Cap.2 "Un Maldito Americano." Pequeño +18

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Soy Estados Unidos y llevo casi un año de relación con México, este es muy alegre, apasionado en la cama, sensual por sí solo, lindo, se preocupa mucho por los demás y está dispuesto a ayudar a quienes más quiere. Hoy voy a finalizar lo que mi presidente me dictó desde hace casi un año, a lo que estoy obligado.

:-.-.HACE MEDIO AÑO.-.-:

- Win the confidence of Mexico... Take his feelings and destroy them, you can do whatever yo want with him but you have to bring me oil, agricultural labor, precious metals that Mexico can give you and finally when we have everything, destroy him in emotional terms.
|Gana la confianza de México... Agarra sus sentimientos y destruyelos, puedes hacer lo que quieras con él pero tienes que traerme petroleo, mano de obra agropecuaria, metales preciosos que te dé México y finalmente cuando tengas todo, destruyelo en términos emocionales.|

Se negó rotundamente, era una idea buena el tener mano de obra, petroleo, metales, pero... ¿Destruirlo? no podía hacer eso.. México era demasiado bueno para tratarlo de aquella forma, de una forma tan despiadada como lo que había mencionado su presidente, no podía hacer esto.

- My President... I CAN'T do that...

Pero fueron más fuertes que él... Lo agarraron de los brazos, se esforzó por soltarse pero eran más que él y terminó en el suelo con 3 hombres agarrándolo de las extremidades y el presidente acercándose al americano para inyectarle un liquido de color rojo de dudosa procedencia, sus ojos que antes eran azul cielo se transformaron de color rojo. Todo era negro y no pareciera que fuese a ver pronto...

:-.-.AHORA.-.-:

México no era nada más que otro país, no era nada más que una ayuda para nuestra economía, México no es nadie. Nunca sentí nada por él, sus chistes eran mal gastados, su mentalidad era débil y estúpida, un sumiso en la cama, un pendejo más que no pasaba nada si lo dejaba, así es como lo veía yo, solo un medio de apoyo para usar cuando quisiera. Esta noche es la noche en la cual me he apoderado de muchas cosas sobre su economía, esta noche es en la que disfruto la última revolcada, esta noche es nuestra última cena, esta noche... ES la noche. Me vestí de traje, tenía que lucir convincente para él y así que no sospechara de nada, me peine mis mechones azules para ver mis ojos de color rojo, ese rojo que he tenido desde que tengo memoria, un rojo que guardaba mi furia y grandes ganas de terminar con este martirio que he vivido con México y así también obtener la cura a esos dolores infernales que siento al caminar, como si me quemaran los pies pero solo era cuestión de fingir. El presidente me dijo que si terminaba con él iba a encontrar la cura a esos dolores que sentía, que iba a resolver mis problemas, que todo iba a mejorar. Salí de mi habitación para bajar las escaleras, subir a mi auto (Tesla) y comenzar el recorrido hasta la casa de México donde tendríamos esa última cita en donde mi país ganaría. Uno, dos, tres, 10, 30, 40, 100, 200 kilómetros hasta llegar finalmente a su casa donde vi salir al despreciable de México con un sonrisa en su boca la cual le devolví para después subirnos al carro nuevamente e irnos directamente al restaurante que había reservado hace un par de semanas solo para esta situación y como no pensaba estar en un restaurante de cuarta pues reservé en uno de 5 estrellas solo para evitar problemas de salubridad indeseados además... Podía darle un pequeño gusto al mexicano... Habiendo llegado a ese gran edificio moderno el cual era uno en el que ya había estado antes y que era muy bueno, ingresamos. El latinoamericano me tomaba del brazo como si marcara territorio... Idiota... Llegamos a la mesa seleccionada en el balcón, la vista nocturna era realmente espectacular, el cielo era totalmente oscuro pero un manto estelar cubría hasta el último rincón del lugar dando un espectáculo con las estrellas y constelaciones que no se solían ver bien en las grandes urbes de la ciudad. Mi celular comenzó a vibrar y al sacarlo advertí que era mi presidente, me levante de la mesa y de forma educada le dije a México que iba a responder la llamada y que de paso iría al baño y así fue, me adentré en el baño y cerré la puerta para contestar aquella llamada donde el teléfono vibraba de manera escandalosa deseando que contestara.

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