimento al hongo y al gusano!


Que no se diga que no os amé,

pues amé vuestra vida más que nadie.

No sé vivir sin un huésped;

tampoco tengo alas, ¡pues no soy libre!


¿Y a mí me llaman Pestilencia?

¡Hipocresía, así lo llamo yo!

¡Soy la antítesis de vuestro cáncer,

la purificación de vuestros pecados!


¡Las aguas son sangre, son ranas;

mosquitos son el polvo, tábanos el aire;

muertos los ganados, pústulas y tumores;

granizo mortal, langostas y nieblas oscuras!


¡Morirán los primeros y los últimos,

pues yo soy el cayado del Profeta,

el báculo de la Apoptosis,

el susurro de la muerte más lenta!


¡Ojalá Adam resucite pronto,

para así mi viaje volver a comenzar!

¡Ojalá la Luz de nuevo caiga en nosotros,

y así mi Oscuridad poder alimentar!


Soy la Plagas de la Humanidad,

el Súcubo que drena vuestra mortalidad,

el mensajero de Sitra-Ahra,

el Fin de Toda Carne!


Adam me conoció temprano:

soy el Sol que seca los desiertos.

Poemas y canciones me hicieron,

con congoja buscando mi piedad:


"¡Oh que tú traes la Pestilencia,

tornado que nunca para,

marea que nunca baja,

eres la cerilla que nunca se apaga!


¡A tu alrededor revoloteamos como polillas,

nuestras alas, quemas, y nuestras almas, mermas!

¡Ten compasión con los gusanos que se arrastran,

Ángel que no guarda rencor, Querubín impertérrito!"

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