Nota: ¡Hola! Aquí me reporto con una inspiración de cuarentena, y espero entretenerles. :D
Como siempre, este es un fanfic donde suponemos que Kakyoin no se nos murió al volver de Egipto. No era tu hora carnal. :/
Probablemente tenga muchas referencias a música de Pxndx, sorry. No puedo dejar de ser tan emo.
Espero que lo disfruten, de veras. c: Intentaré que tenga lógica lo que pasa.
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Tu piel se hace azul y no te ves tan mal...
Pese a su condición herida, Jotaro era el que salió mejor parado de la pelea. Por lo tanto, él podía dedicarse a ver a sus amigos recuperándose. Tras darse un buen susto devolviendo la sangre del cuerpo de Dio al de su abuelo y ver a Polnareff en las buenas manos del personal de la fundación Speedwagon, fue al encuentro que más ansioso lo dejó.
Kakyoin estaba siendo intervenido de urgencia. No era para menos, la laceración que tenía había carcomido buena parte de su abdomen y quebró mucho, muy al fondo. Sus latidos estaban a poco de desaparecer. Jotaro tocó la puerta del quirófano con sus dedos, como queriendo empujar y ver, pero por motivos de salubridad no se lo iban a permitir. Haría de estorbo.
De igual forma, Jotaro no podía perdonarse si no lo veía. Aunque sea por última vez... ese pensamiento le heló la espina. Recordó a Iggy y Avdol, no tuvo la oportunidad de mirarlos bien antes de que vayan por su lado y no volvieran. Supuso que no había inconveniente en sacar a Star Platinum y rondar en torno al paciente, así que eso hizo.
Introdujo a su stand en la sala de operaciones y vislumbró un ambiente cargado de tensión y prisa. En una mesita rodante estaban jirones del uniforme verde de Kakyoin, junto a unas tijeras. El médico de la operación cerraba hemorragias y hacía sus procedimientos en el cuerpo del chico, que bajo la máscara de respiración que lo hacía asemejarse un poco a su stand, lucía pálido y sereno. Jotaro se sorprendió. ¿Kakyoin había aceptado morir en aquel techo? Sus gestos indicaban aquello. Se acercó más con Star Platinum, solo para estar a la altura de su rostro, no quería importunar a los que procedían.
Tuvo la visión de aquellos ojos cerrados y marcados con cicatrices, apenas recuperados del daño anterior. No podían cerrarse de nuevo, sería injusto. Apartó el mechón rojizo para tener una visión completa de su cara, pero detuvo su atención en este. Era un cabello tan colorado, que usualmente contrastaba con la piel de Kakyoin pero ahora hasta era opuesta. Se notaba un tono azulado en esa piel, alertándolo de que estaba teniendo problemas para respirar pese a la máscara que llevaba puesta. Jotaro se perturbó con esa visión que era tan siniestra pero... hermosa al mismo tiempo.
Tu piel se hace azul y no te ves tan mal...
Dios mío, ¿en qué estaba pensando? Kakyoin estaba al borde de la muerte y él estaba distrayéndose en guardar una imagen de sus rasgos faciales. ¿Quería acaso que ese rostro solo quedase en sus recuerdos? Si tan solo pudiese conservarlo para siempre, pensó y Star Platinum agachó el rostro. Atravesando la poco eficiente máscara, apoyó sus labios sobre los de Kakyoin y trató de activar un poco su respiración.
Del lado de la sala de espera, Jotaro sudaba y se sostenía las rodillas. ¿Así era como le llegaba el pánico? Trataba de ser preciso con su stand, de administrar el oxígeno suficiente y ayudar en ese tortuoso proceso.
-Está respondiendo.-señaló el médico. Eso era muy bueno, Jotaro seguiría apoyando. Quería sentir algo, comprobar que Kakyoin respondía y que podía asegurarse de que estuviese vivo. Continuó haciendo su trabajo de respirador mientras el tiempo se hacía eterno.
En un momento de esos, una silueta tenue y verde se levantó, devolviéndole la mirada al stand de Jotaro, quien se dio cuenta que todo saldría bien. Si Hierophant Green se manifestaba era una señal excelente. El espíritu seguía ahí, Kakyoin debía ser fuerte. El stand verde extendió sus características hebras hacia Star Platinum y enroscándose un poco en él. Sintió el reptar sobre su cuello.
Llévame colgado en tu garganta como una medalla...
En el cuello de Star Platinum se adhirió una esmeralda propia de Hierophant Green. Jotaro vibró de emoción en su sitio. Kakyoin respondía, su inconsciente le quería decir algo. Star Platinum se alejó de su rostro, permitiéndole ver. El mortecino color azulado se había despejado del rostro de Kakyoin, pero la belleza... de alguna forma persistía.
Jotaro seguía hipnotizado por esa vista hasta que un par de zapatos frente a los suyos lo sobresaltó. Levantó lentamente la cabeza, devolviéndole un rostro estoico a Joseph.
-¡Hey, Jotaro! Debes estar muy agotado, sírvete café.-le ofreció su abuelo con el líquido en un vaso. Jotaro gruñó y lo aceptó, ofendidísimo por la interrupción que tuvo su momento de ver a Kakyoin. Quería volver a esa situación, el alma de Kakyoin aferrándose a la suya, esa esmeralda que clavó en su garganta...-¿Él estará bien?-preguntó el mayor. Jotaro chasqueó con la boca.
-¿Por qué lo debería saber yo, viejo?-masculló. Joseph soltó una risita queriendo romper la tensión.
-No sé, tal vez pensé mal... tal vez podías haberte colado a la sala con Star Platinum.-volteó y trató de mirarlo a los ojos. Jotaro lo esquivó y no respondió-O tal vez no, ja, ja. Tal vez son ideas de este viejo.-se levantó de su asiento entrelazando sus manos tras su nuca. Intentó irse, pero retrocedió y le dejó una bolsa de papel con un emparedado en el regazo a Jotaro. Luego continuó su camino-¡Come bien! Holly ya está recuperada y me va a matar si te devuelvo más dañado de lo que estás.
Cuando Joseph no estaba a la vista, Jotaro convocó a su stand de nuevo. Lo miró y vio en su cuello. Estaba la piedra, intentó tocarla.
-Ora...-Star no se la quiso entregar.
-Eh, si Kakyoin te la dejó en el cuello, debe ser para mí.-le reclamó Jotaro. El stand se volvió a negar. Jotaro se levantó para intentar quitársela, murmurando que se la dé. Todo bien hasta que se abrió la puerta del quirófano. La enfermera lo miró, extrañada.
-¿Joven Kujo?-Jotaro asintió avergonzado y bajó las manos. Seguro la enfermera no sabía qué estaba haciendo, peleando con la nada.
-Soy yo.
-El joven Kakyoin ya se estabilizó. La operación concluyó pero necesita descansar. Estará convaleciente mucho tiempo, pero le avisaremos cuando se lo pueda visitar...
-Genial. Se lo comunica al señor Joestar.-cortó Jotaro y salió de la sala. Abrió su bolsa y masticó su emparedado, al fin tranquilo y con el apetito de vuelta. Miró a su stand-Está bien, quédate con ese trozo de piedra. Esperaré a que Kakyoin me dé una personalmente.-gruñó.
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Repetí en bucle el inicio de una canción para sacar esto. Pero... finalmente: Kakyoin vivo.
Que compartan y puntúen me ayudaría un buen. <3 En al menos 3 días actualizaré otra vez. Sigo estructurando la historia y quiero ver si lo disfrutan. Tengo que adelantar los capítulos o me dará una crisis de ansiedad. xddxd
¡Saludos, nos vemos!
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Todavía podemos decir "una vez más";「JotaKak」
FanfictionJotaro creía que ya había puesto orden a su vida, pero por alguna razón Kakyoin seguía encajando perfectamente en sus planes. En el fondo, eso es lo que esperaba.