Capitulo 2

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La mañana por fin llegó y los preparativos para su fiesta comenzaron. Todo el reino debía asistir por obligación y ella debía de arreglárse para verse lo más linda que pudiera para su ahora y oficial, futuro marido.

Dio un suspiro de enamorada, y pensar que ayer se había decidido a cerrarse al amor completamente y se había resignado a una vida en soledad y sufrimiento. ¡La vida era tan maravillosa en esos momentos!

Estuvo de buen humor y feliz hasta la hora de su presentación donde algunos nervios la atacaron. Todo saldría bien, se repitió a si misma.

Su fiesta sería en la parte alta de los jardines de su castillo, la parte que se acercaba a la superficie y daba unas lindas vistas del sol a través del agua y parte de la tierra. 

El reino de Yashiro era el más grande de los 7 mares. Era el más antiguo y el último que conservaba las tradiciones y leyendas antiguas de las primera sirenas registradas en la historia.

Su peculiaridad y atractivo pasaba por los miles de jardines que tenía, todo la fauna marina lo conocía debido a eso y de allí su nombre, Niwa (jardín)

Nadó hacia el lugar de la fiesta, todo estaba listo. Los invitados no tardarían en llegar y su prometido ya se encontraba allí. Era como si esperara algo en particular, no sentía que la estuviese esperando a ella precisamente pero decidió ignorar ese hecho por completo, así como decidió ignorar a Aoi que se encontraba a unos metros de ella.

Era gracioso, Teru ignoraba (o eso parecia) a Aoi, ella ignoraba a Aoi, y Aoi ignoraba al pelirrojo compañero de Teru que desde hace un buen rato le estaba proponiendo matrimonio.

Teru era muy amable y gentil pero algo serio. De cualquier forma, era el único que la había aceptado y se esforzaria para complacerlo en lo que pudiera como esposa. 

Yashiro estaba perfectamente arreglada, su cabello plateado recogido en un moño y decorado con las flores más bellas del jardín más hermoso del reino. Un extravagante collar de perlas que también tenía pequeñas flores incrustadas y unas conchas marinas pintadas a mano con diferentes caracoles eran su nuevo sostén. Los caracoles tenían colores pasteles para que así combinarán con el color de su cola la cual adquiría diferentes tonos cuando estaba a la luz del sol.

A primera instancia, la cola de Yashiro podía parecer blanca o plateada, pero en realidad era lo que se conocía como un color tornasolado, donde al ver sus escamas de cerca podía apreciar diferentes colores en ella, todos suaves y pasteles. Rosa, celeste, amarillo, azul y el predominante era el blanco.

Sus escamas se tornaban más pequeñas, blancas y resecas cuando caían de forma natural... o intencionada.

De cualquier forma solo faltaba su corona de cristales, perlas y otros objetos preciosos y estaría completamente lista para la ceremonia donde se esperaba que descubriese su propio don y donde obtendría algunos cambios físicos más. Rogaba a los antiguos dioses que por favor le concedieran el deseo de normalizar su cola.

Sin embargo...  cuando nadaba cerca del altar ceremonial, todo se oscureció, algo había tapado los rayos del sol que cruzaban el agua.

La silueta de una embarcación humana se divisó al instante, provocando pánico en los presentes.

Algo brillante se vio atravesando el agua a gran velocidad y se dirigía hacia...

—¡Cuidado!— El príncipe estaba más cerca así que se lanzó a cubrirla.

—¡No!— otro gritó de alguien que no conocía resonó con horror.

—¡Aoi-Sama!— Akane, el sireno de compañía también gritó mientras trataba de nadar como podía hacia Aoi.

El lamento de la sirena |JSHK| |Hananene|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora