Epílogo

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La mano de Wanyin se desliza despreocupadamente por la espalda de Xichen con amabilidad. El Emperador en realidad no está pensando en lo que está haciendo, pero a Xichen no se le pasa desapercibido, ya que siempre es tan consciente de lo que lo rodea, y el omega se siente cálido por eso.

Incluso si pasaron dos años desde que comenzaron a vivir de nuevo, incluso si ahora esta es solo su rutina.

—Mi señor Lan, si pudieras dar otro paso a tu derecha, hacia el Emperador, sería perfecto.

Xichen asiente al pintor que los mira desde cierta distancia y se mueve de acuerdo a su pedido, golpeando la armadura que Wanyin usa con su brazo. El omega se da vuelta para mirar a su compañero y le sonríe sin razón, solo porque está a su lado.

—¿Cuánto tiempo tenemos que hacer esto? —oye a Wanyin preguntar, su voz molesta, pero divertida. Xichen no puede evitar estallar en carcajadas que sacuden todo su cuerpo.

—Durante unas horas, hoy. Y durante varios días —responde mientras continúa riendo cuando oye un ruido desconsolado procedente de Wanyin.

—¿Y estás realmente seguro de que debemos tener una pintura así en el Palacio? —pregunta de nuevo el Emperador.

—Absolutamente sí —es la respuesta seria de Xichen. Luego, el omega mira a la niña que está sosteniendo en sus brazos, ajustándola mejor para que no se caiga o no sea demasiado pesada para su espalda. La niña se rió en respuesta, mirando a su alrededor con sus grandes ojos y enfocándose en el hombre frente a ellos que los miraba cuidadosamente. El hombre cambia su enfoque entre la familia imperial y la amplia tela en la que está a punto de imprimir sus rasgos, un pincel en la mano, parece perdido en sus pensamientos.

—Quiero que este momento de paz se convierta en un hermoso recuerdo para todos y dado que YingYue es demasiado pequeño para recordarlo, esta pintura servirá para ese propósito —explica Xichen, mirando a su hija mientras toma en sus pequeñas manos un borde de la manga ancha de la ropa del omega para jugar, su atención atrapada por sus colores vivos y sus preciosos bordados.

—Podríamos decirle, ¿has pensado en eso? —sugiere Wanyin, enfocando su atención también en la bebé.

Xichen ve la mirada única en los ojos del Emperador cada vez que mira a su hija. Una mirada siempre tan orgullosa y llena de amor, que es solo para ella y solo ella y eso llena de alegría al omega.

—¡Seguramente le diré cómo su padre no hizo nada más que quejarse infantilmente todo el tiempo! —exclama Xichen, todavía sonriendo ampliamente.

—¡No te atreverías a ridiculizarme así! —dice Wanyin con un puchero, alejándose y cruzando los brazos.

—¿Me conoces tan mal, A-Cheng? —Xichen lo provoca y al escuchar su nombre de nacimiento, Wanyin se estremece. Él comprende cuán grave es la amenaza de Xichen y regresa a su lado claramente derrotado.

Ante ellos, el pintor observa toda la escena y apenas puede evitar que una sonrisa aparezca en su rostro: podría ser inapropiado, pero el instinto es realmente fuerte. Después de todo, todo Yunmeng sabe lo cercano que se volvió la pareja imperial después de la derrota de los Wen y el fin del Imperio Qishan. Lo que una vez fue el gran reinado de Wen Ruohan, ahora se divide en varias fracciones más pequeñas y cada una de ellas está bajo la supervisión de una de las Sectas Mayores. Dentro de estas fracciones, los plebeyos y los cultivadores con cualquier tipo de relación con los Wen, intentan vivir su vida lo mejor que puedan, incluso si todo cambió drásticamente después de la caída de la Secta.

Lan Xichen y toda la Secta Gusu Lan fueron tan indulgentes como pudieron con los sobrevivientes de la última batalla. Sin olvidar los crímenes de quien luchó contra ellos, intentaron respetar a los inocentes y dar a todos una vida digna. Yunmeng, también debido a la alianza con Gusu, siguió el mismo tipo de conducta. Incluso si ejecutaron a los cultivadores más importantes de la Secta Wen, no pidieron más sangre de la que legítimamente podrían tener. Lanling y Qinghe actuaron de alguna manera diferente y esto creó algunas fricciones entre las Sectas, pero ni Gusu ni Yunmeng podían interferir en sus asuntos: después de todo, sus ejércitos fueron esenciales en la última batalla contra los Wen y por eso Yunmeng y Gusu debían respetarlos incluso si no están de acuerdo con su opinión.

Seré La Primavera Para Tu SonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora