Un nuevo mundo

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      Quité el trapo del orificio que estaba en la pared, acerqué mi rostro solo veía el patio, en ese momento, algo saltó encima del techo, se escuchaban sus pasos acercándose lentamente a la pared, pero entre el techo y la pared dejó de sonar.

Estaba mirando el techo cuando un golpe muy fuerte chocó la pared, caí en el piso y bajé la mirada lentamente, al ver tras el orificio vi un rostro a lo lejos ya casi entre los arbustos, me acerqué y mire con precisión, algo se dirigió hacia la derecha entonces tape el orificio y me dirijo a la otra pared, retiré el trapo del orificio. mientras eso seguía pasando por el patio yo solo observaba, sentía frió, miedo e intriga pero no dejaba de observar, mientras seguía pasando de izquierda a derecha.

Los animales estaban haciendo demasiado ruido, cuando eso llego al extremo derecho del orificio empezó a correr una mancha negra sobre la pared, me temblaban las piernas y solo podía observar como esa macha recorría la pared hasta el tercer orificio que daba vista al las casas vecinas, pero este estaba tapado con un trapo, cuando la mancha llegó hasta el orificio se quedó ahí, caminé lentamente hasta el, me arrodillé y quité el trapo, al asomarme no vi nada, ¡pumm! apareció un ojo de repente, caí hacia atrás y el ojo desapareció, pero aun se veía un rostro espeluznante a lo lejos, tome el trapo y tape el orificio e hice lo mismo con los otros dos, me quedé parada observando, asustada y llorando decidí subir a la cama...

Todo quedó en silencio, nada de ruidos fuera ni dentro de la habitación, bajé mi rostro y al mirar hacia las paredes, los trapos de cada orificio cayeron, entraba mucho aire frío, no sabia que hacer, las muñecas de trapo que se encontraban cerca de la cama torcían sus cabezas a 180 grados, rechinando y quebrando sus cabezas, me tapé con las cobijas, no paraba de entrar aire frió, esa noche no pude conciliar el sueño.

A la mañana siguiente Delfina llama a Yamir y Kinari para que fueran a hacer sus quehaceres mas rápido ya que en la tarde se iba a celebrar el nacimiento de un nuevo bendecido, pero llovió tanto esa mañana que nadie pudo salir de casa, aunque yo no salía de mi cuarto, nadie subió a buscarme sino hasta en la tarde cuando se necesita preparar el almuerzo. Delfina alista a Sora y a Nonuk mientras yo cocino, Yamir y Kinari ya estaban casi listos así que les serví primero. Alisha almorzó con ellos, Delfina y mis dos pequeños almorzaron un poco mas tarde junto conmigo.

Alisha ata las manos de todos y yo ato la de mis padres, me siento en la escalera de la sala y miro con aburrimiento el piso, pese a eso Sora y Nonuk se me acercan y Sora me dice:

-Debes estar triste, sabes, cuando yo estoy triste cierro mis ojos y pienso en lo que mas me hace feliz, osea mamá

- Sora, Nonuk nos vamos dice Delfina

Sora me da un abrazo junto a Nonuk y salen, cierran la puerta y se escuchan los pasos de la multitud caminando hacia el sacramental lugar hierático, al cabo de media hora, sentía un nefasto pensamiento y atracción por ir a ver el nacimiento del bendecido, pero no he salido nunca , no conozco, solo lo poco que unos cuantos agujeros me lo permiten, subí a mi cuarto me puse algo rápido y baje a la sala, al momento de abrir la puerta, me detuve y pensé en la reacción de Delfina y Alisha, no solo ponía mi vida en peligro si no también la de mi familia, pero ¿cómo es el mundo exterior, sus terrenos,cosas y animales...?.

Tomé el cerrojo y abrí la puerta lentamente, el exterior sonaba de una forma que perturba mi mente y alteraba aún mas mis nervios, la luz tocaba todo mi cuerpo y sentía un inmenso calor sobre mi piel, quizás por ser la primera vez que el mundo conocía mi sombra. Salí de casa con cautela me temblaban las piernas, era una primitiva en un mundo que no conocía, no sabia hacia a donde ir, se escuchaban los murmullos, corrí rápidamente hacia unos barriles que se encontraban cerca, me tire ahí, me asome y vi una pareja caminando hacia el fondo, se veían muy entusiasmados caminaban muy rápido, espere que se alejaran un poco mas de mi y nuevamente corrí con todas mis fuerzas pero mis piernas no me daban y sentía una gran fatiga.

Ya llegando a una pared que estaba a unos cuantos metro caí y me golpee el rostro, trate de levantarme rápidamente, sentí que a mi cuerpo le exigía algo que yo nunca le había enseñado, me arrastre un poco hasta la pared y me levante, en un charco me mire el rostro, no parecía grave, me dolía pero seguí. Llegue cerca del lugar sacramental, habían muchas personas, el lugar era demasiado grande pero incluso desde la entrada había mucha gente, los gritos de varias mujeres se escuchaban, trepe por entre unos barriles y subí al tejado, me arrastre hasta tener un mejor vista. No podía creer lo que veía, varias mujeres estaban pariendo, no solo eso, también estaban bendiciendo algunos matrimonios, pero, observe uno en especifico.

Habían dos parejas, una mujer con una vestimenta estrambótica y su par, y al otro lado un hombre con ropa exagerada y su respectivo par. El profeta quien es el que bendice a juicio del pueblo, se dirigió hacia la mujer cortando el lazo de su mano, aquella mujer frotaba su mano como si nunca le hubieran retirado su lazo mientras que su par se tira de rodillas y se le vendan los ojos, de igual manera se corto el lazo  de la mano del hombre que se casaría y arrodillaron a su par vendándole  los ojos.

 Unieron la mujer y el hombre, los recostaron en unas tablas que tenían unas telas, les tapaban sus ojos mientras ellos estaban ahí, el profeta se dirigió hacia una mesa con una cantidad de herramientas. Toma un un garfio puntudo, una copa muy grande y junto a el profeta los familiares de los que se casaran, toman hachas, espadas y machetes, después se dirigen  hacia los solitarios  que están arrodillados (antiguos pares de la pareja que sera bendecida), el profeta tomo a uno de ellos y le acerco el garfio al cuello de un solitario y se lo enterró en la yugular, puso la copa para almacenar la sangre.

Yo impactada, no podía creer lo que pasaba, retire la mirada pero los quejidos del chico solitario que gritaba me atormentaban dejándome en shock; Mire nuevamente, el profeta se dirige hacia los que se  casaran y los baña con la sangre del solitario. Las telas quedan impregnadas de sangre, les da de beber la sangre de la copa diciendo:

-Bendecidos ahora sois vosotros,y benditas sean las crías de vosotros.

Los familiares rodean el cuerpo de aquellos hombres, empiezan a descuartizar sus cuerpos sin piedad alguna, las gotas de sangre manchan el entorno, el profeta une su mano y las de los familiares para la decapitación de los dos solitarios, toman sus partes y las echan sobre las tablas de los casados. Se da por terminado, y  bendecido el matrimonio. De lo lejos escucho una voz

-eh chica, baja de ahí

Un hombre me vio...

KarinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora