Capítulo 14 (Mónica)

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El camino a casa es silencioso y aún sigo pensando en mi padre, pero de mis pensamientos me saca la mano de Thomas cuando la siento sobre mi trasero.

- ¿Esto ya se encuentra mejor?- dijo acariciándolo

-Sí, está realmente muchísimo mejor, casi no me duele solo es una pequeña molestia

-Entonces... como esto ya no te molesta y yo no te he tenido durante todo el día ¿Qué te parece si antes de entrar me das un poquito de amor mientras se pueda porque después de entrar a esa casa cualquier cosa puede suceder-- hizo un puchero mientras yo me reía. Realmente parecía un niño

Me recostó contra uno de los árboles con sus manos en mi cintura y las mías en sus hombros y su cara junto a la curva de mi cuello comenzando a dejar pequeños besos en el. Sé que lo hacía para distraerme de mis pensamientos y eso me resultaba muy lindo de su parte.

-Basta Thomas, aun no anochece del todo y alguien podría vernos, estamos prácticamente frente a casa-le digo casi riendo por las cosquillas que me provocan sus besos

-Venga será solo un momento

Sube sus besos de mi cuello al mentón y luego a mis labios los cuales aceptan los suyos gustosos. Una de sus manos baja hasta estar sobre mi culo mientras que la otra sube hacia mi pecho derecho el cual aprieta delicadamente lo que me hace soltar un pequeño gemido sobre sus labios, su mano sigue subiendo hasta posarse detrás de mí nuca la cual empuja para lograr pegar más nuestras caras y así profundizar el beso uniendo su lengua a la mía.

Mis manos bajan de sus hombros hasta su pecho donde las dejo tocar todo a su paso.

- ¡MÓNICA!

Ese grito junto a esa única palabra es todo lo que se necesita para que Thomas y yo separemos nuestros labios y manos el uno del otro tomando un metro de distancia entre los dos pero aún con nuestras respiraciones agitadas. Yo solo miro al suelo ruborizada y al levantar la mirada me encuentro con la de mi padre, él con sus ojos juzgadores y manos en la cintura mira de Thomas a mi buscando una respuesta.

-Los dos a casa ¡ahora! - dicho esto da media vuelta y entra a casa

-Joder, siento que vuelvo a tener 15 años en estos momentos-murmura Thomas mientras trata de acomodar su erección entre sus pantalones

-Lo siento- murmuro apenada por el regaño de mi padre, ¡por Dios! creo que estoy bastante crecidita como para que me trate como una niña

-No es tu culpa cariño. Vayamos dentro, tu padre debe estar a punto de estallar. Tengo que enfrentarme a la bestia

Esa última frase me hace soltar una carcajada mientras que al fin llegamos a la puerta de casa la cual abro para luego los dos juntos entrar y ver a mi padre sentado en sofá pequeño dejando libre el grande que es en el cual Thomas y yo tomamos asiento.

Mi padre solo nos mira, no dice nada más. Mantiene sus manos sobre sus rodillas con una mirada fulminante y acusadora entre nosotros lo cual nos incomoda.

- ¿Desde cuándo?¿desde hace cuánto tiempo sales con mi hija Thomas?

-Fue poco antes de la caída Carlos yo re...-comienza a decir

-Espera espera, ¿Qué caída? Joder ¿Qué otras cosas me están ocultando?- mi padre lo interrumpe- ¡Joder Thomas! te conozco, eres buen chico y un buen partido para mi hija pero en esto momentos no es lo que necesita, NO TE NECESITA

-Perdóname padre pero si lo necesito o no, no es tu problema, tu no me puedes decir cuando puedo y no sentir algo en mi vida- lo trato de hacer entrar en razón pero él todo lo que hace es levantar su mano pidiendo mi silencio

Mi VaqueroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora