( 1 )

265 16 15
                                    

Hoy era un gran día, aunque el joven Leopold Stotch no lo supiera, su vida estaba apuntó de dar un giro de ciento ochenta grados. Los cálidos rayos de Sol que se colaban por la ventana eran los encargados de despertar al que probablemente fuera el chico más inocente de todo South Park, ¿no? Como siempre y sin ningún retraso lograron cumplir su cometido, fastidiar al menor para que este despertara de una vez. Este, molesto se levantó de su cama y comenzó con lo que sería su rutina diaria: vestirse, desayunar, intentar no alterar a su madre y por último irse a clases. Logró cumplir la primera tarea sin quedarse dormido o cabecear más de lo necesario, bien, ahora a por las más difíciles. Bajó con cuidado las escaleras, si su madre estaba despierta era mejor no hacer movimientos bruscos, incluso bajar muy rápido las escaleras podrían alterarla y provocar que su padre le castigue por eso. Para su buena suerte nadie se encontraba ahí, tampoco había indicios de que alguien podría haber estado recientemente. Con más calma se dirigió a la cocina para poder desayunar e irse de una vez. Mientras hacía esto se percató de una nota pegada a la nevera, se acercó a ella y pudo descubrir de porqué la casa se notaba tan tranquila.

-"Tú madre y yo hemos tenido que ir con el doctor por un pequeño incidente, no tardaremos mucho en regresar. No te metas en problemas o estarás castigado jovencito." Así que...un incidente ¿no? Bueno, esta vez si que batió un nuevo récord. - dejó la nota encima de la mesa sin darle más importancia, terminó su desayuno, agarro sus cosas y salió de su casa.

Tenía tiempo de sobra, por lo que podía permitirse ir con tranquilidad y sin prisa. Estaba de buen humor, había sido una buena mañana, sin gritos ni amenazas, cosas normales en su día a día. Lo único que faltaba era encontrarse con su mejor amigo e ir juntos a la secundaria, pero él siempre llegaba tarde así que las posibilidades de encontrarse eran mínimas. De todas formas, tener un momento íntimo para pensar y reflexionar siempre viene bien. Lástima que ese momento no haya durado mucho.

-¡Hey! ¡Buttercup!

Esa voz, conocía esa voz a la perfección, se trataba nada más ni nada menos del chico por el que alguna vez sintió algo de niño, Kenneth Mccormick, o más conocido como "Kenny".

El menor detuvo su caminata para esperar a que el contrario lo alcanzará. -Buenos días Kenny, que raro que no estés con tu grupito. -

-S-salí más temprano...de lo n-normal...- el rubio mayor respiraba agitadamente, intentaba recobrar el aliento. Pesé a que Leo iba con calma, fue todo un desafío alcanzarlo.

-Oye ¿estas bien?

-Sí, es que estuve persiguiendote desde que te ví. Pensé que al ser temprano irías con más tranquilidad. - ya estaba mejor. Reincorporó su postura normal y al fin pudo ver los hermosos ojos azul cielo de su amigo.

-Eso sonó como un acosador. - al ver que el contrario estaba mejor prosiguió con su camino.

-¿Y si lo soy, que? ¿Tendrías miedo de mi? - comenzó a caminar, no quería volver a quedarse atrás.

-Alguien como tú jamás podría asustarme. - seguía caminando tranquilamente sin hacer ningún tipo de contacto visual.

-Uhg, eso dolió. - se tocó el pecho haciéndose el dolido, una pequeña dramatización de lo dicho por el menor.

Luego de eso varias risas le siguieron. El camino había sido bastante agradable, y era demasiado decir eso con la persona que se mete contigo. ¡Exacto! El Team Stan se metía con el pequeño Leopold Stotch, eso sucedía desde que eran niños y por lo tanto se puede decir que las tradiciones no se pierden, pero si cambian. A medida que crecían comenzaron a dejar un poco en paz al rubio. Ahora se limitaban a ignorarlo y hacerle el vacío. De vez en cuando estaban con él y lo apoyaban, pero sólo para sacar beneficios. El joven Kenny fue el primero en negarse a seguir con eso, para él, Leo era alguien muy importante en su vida, le había ayudado mucho con la perdida de su hermano mayor, además de jugar con Karen y cuidarla siempre que podía. Solía defenderle cuando veía que Eric y los demás se estaban propasando, solo eso, si no, no hacía nada más. Cuesta creer que ahora se lleven tan bien.
Al parecer si que habían ido con demasiada calma, porque al llegar a la secundaria varios niños ya se encontraban ahí. Incluidos el Team Stan y el Team Craig, que se encontraban rivalizando, como siempre.

-ᴄᴏɴsᴇᴄᴜᴇɴᴄɪᴀs-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora