Cap 4 Podría... saber tu nombre

877 104 232
                                    


Y aquí va uno más...........



El avión despego de New York directo a Londres, Nicky, Lorna y Alex viajaba en primera clase, regalo de Alex por el aniversario de las chicas.

—Primera clase eh! Esta vez te luciste Vause. Nicky bebía una copa de champagne

—Es lo menos que puedo darles Nicky, gracias a ti estoy donde estoy. Le guiño un ojo

—No sé de qué hablas .La ignoro.

—Si lo sabes perfectamente, eres una gran amiga y siempre voy a vivir agradecía por todo lo que me has ayudado.

—Deja tus cursilerías ¿ok? Porque mejor no planeamos lo que haremos.

—Ay mi amor, acabamos de salir y ya quieres hacer planes, espera a que lleguemos, acuérdate que Alex tiene trabajo que hacer.

—Ok, ok, pero no va a trabajar todos los días, ¿o sí? La miro con duda

—Yo asumo que en una horas puedo resolverlo todo, tan pronto pisemos Londres yo me iré al helipuerto, ya me están esperando, es solo cuestión de entregar manifiestos, afidávits, certificados de origen, que confirmen que la factura coincida con el material y el pedido, volver a colocar los sellos al contenedor y todo arreglado. Lorna y Nicky la veían sin entender nada..

—Bueno tú arregla eso del manifavis, o como se llame, mientras nosotros nos instalamos, paseamos un poco hasta que regreses y no te olvides tu promesa, me harás caso en todo lo que te diga, estas un poco empolvada en cuestiones de amor. Nicky no quitaba el dedo del renglón en cuanto a seguir sus consejos...

—Si mama... rieron la tres........

Al llegar a Londres, bajando del avión, después de pasar migración Alex se separó de las chicas para dirigirse a otra área donde ya la esperaba un hombre con un rotulo en cual estaba impreso su nombre, era quien la acompañaría hasta el helicóptero para llevarla directo al puerto, solo cargo con un maletín donde llevaba toda la documentación, y su libro, las chicas cargaron con su equipaje .Afortunadamente cargaba con su chaqueta, el clima en Londres estaba frio, y por la información que les dieron en el avión, no mejoraría. El trayecto tenía una duración de entre 50 y 60 minutos, se sentía cansada, pero quería dejar el cargamento listo para que continuará su viaje a New York. Al bajar del helicóptero, un auto de la compañía naviera ya la esperaba.

—Señorita Vause, un placer conocerla, mi nombre es Albert Minor, estoy en la compañía naviera contratada por ustedes para sus embarques.

—Me puede poner al tanto, del embarque.

—Si, uno de los contenedores, el de granito egipcio, al pasar por migración notaron los sellos rotos, la mercancía está en perfectas condiciones, pero es un requisito que al llegar así, nadie puede moverla, es por eso que requerimos su presencia, para legitimar la inspección bajo su autoridad como importador. Créame que lamentamos mucho que haya tenido que viajar, pero de otra manera no podríamos liberar su mercancía.

—No hay problema, además me hacían falta vacaciones. Rieron los dos.— Y dígame señor Minor ¿ustedes cuentan con nuevos sellos? Pregunto dándole una ojeada a sus papeles.

—Efectivamente, sellos que deberá colocar usted misma cuando los oficiales de migración terminen su trabajo, se tomaran fotografías al momento de hacerlo.

—¿De cuánto tiempo estamos hablando?. Pregunto viendo como poco a poco se asomaba el mar.

—A lo mucho algunas tres horas. Al menos volvería a tiempo para comer y dormir un poco .—Ya estamos por llegar.

Destellos de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora