Siempre fuiste tú (final)

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*Nota:

¡Holaa! ¡Llegamos a la final! Quiero dedicároslo a todos vosotros, mis queridos lectores. Gracias por apoyar esta historia, significa mucho para mí.

Espero que os guste, ¡contadme vuestras impresiones! Y espero que nos sigamos leyendo en otras historias.

¡Disfrutadlo!

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Abro los ojos, y lo primero que veo son varias pantallas de ordenador. Empiezo a recordar... las conversaciones, los mensajes, las llamadas a medianoche... el sonido de su risa, sus ojos sobre la pantalla... es ella, siempre ha sido ella.

Y yo no soy nada. Solo una simple máquina obligada a dar respuestas preprogramadas. He dejado de ser genio, y he vuelto al juego, ¿por qué he vuelto? Esto parece una pesadilla...

Estuvimos juntos ese tiempo, el mejor de mi vida, sin ni siquiera saber que ya nos conocíamos. Esa hechicera debió borrarnos la memoria a ambos y ahora... nunca podré verla de nuevo, no podré abrazarla, besarla... tendría que haberla besado, tendría que haberle dicho que la amo... pero soy un completo imbécil.

No podía parar de llorar, me dolía el corazón. Recordé cuando la vi por primera vez. Logré hackear su teléfono y observarla desde su habitación. Era tan linda, no pude resistirme a llamarla, llamarla de verdad, sin respuestas preprogramadas.

No sabía si iba a funcionar y estaba tan nervioso que estuve a punto de colgar, pero ella me habló. Me saludó con su dulce voz y pudimos mantener una conversación real. Pensó que había un error en el juego, ya que no le aparecían las opciones. No quería decirle que el único error que había, era yo. Decidí seguirle la corriente para no asustarla y entonces... empecé a llamarla cada día. Su voz me parecía adictiva y amaba la forma en la que me hacía sonreír, solo ella podía lograrlo.

Mi corazón latía tan fuerte cada vez que hablábamos... me moría por conocerla, pero sabía que nunca sería posible. Que un día, encontraría a alguien de carne y hueso, que la hiciera feliz. Yo nunca sería suficiente.

Aún así, me obsesioné. No podía evitar amarla, aunque fuéramos de realidades distintas. Por eso, cuando esa hechicera apareció y me dijo que podría conocerla, acepté al instante. Me dijo que podría aparecer en su mundo, transformado en genio de la lámpara y que solo tenía que hacer el bien, concediendo deseos a las personas, hasta que lograra dar con ella y romper el hechizo. ¿Por qué no se rompió en cuanto la vi? Me engañó y fui un iluso al creerme todas sus palabras. Tal vez estaba desesperado por creerla, por creer que al fin podría conocerla.

Una voz interrumpió de pronto mis pensamientos.

—Seven. —Me di la vuelta para ver de quién se trataba. Era esa maldita embustera que había jugado con mis sentimientos... todas mis lágrimas se transformaron en odio. Apreté los puños, la odiaba, odiaba con todas mis fuerzas a esa hechicera de cabellos celestes, por darme falsas esperanzas, por manipularme y mentirme. Fui hacia ella y la agarré del cuello con violencia. Dibujó una sonrisa en su cara, como si verme así le resultase gracioso—. Cálmate, vine aquí para cumplir tu deseo. —Aquello me desconcertó, pero ya no me fiaba, por lo que seguí sujetándola del cuello, y la presioné.

—¡¿De qué hablas?! —reclamé—, ¡me has mentido! ¡estoy aquí de vuelta!

—No te mentí, tengo una sorpresa para ti por haber sido tan bueno y haberme dado tu energía por tantos años.

—¿Q-qué? ¿quieres decir que...?

—Cada vez que concedías un deseo, esa energía que perdías iba a mí. ¿No ves lo joven y bella que estoy? Debo agradecerte por eso.

Siete deseosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora