Cap 4

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— ¿tienes que arruinarnos la fiesta justo ahora? —Davis aun no podía creer que el mejor momento de su vida haya sido arruinado por un digimon.

—Es un Monodramon —dijo Izzy— Yolei, Ken, busquen a los digimon, nosotros intentaremos detenerlo.

— ¿Por qué se nos tuvo que ocurrir la brillante idea de hacer las fiestas por separado? —grito Yolei.

—Alto, no hagan nada —dijo Joe, notando que el digimon aun no había atacado a nadie como era de costumbre.

Monodramon apenas parecía estar. Joe se le acerco con lentamente, hasta poder tocarlos. Una vez que estuvieron completamente cerca, el digimon cayó sobre los brazos de Joe, mientras que este pudo notar grandes cantidades de lesiones en su cuerpo. Joe no perdió tiempo y se llevó al digimon en sus brazos hasta su auto, acompañado de Izzy, Tentomon y Gomamon. Así, si alguien estuviera persiguiendo al Monodramon, tendría a dos digimon que los protegiera.

— ¿Qué crees que le pudo pasar? — se preguntó Cody.

Pasados los minutos Tai fue en busca de Agumon, pero se sorprendió un poco al verlo tirado en el suelo— Tai, fue horrible, ayúdame —dijo el digimon dinosaurio, entendiéndole una mano.

—Olvídalo, te dije que no comieras demasiados, así que cada quien por su lado —fueron las palabras del castaño, dejando a Agumon tirado en el suelo.

—Pero no eh probado un solo bocado —dijo Agumon, jurando nunca más seguir los planes de Patamon.

En otra parte, Veemon se sentía muy molesto porque todos los esfuerzos que hicieron, sobre todo Agumon, fueron en vano. Patamon le sugirió al digimon azul otro plan, pero Veemon desistió ya que eran muy altas horas de la noche y no sabía si Agumon sobreviviría a otro de sus planes.

Pero justamente en ese momento llego Gatomon, esta invito ambos digimon a caminar un rato. Patamon puso como excusa que quería ver como estaba Agumon, solo para dejar a Veemon a solas con la digimon felina.

Así, los dos digimon empezaban a platicar sobre las aventuras y sucesos que tuvieron con sus compañeros humanos. Ambos se perdían en la conversación sin dejar de ver el cielo estrellado y sin perder un solo detalle de lo que el otro decía. Para no alejarse mucho se recostaron en el césped, sintiendo lo helado y húmedo que estaba.

Ambos digimon estaban dispuestos a volver a la fiesta, cuando una manta cayó sobre ellos. Ambos volvieron a observar las estrellas, mientras una conversación los llevaba a otra, haciendo que perdieran la noción del tiempo y el sueño hiciera lo suyo.

Mientras tanto, Kari y Davis se habían dado un respiro de toda la música que dejaron tras de ellos. La castaña aprovechó el momento entre ellos dos para darle un beso en la mejilla al castaño.

— ¿Por qué fue eso? —pregunto Davis.

—Te lo diré, solo si me das un beso —Davis se sonrojo con las palabras de Kari. Aun así, tras tragar un poco de saliva y armarse de valor, cerró sus ojos y acerco sus labios hasta los de Kari.

—Kari tenemos que irnos —se escucho la voz de Tai— ten, te traje tu bolso.

Mientras Kari se levantaba del césped, muy desilusionada, Davis dejaba una nota, que había escrito en caso de que Kari se marchara a su casa, dentro del bolso sin que ninguno de los hermanos lo viera. Ambos simplemente se despidieron.

Un amor antiguo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora