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—Jisoo, tu celular, ahora

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—Jisoo, tu celular, ahora.— la mujer de apariencia mayor extendió su brazo cubierto de joyas y pulseras, esperando que la joven pelinegra le entregara el ansiado aparato.

Su voz y las alhajas chocando entre sí llenaban el vacío de la gran mansión en la que se encontraban.

—Pero, mamá, solo lo usé 20 minutos el día de hoy.— soltó la menor, acomodándose en el amplio y blanco sillón.

La señora mostró una mirada de desaprobación y a la chica no le quedó otra que entregarle el teléfono, mostrando un mohín, el cual su madre notó.

—¿Que son esas caras, Kim Jisoo? Ve a tu cuarto ahora mismo, sin peros.

Ya estaba acostumbrada, desde que Yerim desobedeció a su mamá escapándose de la casa, sus padres eran más estrictos con sus hijos.
Negadamente subió las infinitas escaleras hacia su amplio cuarto. Cerró la puerta con seguro y se derrumbó en la inmensa y suave cama.
Se encontraba cansada y pensativa, últimamente su casa era un desastre, siempre terminaban todos a los gritos, excepto por su hermano Seokjin, el si podía vivir su vida, desde que desafió a su padre, se ganó el respeto de todos y es un total rebelde.
Un rebelde muy infantil, desde la perspectiva de su hermana.

Escuchó algunos gritos y disparos, se asomó a la ventana de su cuarto, la cual daba directamente al centro de "El Pozo", o como algunos le decían, las zonas bajas o pobres de la ciudad.
Era común escuchar ruidos escandalosos provenir desde esa zona, pero Jisoo solo observaba desde su castillo.

Mirar. Eso era lo único que podía hacer.

Por que sus padres le enseñaron a no tomarle importancia a personas como ellos, nunca hablar con alguien que provenga de ahí.
Pero Jisoo era más inteligente. Y más cobarde.
A pesar de estar al tanto de la situación de esas personas, nunca pensó en hacer nada al respecto. Solo eran personas, como ella, ¿Por que tratarlas diferente?
Ah, claro, las malditas clases sociales.

Solo los miraba, mientras ella estaba protegida por sus lujos y dinero. ¿Que otra cosa podía hacer? Si ni siquiera le permitían viajar en el transporte público.

No pudo evitar sentirse mal. Era una asquerosa cobarde que se ocultaba de los verdaderos problemas gracias a su posición social.
De repente, recordó sus propias dificultades, que al compararlos con los que tenían las personas de "El pozo" solo pudo sentirse peor y más débil.

—¿Cuando podré hacer lo que yo quiero?.— se decía a ella misma, mientras observaba por su ventana.— Ahg, solo quiero aún que sea un poquito de libertad, no estoy pidiendo una emancipación.

De repente, comenzó a escuchar ruidos extraños. Algo en su corazón se aceleró. Por instinto, se asomo a la ventana nuevamente y miró hacia abajo.

Una persona se estaba trepando a su casa.

Mierda, mierda y más mierda. Sus padres no la habían preparado para una situación así, ¡Ni siquiera le enseñaron a defenderse aún que sea verbalmente! El único indulto que conocía era mierda y caca

Los ruidos se intensificaron y se oían más cercanos ¿Cómo logró pasar las cuerdas eléctricas y al personal de seguridad?
Se alejó de la ventana, con algo de miedo.
El silencio se hizo presente.
Y la cabeza del chico a través del vidrio también.
El hacia señas para que le abra la ventana.

Jisoo tapó su boca, ¿Debería gritar? ¿Correr? No tuvo mejor idea que abrir el vidrio de su cuarto, mientras el chico se abalanzaba dentro de la casa.
Su cabello era rubio, y se encontraba algo sucio. Su ropa se veía vieja y desaliñada, se le notaba que estaba escapando de alguien hace rato.

Jisoo atinó a hablar pero el chico rápidamente tapó su boca con una de sus manos libres, la cual estaba llena de rasguños y algo de tierra. En su interior, Jisoo quería gritar del asco.

—Shh, muchas gracias linda.—Las luces de una patrulla policial se veían reflejadas en el techo, para luego desaparecer tenuemente. El muchacho soltó la boca de Kim y se reincorporó acercándose a la ventana. Miró a los lados con su cabeza fuera de la ventana, confirmando que no haya moros en la costa.

—Bien, nos vemos.— y desapareció, literalmente.

¿Saben que otra cosa desapareció? La presión sanguínea de Jisoo.

¿Que diablos acababa de ocurrir? El corazón de la chica latía desenfrenadamente, por primera vez en su vida había tenido un contacto de más de 1 minuto con un hombre que no sea su padre o alguien de su familia. Además, ese chico parecía tener su edad.
Seguía sentada en el suelo, pensando en que un rubio se había metido a su cuarto sin permiso— alto, si tuvo permiso, ¡Ella misma le abrió la ventana!
Según la pelinegra, fue una corazonada, algo dentro de ella le dijo que lo dejara pasar, y eso hizo.

Toco sus labios, recordando la mano sucia del contrario y pasando sus mangas por esa zona.
Tierra.
¿Que debería hacer en ese momento?

Esa noche no pudo dormir, solo pensar en todo lo que había pasado. Sintió más emoción en esos pocos minutos con el rubio que en su vida entera.

 Sintió más emoción en esos pocos minutos con el rubio que en su vida entera

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Trust me [YoonSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora