Porqueria

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Momo escucho un grito desgarrador que la inundo de temor, se dejo caer al piso siguiendo la columna de la entrada, sus ojos vacíos y sus manos temblorosas la hicieron perderse por completo.

—Yaoyorozu-San— habló Midoriya intentando traerla de regreso, la tomo de la mano y la hizo recargarse en su hombro para juntos entrar a la casa del rubio.

Al momento de entrar sintieron su corazón helarse y quedarse sin aliento por unos instantes, las paredes estaban cubiertas de sangre y lo que parecían ser órganos se encontraban esparcidos por el suelo, a lo lejos vieron dos cuerpos desechos de un hombre y una mujer.

—Ka-Chan— la voz del peli verde se escuchó en un hilo pues sabía bien quienes eran aquellas dos personas.

—¡Los matare!

Eescucharon el grito de Bakugo seguido de los gritos agonizantes de por lo menos dos personas al parecer extrañas ya que no recordaban haberles escuchado con anterioridad.

Momo e Izuku tomaron valor para aventurarse a lo que había más allá del pasillo, el cual los llevaba directamente a la cocina.

Lo primero que pudieron observar era a Tenya sangrando en el suelo a consecuencia de lo que parecía ser un puñetazo en el rostro, lo segundo fue a Todoroki quien se mantenía alzando los brazos del hombre en un ángulo de 60 mientras este se encontraba en el suelo, el pie del joven se encontraba en la espalda del sujeto haciendo palanca para en el momento deseado pudiera romperle ambos brazos. El rubio por su parte sostenía con brusquedad la cabellera azabache del hombre frente a él, el cual se encontraba evidentemente golpeado, este mismo lloraba y solicitaba clemencia ante el arma que Bakugo sostenía contra su cabeza.
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—Melissa-Chan... ¿A donde cres que debemos ir?

—No lo se... pienso que Izuku-kun no está en la escuela, estoy sergura de que logro escapar.

—¿Cres que esté de camino a casa? — la peli negra se encontraba preocupada, le destrozaba la idea de pensar que algo le hubiese ocurrido a las personas que más quería.

—E-Es lo más probable... quizá deberíamos esperarlo allí— en su interior la rubia deseaba con todo su ser que los amigos de Midoriya lo acompañasen, de esa manera estaba segura que se mantendrían a salvo.

Ambas chicas se miraron con angustia ¿qué sucedería si lo esperaban y él no regresaba jamás? Decidieron disipar las dudas y ambas buscaron el camino a casa, debían protegerse mutuamente para poder conseguir encontrase nuevamente con Midoriya.
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—Bakugo— La voz de Midoriya estaba quebrada, no sabía qué decir o qué hacer para que su amigo recobrara la compostura.

—Son una porquería— las palabras de Momo atrajeron rápidamente la atención del peli verde, observó su cuerpo tembloroso y las uñas de la muchacha clavándose en su blanca piel.

—No los matare— anunció el rubio pero los ojos de los dos hombres no parecían aliviados, se inundaron de temor al ver aquellos orbes rojizos envueltos en locura. Con rapidez tomo un listón el cual su madre utilizaba para atar las cortinas de la cocina y ató las manos de uno de los sujetos. —Rómpele los brazos al otro Shoto.

Todoroki sintió una opresión en el pecho pero sin vacilar hizo lo que su amigo solicitaba, Bakugo nunca le había llamado Shoto... si ahora lo hacía era porque le estaba pidiendo algo que requería recordara su pasado, su amistad y complicidad.

Ambos a chicos empujaron a los hombres al patio delantero, Yaoyorozu y Midoriya los seguían de cerca esperando las instrucciones de Katsuki.

El rubio tomó una navaja y con un ágil movimiento desenfundó el filo de la misma, sin ningún remordimiento ni esperar nada más clavó el objeto en el ojo del hombre que sostenía para después con agilidad retirar y apuñalar el otro ojo mientras una pequeña sonrisa se le deformó en el rostro.

—Seré una persona venebolente. Los dejare ir, espero puedan llegar lejos aunque uno tenga los brazos rotos y el otro esté ciego... Abran la puerta— ordenó.

Las puertas de la entrada se abrieron mientras los muertos se aproximaban con velocidad a la misma, pero antes de que pudieran acercarse más, Bakugo lanzó a los dos hombres hacia ellos. Todoroki y Midoriya cerraron la puerta lentamente mientras que el rubio observaba detenidamente cómo aquellos dos eran devorados vivos.

—Veo que no llegaron muy lejos— murmuró y las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas mientras que sin pensarlo Momo lo abrazó por la espalda sosteniéndolo fuertemente mientras ambos se dejaban caer al suelo. Por un instante se permitió perderse en la fragancia de la joven, en sus manos cálidas y en las lágrimas tibias que resbalaban por su cuello.
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Mucho tiempo sin actualizar e.e aunque este capítulo ya lo tenía echo hace un tiempo :3 espero poder estar actualizando el resto de historias chaooosss

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