Emily (Parte 2)

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-Hermosa tarde de domingo para cortar el césped, ya está bastante crecido. – Dije en voz alta mirando al patio trasero.

- ¿En serio?, ¿Te vas a poner a cortar el pasto ahora? – Dijo Emily.

- ¡Deja de meterte en mi casa sin permiso! -

-Nop, es más divertido así. Tal vez te sorprenda mientras te tocas algún día. –

-Yo no hago esas cosas. -

-No sé, no pierdo las esperanzas de sorprenderte desnudo mientras te.... –

- ¡HEY!, ¡Tranquila niña! Me pones nervioso cuando te pones así. –

-Está bien, está bien... Esperare aquí entonces mientras cortas tu césped. –

Dejé que Emily se quedara en una reposera de mi patio mientras yo cortaba en césped. Le convidé agua fresca y yo tomé cerveza.

Estaba hermosa con su vestido amarillo con lunares. Era muy corto y bastante ajustado, detallaba muy bien su cuerpazo. No necesitaba sostén porque sus pechos estaban muy firmes en su lugar, es más, apenas se movían mientras cogíamos unas noches antes.

Mientras bebía su agua con hielo desde la reposera, me veía pasar con la podadora y en cueros.

- ¿Qué miras tanto? ¿No vas a ayudarme? -

-Claro que no anciano. Jajaja. Solo admiro tu torso escultural. –

-Llámame Kaso. Anciano me hace recordar que estoy haciendo algo mal. ¿Entiendes?

-Kaso... MI amigo Kaso. – Murmura. - Me gusta. Está bien. –

-Y trata de que no se te levante el vestido cuando llegue mi amigo o me volverán loco en el trabajo mañana. –

- ¿Amigo dijiste? –

-Tranquila niña. Te tropezarás con tus hormonas y te romperás la nariz. –

Al terminar con el césped guardé las herramientas del jardín y sonó el timbre. Mi amigo Sebastián llegó a casa.

Emily salió disparada de su reposera y corrió atravesando la casa hasta para recibir a mi amigo.

- ¡HEY¡, ¡Si no se llama Sebastián no abras, eh! – Grité desde el fondo. –Esta niña es un peligro...- Me dije por lo bajo.

Terminé de recoger las cosas, tomé mi playera y entré. Sebastián ya estaba dentro y Emily lo rodeaba como un perrito faldero que recibe a su dueño cuando llega.

-Emily, ¿Por qué no vas arriba a ver la tele o algo mientras hablo con Sebas de cosas aburridas que no te interesan? ¡¿EH?! - Y la miré desafiante.

-Ok...- Dijo refunfuñando y subió las escaleras.

Sebas y yo nos quedamos mirándole el culo mientras subía. Después del cuarto escalón se le veía todo y el vaivén de su cadera era hipnótico. Digno de una morena latina. Obviamente lo hacía a propósito. Al llegar arriba se giró de golpe y no pudimos disimular, estábamos embobados con su culo. Echó una risa y se metió a mi cuarto a ver la tele... supongo.

- ¡Wey! ¿Qué haces? - Dice Sebas.

-Estaba cortando el...-

- ¡No, no!, ¡¿Qué haces?! ¡Es una niña! - Dice exaltado.

Emily (Relatos eróticos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora