— Esto es absurdo, definitivamente no haré esto — Las quejas de papá se hacían presente una vez más, de hecho las escuchaba cada media hora sin exagerar, su respiración se agitaba a medida que subía la colina apoyándose de una rama. Habíamos decidido salir de excursión a un famoso bosque a las afueras de la ciudad, o bueno, yo lo decidí, por decirlo de esa forma y Mayo nos acompañaba, moriríamos si ella no estuviera allí con sus famosos sándwich. — Me rindo... necesito descansar un momento — Dice papá lanzando su mochila a un lado y cayendo de popa contra el matorral.
—Creo que estás demasiado viejo como para realizar éste tipo de cosas ¿Cierto, Mayo? — No recibí ninguna respuesta de su parte lo cual me hace girar hacia donde se supone estaba — ¿Mayo? — La preocupación llegó a mí cuando noté que no estaba a mi vista, toqué la espalda de Nícolas para preguntarle si no había visto a mayo, por lo que su respuesta es un gesto con los hombros. cuando estaba a punto de regresar por el camino en busca de la seño perdida, noto como su figura se acerca corriendo a toda prisa y muy descolocada, los gestos de su rostro reflejaban terror por lo que Nícolas, quien estaba armado hasta los dientes con esas raquetas para insectos se encontró igual de confundido que yo. — ¿Qué ha pasado? — Pregunto casi tan impactada como todos.
— Me caí — Dice jadeando — por — Jadea — un barranco, luego he sido perseguida — Toma mucho aire — por abejas, creo que aún me están persiguiendo. Nadie pudo soportar la risa, ni siquiera mi padre que era el más serio y educado de todos pudo con tanto, Nícolas y yo habíamos dejado todo el aliento en carcajadas, mientras Papá ahora consolaba a Mayo por lo de su desgracia, así pasamos un buen rato exponiéndonos a que se hiciera de noche sin encontrar un buen lugar para acampar.
Luego de varias horas caminando por el sendero encontramos el lago, dejamos todas las cosas en el suelo para empezar a armar la carpa, aunque ninguno de los que estábamos allí sabía como hacerlo, al final pudimos, luego de 1 o 2 horas la verdad, no eramos tan inteligentes en ese aspecto o es lo que sentí al vernos allí en modo marginal, cabe recalcar que yo estaba echando porras a todos ellos, yo no servía para nada de éstas cosas, sólo para sembrar girasoles y cuidar a lobo.
— Y todos decían que el agua de esa laguna era mágica, porque todos se curaban con tan solo tocar o echar una gota en sus heridas; nunca lo pude comprobar, pero recuerdo que un día una pareja había llegado a la comunidad en donde yo vivía,esa pareja estaba esperando un bebé más sin embargo el vientre de aquella mujer era tan delicado que en cualquier momento su bebé podría morir y poner también en riesgo la vida de ella — Las palabras de mayo nos tenían tan entretenidos que nos olvidamos por un momento de que habían mosquitos dando serenata en nuestros oídos y que hacía un poco de frío. — El cacique le dio un poco de esa agua aquella mujer y luego de eso, aquella pareja regresó nuevamente la ciudad de donde provenían, pero un año más tarde regresaron con un bebé en brazos y muy agradecidos por haber obtenido la ayuda que necesitaban, ya que los médicos no les daban esperanzas.
— ¿En realidad es cierto? — Pregunto con mucha curiosidad.
— ¿Crées que es cierto? — la voz de Nícolas se hace presente — Eso sólo es un cuento, todas las culturas tienen uno para poder creer en algo — Responde mientras hace viento con su raqueta.
— Es totalmente cierto — Dice Mayo, con voz molesta.
— Yo le creo — Papá siempre defendiendo los ideales de mi hermosa nana. — Es irrespetuoso tratar de mentirosos a los adultos ¿No te lo han dicho en casa? — Creo que fue un golpe bajo y que esto se pudo haber salido de control, más sin embargo Nícolas respondió a aquello con mucha decencia sin necesidad de causar incomodidad entre los rodeados.
Los malvaviscos, arropados por el calor del fuego nos acompañaban en una buena noche de historias de caníbales y anécdotas de la infancia de Mayo, ésta estaba siendo una de mis partes favoritas del viaje, a parte de la gran compañía que en ese momento me resguardaba. Nicolás y sus raquetas mata insectos, mi papá con su polo y miedo a que un animal peligroso pudiera atacarnos mientras dormíamos, Mayo y su creencia de que podía crear algo que hiciera energía para que la licuadora encendiera ¿Desean saber si llevaba consigo ese aparato? Pues sí señores, justo fue así, esa señora incluso dormía y podría estar segura que tenía algún tipo de sueño lésbico con ese aparato de licuados, por que licuadora es femenino. Por otra parte mi miedo era que aparecieran aquellos montañeses que comen carne humana, como en una película que me había traumado de por vida, creo, no estoy segura de lo que pasaría, por lo menos si voy a morir de esa forma les pediría que me dejen viva par probarme a mí misma y darles el visto bueno a su sazón. Me recuesto entre el montón de piedrecillas mirando hacia el cielo, me doy cuenta que ésas cosas no pasan en el lugar en donde yo estaba viviendo, las estrellas no se dejaban apreciar de tal forma que alcanzaba a ver algunas constelaciones y ese pensamiento, ese nombre lo saqué en aquellas diminutas estrellas a mis ojos, Edgar... mi amado Edgar ¿Tan ordinaria soy para ti? ¿Tan pasajera, tan efímera. Me preguntaba qué se encontraría haciendo en esos momentos, si estaría con alguien o si simplemente se olvidó de mi existencia, necesitaba alguna razón pero por ahora sólo seguiría disfrutando de lo lindo del cielo y pensando en lo hermoso que suena su nombre en mis labios, e imaginando que nombra el mío.
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LÚ & "TÍO"
SaggisticaLuz vive con su familia quienes no la aceptan del todo. Su vida es totalmente normal hasta que alguien llega a hospedarse en su casa. La desgracia llega para ella pero también el amor, llevando al huesped a cometer un crimen y a luz a descubrir var...