IX

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El domingo se pasó rápido, Ohm nunca fue a verme pero pude jugar con Seus mucho rato.
Llegó la hora de ir a clases, Papá Tin me llevaría por qué Mamá Can tenía que ir a Clases.
Me pare temprano para desayunar algo rico que iban a ser unos hot cakes pero terminé desayunando un plato de cereal ya que quemó los hot cakes...
–¿Puedo ir a la casa de Ohm?– moví mis piesitos que colgaban de la silla

–No hay quien te lleve– se sentó enfrente mío a desayunar– Can tiene partido, tus tías van a la escuela, Yo entro a la escuela tarde y cuando salgo tengo que ir al trabajo– hice un puchero mientras movía el cereal

–Pero ayer no lo ví–

–Lo verás el domingo– rodé los ojos– hey no me hagas esas caras– asentí molesto– ya vámonos–

–Aun no acabo mi cereal–

–No importa – me cargó como si fuera una maleta
Abrió el auto y me sentó con mi mochila en las piernas, después entro él iniciando a conducir

–Papi, si tú estás en la escuela al igual que mis tías y Mami Can en un partido, ¿Quién me va a recoger?–

–Amm, te va a recoger...– mostró sus dientes– Tu...–

–mi...–

–Tu tía–

–¿Qué tía?–

–¿Qué tía? Pues tú tía– no entendí quién era mi tía –ahora no hagas preguntas–

–Bien...– mire a varios niños caminando de la mano de sus mamás y sus hermanos–Papa–

–¿Qué?–

–¿Qué pasó con la señora?–

–¿Qué señora?–

–La que me quería llevar lejos de ustedes...–

–No lo sé...Dylan, sabes que te queremos mucho y que no tienes que preocupar por eso– me sonrió– ahora solo preocúpate por jugar y disfrutar de tu infancia–estaciono el auto, bajó y me abrió la puerta– Tu eres un niño muy bueno...– acarició mi mejilla– como para pensar en esos recuerdos malos– me saco del auto– ahora ve a la escuela–

–Esta bien– abrace sus piernas– Gracias Papi...Ya me voy a dios–

–Si, nos vemos más tarde– entre a la escuela y desde la puerta dije adiós con mi manita.
Camine por el patio sonriendo, llegue al salón y me senté en una butaca que estaba alado de una ventana Para poder ver afuera cuando me aburriera, llegaron más niños entre ellos dos chicos más altos que yo que desde que entre no dejaban de molestar

–Hey tu quitate– hice poco caso a lo que había dicho– Gusano que te quites– aventaron el letrerito que tenía mi nombre

–No me voy a quitar– evite mirarlos a los ojos por qué si me daban miedo aparte de ser más altos eran más gordos

–El hijo de los maricones no se quiere mover– alce una ceja o eso intenté

–¿Qué es maricones?– se iniciaron a reír

–Lo que son tus papás–

–Mis papás son iguales a todos– me cruce de brazos y ellos aventaron mochila–¿Qué les pasa? Eso no está bien–

–Nosotros hacemos lo que queremos– me dieron un zape– ¿Entiendes?– jamás entenderé como unos niños de mi edad eran tan malos

–¡Dejenlo!– Ton recogió mi mochila– Metete con alguien de tu tamaño, como yo– él era igual de alto que esos niños pero delgado

Dylan [editada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora