Capitulo 9

48 4 0
                                    

—¿Te puedo ayudar en algo? —Le pregunté a la chica castaña que estaba tocando en la antigua oficina del director.

—Busco al director. —Dijo tocando una vez más.

—Al final del pasillo. —La chica me miró con los ojos entrecerrados. Trate de no reírme, porque es obvio que no me iba a creer, si encima de la puerta dice que es la jodida oficina del director, seguro piensa que le quiero hacer una broma.

—¿Estás segura? —Seguía mirándome con desconfianza.

—Puedes abrir la puerta si no me crees. —Bien, mi respuesta la puso peor.

—Porque no la abres tu. —Se cruzó de brazos. Me encogí de hombros y la abrí. Adentro solo estaba el antiguo escritorio y la silla que yo uso, eso es lo único que habían dejado ahí.

—Al final del pasillo. —Volví a decirle. Me di media vuelta para irme.

—Soy Zelena, por cierto. —Fue lo único que escuché cuando me fui.

Hice que un chico sumamente alto quitara la dichosa placa dónde decía que era la oficina del director. Ya había sobrepasado mi límite de tanto dar direcciones. Y todavía debía arreglar que los nuevos chicos fueran al baile de recaudación. Ana no tardará nada en preguntarme si ya lo tenía arreglado y si le digo que no, seguro le da algo.

Tome las clases que tenía antes del almuerzo, todos los profesores por orden del director me han dado trabajo extra, es algo que hago desde que soy la encargada de casi todo en esta escuela, paso más tiempo en reuniones y arreglando bailes y festividades que haciendo mis deberes como cualquier estudiante normal.

—¿Como vas? —Estaba recogiendo mis cosas cuando Ana entró a la antigua oficina.

—Avanzando un poco. —Respondí cerrando la mochila.

—Las chicas están preparando todo lo del baile, las entradas ya llegaron y necesitamos hacer una reunión con todos los que ayudaran. —La miré perdida.

—¿No creen que se están apresurando? Ni siquiera tenemos fecha.

—Es el próximo fin de semana, pensé que el director había hablado contigo. Ya todas lo saben, incluso ya habló con el profesor de educación física, para que deje la cancha libre.

—Pues no lo hizo. —¿Que estaba pasando? Se supone que yo debo enterarme primero que todas, el siempre habla conmigo primero.

—Supongo que lo habrá olvidado. Pero ya vamos, las chicas están en la cafetería. Me enganche la mochila y me fui detrás de Ana. En la cafetería estaba todas las mesas llenas, las chicas estaban al final, con Ale preparada para anotar, mientras que las demás miraban a Crisbel.

—Ya que estamos todas, empecemos. —Dijo Crisbel al vernos llegar. —Ya le entregué las entradas a la secretaría, que es quién se encargara de entregarlas.

—Debiste enseñármelas primero. —Dije mirando a Crisbel. Las demás chicas dirigieron sus miradas hacía mi.

—El director dijo que debían ser entregadas lo más rápido posible. —Contesto Ale. Desvíe la mirada. Algo no andaba bien.

—De acuerdo. Olivia, supongo que ya habrás arreglado la asistencia de los chicos. —Todas me miraron.

—Estoy en eso.

—¿Estoy en eso? —Repitió Ana horrorizada. —Se supone que eso ya debería estar arreglado.

—Debo recordarte que el viernes fui golpeada por una bola de béisbol. —Señale la herida de mi frente.

Amor Inesperado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora