Eran las 11 del día más o menos. Aún seguía en cama y me sentía fatigada. Las manecillas del reloj se me hacían tan molestas, ruidosas y todo lo que podría describir como aturdidor. El periodo siempre me ponía de esa forma y hacía que me aislara de mi familia aún más o sólo hasta que me daba hambre y debía bajar a buscar algo para alimentarme en la cocina.
Una canción de Héctor lavoe suena en la radio y seguido el tarareo de mi padre. Siempre ha dicho que es su cantante favorito porque parece que en todas sus canciones describe el estado de ánimo de papá, o como se siente. Por lo menos era agradable escucharlo tranquilo y desestresado por el trabajo, por intentar salvar mi herencia de los gastos obsesivos y excesivos de mamá. A veces pensaba que debían divorciarse, pero me daba cuenta que si eso ocurría mamá me llevaría con ella, y era lo que menos quería. De sólo pensarlo sentía un fuerte vacío en el estómago. Papá sale de la casa, seguramente a recoger el correo el cual revisa detenidamente hasta que su tarareo se detiene igual que sus pazos. Su ceño se frunce y abre con mucha urgencia uno delos sobres que hay en sus manos. Sus ojos se abren como platos y luego se deja caer en el sofá. Lágrimas salen de sus ojos lo cual me obliga a reaccionar casi al instante, le quito el sobre de sus manos y lo leo. El enojo se apodera de mí instantáneamente, empuño la carta y corro escaleras arriba.
— ¿Qué es esto? — Digo lanzando la carta hacia mi madre. — Léela. ¿Me dirás que no tienes que ver, que no sabes?. — La vena de mi cuello quería reventar.
— ¿Qué demonios, Luz? ¿Qué es esto?. — Dice abriendo la carta. A medida que pasaba el tiempo más aumentaba mi enojo y me preocupaba por mi padre. El ha sido un buen hombre y jamás le había fallado. — Luz, puedo explicar todo esto ¿No le has enseñado esto a tu padre, verdad?. — Dice dándome la espalda.
— Mi padre ha sido quien recogió el correo, mamá ¿Estás preocupada cierto? ¿Así te preocupaste cuando te revolcabas con otro hombre?. — Levanto la voz. — Dime mamá.
—Luz, no... no es lo que crees, ni lo que tu padre cree. Yo, mira, me sentía tan sola y él no me comprendía y...
—Guárdate tus excusas. — La interrumpo. — Lo mantienes con mí dinero, ni siquiera es tuyo. — Le quito la carta. — Convenceré a mi papá que se divorcie de ti. Tú te vas a ir de ésta casa y jamás, escucha bien, jamás vas a volver a tocar un sólo peso de la herencia que mi abuelo dejo para mí. — Salgo de la habitación azotando la puerta y con un genio de los mil demonios.
Me detengo a respirar un poco apoyándome en las escaleras. No había notado que Edgar estaba en la casa y había escuchado absolutamente todo lo que había dicho a mamá. Me observaba con un gesto de ''todo estará bien'' y yo sólo asentí. Bajo desganada las escaleras y me acerco a donde papá sigue sentado. Sé lo mal que se sentía y era momento de apoyarlo en todo. Mi papá es el único hombre en el que realmente creo y lo admiro tanto por aguantar todo al lado de mi madre. Estoy segura que ella mentía cuando decía que se iba a visitar a una amiga con ellas. Paso mi mano por su cabello y empiezo a hacerle piojitos como le gusta que lo haga en momentos difíciles. Lo abrazo y le doy un enorme beso en la mejilla. — Ahora yo debo ser la única mujer de tu vida y te prometo que sólo tú serás el hombre de mi vida, saldremos de ésta, papi. Te amo. — Lo escucho sollozar y me siento tan impotente por no poder hacer que se sienta bien. No entiendo a veces, si alguien lo tiene todo con una persona ¿Por qué la necesidad de hacer sufrir a alguien?
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Hola a todos, espero no me hayan extrañado mucho. Es poco pero es trabajo honesto. Intentaré escribir algo más para ustedes. Los amo.
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LÚ & "TÍO"
No FicciónLuz vive con su familia quienes no la aceptan del todo. Su vida es totalmente normal hasta que alguien llega a hospedarse en su casa. La desgracia llega para ella pero también el amor, llevando al huesped a cometer un crimen y a luz a descubrir var...