Two

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Cariño, despierta, hemos llegado-La voz de mi padre sonó lejana. Abrí los ojos. El cielo había oscurecido y mi padre me tendía una mano desde la puerta abierta del coche-Vamos, levántate.

Perezosamente me arrastré hasta fuera del coche, y vi la acogedora casa beis de mis tíos, y el pequeño jardín cubierto de césped bien arreglado. Mi tía había plantado margaritas en los extremos del patio, lo que le daba un aire realmente cursi. Mis padres cogieron mis cosas y las llevaron hasta la puerta, donde una mujer saludaba efusivamente.

-July, ¡Cuánto tiempo! ¿Cómo te encuentras, cielo?-Me sonrió y sus ojos brillaron por detrás de las gruesas gafas de pasta que le deslizaban por la nariz angulosa.-No te veíamos desde el verano pasado, ¡cómo has crecido! Sabes, ayer han llegado tres barcos nuevos, así que necesitaremos tu ayuda para limpiarlos y tenerlos a punto para el vera… -De repente se sobresaltó y se dirigió a mis padres -Dios mío, que rudo de mi parte. Pasad, pasad, he hecho te. Ed está en la tienda, pero estará a punto de llegar-Dijo, apretándome la mejilla. Odiaba que me hiciera eso, me sentía como una niña pequeña.

-En realidad, Helen, tenemos una cena de trabajo-Se disculpó mi madre-Espero que la próxima vez tengamos tiempo para organizar una cena familiar.

Ah.-La sonrisa de mi tía desapareció, dando lugar a una expresión desilusionada. Se ajustó las gafas y miró a mi madre-En ese caso…Ya nos veremos en el final del verano, cuando vengáis a recoger a July. ¿Has visto que suerte, cielo? ¡Todo un verano en la playa!-Me pareció tan feliz cuando lo dijo que opté por no decir nada.

 -Adiós, cariño-Mi padre me miró y me abrazó, seguida de mi madre, que hizo lo mismo.

-¿Nos llamas todos los días, vale?-Preguntó mi madre.

Giré los ojos-Sí mamá, y no hablaré con extraños.

...

-Vaya muchacha, ¿Qué de dan de comer? ¡Pareces un fideo!-Rió mi tío. Molesto. Es la única palabra con la que lo puedo describir cuando empieza con sus chistes. Desde que había vuelto de la tienda, con sus botas caqui y su gorra de pescador, no había parado de explicarme historias sobre surf y barcos. Lo miré con cara de fastidio-Venga, no te enfades, tu tía ya se ocupará de que comas…Ah, sí, te estaba explicando lo que le pasó al nadador. Bueno, le entró un ataque de claustrofobia en cuanto le pusieron el traje acuático...

-Pobre chico-Mi tía movió la cabeza-Se preparó todo el año y podría haber ganado la competición si no fuera por eso.

-Sí, ese chico siempre tuvo mala suerte. ¿Te acuerdas de esa vez en que se dejó la plancha de surf en ca-

-Ya vale de historias, Edmund.- Gracias, me acabas de salvar la vida- ¡Le hemos de explicar a July la sorpresa!- ¿Sorpresa? ¿Me darían un par de guantes de goma para limpiar los barcos?-Bueno cariño, sabemos que ya tienes una edad y ya no te diviertes tanto ayudándonos en la tienda, así que tu tío y yo…-Me sonrío y miró a mi tío.

-¿Te acuerdas cuando el año pasado fuiste conmigo en barco de vela y te encantó?-Siguió él. Eso era verdad. Siempre había tenido una pasión secreta por hacer vela, y me encantaba pasear por la playa y ver como las embarcaciones se movían con el viento, y como los expertos las comandaban,  pero mis tíos me mantenían ocupada con la tienda todo el día. Dos días antes que mis padres vinieron a buscarme, mí tío Ed cerró la tienda y pasamos todo el día navegando. Fue la única vez en que verdaderamente me divertí en ese pueblo.- Pues este año en la escuela de vela hacen cursos para jóvenes así que tu tía y yo decidimos inscribirte.

-Claro que no has de ir si no quieres-Mi tía ajustó las gafas y me miró.-Creemos que lo pasarás bien.

Uh. Oh.- ¿Pero qué pasa con mis turnos en la tienda? Esas clases siempre son por la mañana ¿Verdad? El año pasado lo eran.

-Ah, sobre eso.-Se tocó el bigote, pensativo- Helen y yo hemos estado hablando y nos las arreglaremos solos este año. Queremos que vayas a ese cursillo. Lo pasarás bien-Repitió. 

No lo podía creer. Dos pájaros de un solo tiro. Haría clases de vela y no tendría que preocuparme de la tienda, lo que era un bonus.- Muchísimas gracias. A los dos-Dije sinceramente. Los abracé y mi tía rió- Nos alegra que estés feliz. Las clases empiezan pasado mañana.

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