-¿Es esta?- Nos paramos delante de la gran casa beis de mis tíos. Sam se había ofrecido para llevarme a casa, y yo acepté de buen grado. Quería pasar el máximo de tiempo con él. Sentía algo distinto, no quería hacerme ilusiones, pero no podía evitarlo: Ese chico tenía algo verdaderamente especial -Te vengo a recoger mañana, ¿Vale?- Dijo, mientras yo bajaba de la moto y le daba el casco. Le miré sorprendida.
-No quiero darte trabajo, de verdad.-Nuestras manos se rozaron un momento y nuestras miradas se conectaron.
-Quiero hacerlo-Sonrió, y se despeinó el pelo con una mano mientras sujetaba el casco con la otra.- Nos vemos mañana, July- Me besó la mejilla y sentí como me ardía la cara. Recé para que no lo hubiese notado.
-Adiós, Sam.-Se subió a su moto y acenó con la cabeza.
No me podía creer que hubiesen sucedido tantas cosas en un día. Mientras me dirigía hacia la entrada, observé como mi tía disimulaba el hecho de haber estado espiándonos desde la ventana de la cocina.
-¡Llegué!-Exclamé al entrar. Me quité los zapatos y fui a saludar a mí tía. -¿Qué tal todo?
-Hola, July-Entonó, posando su mano en mi mejilla- Espero que te hayas divertido.
-Me lo esperaba peor. En realidad, me gustó. No me caí ni una sola vez- Rematé orgullosa.
-Que bien, me alegro mucho. Y…Ese chico, ¿Quién era?-Ah, la pregunta que sabía que formularía tarde o temprano.
-Es Sam, mi compañero de vela. Básicamente yo soy su ayudante, porque él siempre ha navegado y sabe mucho, pero me ha enseñado como comandar la vela mayor, y según él se me da bien, aunque creo que solo lo dice para ser amable, porque en realidad parezco un pato, pero me cae realmente bien.-Vaya, has hablado demasiado. Me pasaba siempre que estaba nerviosa e intentaba ocultar algo, y por la mirada de mi tía, se había dado cuenta.
-Es apuesto, ¿No?-Intenté contenerme para no reírme, pero sonreí como una tonta.
-Sí, es mono.-Ella alzó una ceja-Vale, es muy mono. ¿Puedo irme ya a mi habitación?- Estaba empezando a ponerme nerviosa.
-Claro cariño.- Rió mi tía. Fue a la cocina, donde cogió un bocadillo y me lo dio- Pero aliméntate.-Acené con la cabeza y giré los ojos. Vaya, cada vez se parece más a mamá.
Subí las escaleras huyendo de la Santa Inquisición, y finalmente llegué a mi habitación, donde mis piernas fallaron y deslicé por la pared lisa hasta llegar al suelo. Miré el cuarto limpio y organizado, y sentí nauseas. Las insinuaciones de mi tía siempre me molestaban. Y más cuando sabía que eran verdad.
Hola chicos, me parece que el fanfic no tiene muchos lectores, así que si sigue igual, creo que lo cerraré :( No quiero hacerlo, pero tampoco quiero estar escribiendo para nadie. Lots of love,
Ju