No todos los chinos comen perro

2.7K 384 33
                                    

Pov Hiro
Desperté adolorido mirando el techo, nos habíamos quedado dormidos con todo y trajes, en la habitación de Fred y todos dormimos en el suelo salvo minimax quién estaba en su estación de recarga.

Anoche había sido todo un caos, luego de la escena decidimos empezar a patrullar todas las noches, queríamos evitar otra muerte o accidente, habíamos buscado indicios y responsables ¿Habíamos tenido éxito?, la respuesta negativa me frustraba, no sólo eso, habíamos llegado tan noche que sólo nos tumbamos a dormir.

Miré la hora notando que era tarde, muy tarde, de igual forma no llegaríamos a tiempo y mis amigos estaban profundamente dormidos, algo que pude notar es a Honey recargada en Baymax, Wasabi abrazando a Gogo y Fred dormido en el suelo, que creo él había sido mi almohada, sería la escena más rara y graciosa, aunque seguíamos con el equipo, eso causaba un gran dolor en los músculos.

—Necesito repararlos—susurré para mí, mirando al otro lado de la habitación, en este tipo de momentos me preguntaba ¿Cómo sería si Tadashi estuviera con nosotros? ¿Todo esto estaría pasando?

Dejé de lado mis pensamientos y suspirar, debía dejar de pensar en eso, al menos en este momento, no debía verme mal frente a ellos, logré levantarme con cuidado de no despertarlos ni pisarlos, tomé mi celular mirando las llamadas perdidas de tía Cass.

"23 llamadas perdidas"

—Oh no...—susurré mirando con miedo la dulce foto de mi tía con Mochi y abrir mi bandeja de mensajes—, estoy muerto—decidí armarme de valor y marcar, ya era un adulto y ya no debería preocuparse tanto como cuando tenía catorce, pero al parecer era lo contrario y se preocupaba más, el pitido de la espera me hizo sentir más nervioso y ¡boom! estallé cuando escuché su voz—. Hola tía Cass..., ¿eh?..., ¿sucedió algo? —murmuré nervioso "¡Hiro Hamada!, ¡¿Dónde estás?!, ¡¿Por qué razón no respondías tu celular?!". Sí, en definitiva estaba muerto—. Estoy en casa de Fred..., ¡ah!, anoche nos quedamos jugando juegos de mesa y videojuegos, hablando de prototipos, comiendo pizza y otras cosas que son saludables, se nos pasó el tiempo y no vimos la hora, acabo de despertar, los demás siguen dormidos— inventé mordiendo mi labio inferior, apostaba que ahora tenía en mi frente la palabra "mentiroso" en mayúsculas y en tonalidad roja. "Hiro, regresa a casa ahora mismo jovencito, tenemos que hablar seriamente, ya que decidiste faltar a la Universidad, aprovecharemos para hablar como adultos, así que te espero a desayunar ". Ella terminó la llamada dejándome con un muy mal presentimiento y con miedo—, maldición...

—Ese lenguaje—miré a mi espalda encontrando a Gogo levantándose y ver a todos tumbados— ¿Ni siquiera nos quitamos los trajes?, rayos —susurró mirándome—, ¿Qué te pasa?, estás muy pálido, más de lo normal— me quité la armadura con cuidado y ella hizo lo mismo.

—Tengo que ir a casa, tía Cass está enojada y me exigió ir—murmuré dejando mi armadura acomodada—. Ahora no se me ocurre como explicar esto—señale mi mejilla la cual estaba amoratada por la pelea de anoche.

—Honey debió traer maquillaje, espera —asentí sentándome en la cama y esperar a Gogo, ahora que lo pensaba ¿Ella había cambiado, aunque sea un poco?, no, a mi parecer no lo había hecho, al menos conmigo no—, ahora niño genio, trata de no aullar del dolor cuando te toque, no queremos despertarlos aún—sonreí mirando a los chicos y sentir como me empezaba a maquillar la herida. 

—¿Qué tienes tú con Wasabi?, estaban abrazados y no es la primera vez que los veo demasiado juntos—pregunté curioso mirándola a los ojos buscando algo, pero su seriedad ganaba, vaya, esta chica sí que sabía ocultar sus emociones.

—El día que tengas una situación amorosa, yo hablaré de la mía —me miró apretando en la herida a propósito.

—Eso significa que si es amoroso—sonreí triunfal y ella apretó más —. Bien, no diré nada—sonreí feliz por mis amigos, aunque le sacaría la verdad de otra forma, porque amoroso y yo, no son dos palabras que se lleven bien, mucho menos para experimentar.

.....
—Llegamos—murmuré mirando que casi no había clientes, esperen, no había clientes, regresé afuera mirando el cartel de "cerrado" y tragar saliva, nada bueno venia de esto—. Tranquilo, ya no eres un niño, ya eres un adulto— susurré entrando de nuevo y caminar con Baymax arriba, donde estaba mi hermosísima tía y el poste andante y su clon malvado cómo diría Fred—, Eh...¿Llegamos?—murmuré nervioso y ver que se pronto los tres me miraron "muy mal".

—Hiro, tu ritmo cardíaco se aceleró considerablemente y tus manos tiemblan ¿Quieres mi asistencia médica? —la voz de mi robótico amigo me hizo verlo y negar. 

—Descuida Baymax, estoy bien, ¡eh!...Hola..— saludé con mi mano y ser correspondido de igual forma.

—Hiro, ven, déjame presentarte, él es Miguel, él trabaja en la cafetería en las mañanas, Miguel, mi sobrino Hiro—su sonrisa me hizo ver que era importante, "extraño".

—Hola—murmuré bajo, pero no tanto, así que ambos me escucharon—. Eres el de las donas..., ¿no?

—Hola—me sonrió amable—, y si..., me debes una dona chino—su sonrisa fue un colapso, es decir, ¡su hoyuelo!, aunque la magia se esfumó cuando dijo lo último.

—Disculpa ¿Cómo me dijiste?—murmuré ahora serio, odiaba, en verdad odiaba que dijeran eso—. No soy chino.

—Eso es lo que un chino diría —eso era un mal comienzo, no me agrada esté tipo para nada.

—Y él es Marco, es amigo de Miguel, aunque descuida yo también creí que eran hermanos—debió notarse mi sorpresa, pero enserio ¿Sólo amigos? son exactamente igual salvo por el color de ojos, y lunar y hoyuelo que estaban en dirección opuesta, ahí mi mente se puso a divagar, ¿Si ambos se funcionaban tendrían en las dos mejillas con hoyuelos y en cada lado un lunar?, ¡oh por Dios!, basta Hiro.

—Un gusto—murmuré viendo al tal Marco y reconocerlo—, olvídalo... —susurré más enojado, en verdad ¿Podría ser peor?, un tipo que me llama chino y odiaba eso, y el otro uno de los estúpidos que molestaban en mi Universidad.

—Debo aclarar que esa vez yo estaba como pendejo sin hacer nada, fueron ellos los que molestaban—se defendió, pero ¿Cree que yo, ¡yo!, iba a confiar en sus palabras, no, no lo haría.

—Si, claro —murmuré enojado mientras mi hermosa tía estaba ignorando nuestro intento de conversación—. Veo que eres el único al que Karmi no ha golpeado.

—No mames Marco, ¿Es él?— ahora miré al otro moreno y mostrar mi rostro confundió, luego pasó a sorpresa cuando le dio un golpe—, ahora están en tregua, ya ninguno se va a golpear— miré con confusión y ver que Marco estaba como yo, ¿Quién era este, mi padre o qué?, Tadashi espero que me des todo el permiso de golpear a este tipo.

—Bueno chicos, a desayunar, siéntense y ahora Hiro...—de nuevo mi miedo me invadió mirando a mi tía—. Vamos a hablar como adultos—su sonrisa me daba miedo, vi a los otros dos quienes uno se aguantaba la risa y el otro veía nervioso a otro lado, al menos habría dos testigos de mi muerte.

¡Que no soy chino! (Higuel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora