Cartas para Lía

Memorias de papá

Abrí mis ojos y los rayos del sol que entraban por el parabrisas me dieron los buenos días, intenté estirar un poco mi cuerpo pero el asiento de pasajero del auto de papá es muy incómodo y con poco espacio, así que solo logré estirar poco mis piernas. Papá estaba de ánimo manejando mientras escuchaba canciones de antaño en la radio y cantaba un poco la letra, a el le gusta mucho cantar y tocar la guitarra, tal vez por eso a mi también me guste la música.

-Buenos días muchacho-
Mi papá al percatarse que desperté bajo un poco la música y me dio los buenos días, se notaba que había descansado poco y que había estado manejando por mucho tiempo, pero no dejaba de esbozar una sonrisa que daba un poco de confianza en que tenía energías para seguir manejando.
-Buenos días papá, ¿descansaste un poco ayer? ¿ó has estado manejando toda la noche?, Sabes que manejar cansado puede ocasionar accidentes-
Pregunte un poco molesto, pero también preocupado, no quería que se tuviera que "malpasar" manejando por mucho tiempo, pero el solo puso su mano en mi cabello y comenzó a jugar con el.
-Tranquilo, dormí un poco en la madrugada y tome una bebida energética, estoy bien-
Papá me da un abrazo y continúa manejando, escuché en la radio una canción que a mi papá le gusta mucho y a mi también me gusta un poco, le subí el volumen un poco a la radio y mi papá sonrió gustoso, sabía que era aquella canción.
-(Cantando)"Odiame por piedad yo te pido, odiame sin medida ni clemencia.."-
Mientras papá cantaba ,mire por la ventana, y el paisaje era bonito, muchas tierras de siembra se lograban divisar y en algunos prados se veía ganado, unos cerros llenos de mezquites y al fondo un cielo despejado. Nuestro destino era el pequeño pueblo donde mi papá se crió de pequeño, el decía que era un lugar muy tranquilo y bonito, y a juzgar por la nostalgia que se le veía cuando nos contaba sus recuerdos, se notaba que extrañaba mucho aquél lugar.
Tardamos un par de horas manejando por pavimento hasta que comenzamos a tomar un camino de terracería donde después de algunos minutos estaba una señal vehicular, malgastada y oxidada por el paso de los años, estaba cayendo el atardecer en el cielo pero se podía ver aún sin necesidad de alguna luz eléctrica, papá detuvo el auto a un costado del camino y bajo del automóvil para mirar un poco el paisaje, camino hasta aquella señal y limpio con sus manos el polvo que la cubría.

Llegamos hasta la entrada de lo que sería aquel pueblo, un arco de metal enorme que daba una acogedora bienvenida a todas las personas que regresaban al pueblo, unos árboles grandes se encontraban en cada lado del arco, dando así un toque muy bonito a la entrada, una calle pavimentada daba justo en dirección hacía lo que sería el centro que aquel pueblo, muchas personas estaban disfrutando de un atardecer tranquilo, se les veía tranquilos paseando por las calles de los alrededores, papá y yo estábamos mirando lo hermoso que se veía aquel lugar, era muy hermoso para mi.

-Este lugar ha cambiado mucho, como no tienes idea muchacho, antes todo era solo tierra y casas de adobe, y mira ahora, se ve cambiado pero aún mantiene su esencia-
Papá se veía maravillado por el cambió que según sus recuerdos el pueblo había tenido, continuamos manejando y miramos a una mujer la cuál llevaba un cesto lleno de rosas, Papá se detuvo y pregunto si estaban a la venta, la mujer le dijo que si y Papá compró un par de rosas. Papá continuo manejando entre las calles hasta llegar a una casa muy bonita, habían unos árboles que daban una vista muy linda a la fachada.
Estacionados el coche delante de aquella casa, papá se bajo del auto y tomo las rosas, con una sonrisa en su cara y yo continúe caminando detrás del el, se paro enfrente de la puerta y mientras se acomodaba las gafas toco la puerta, una mujer mayor abrió la puerta y cuando miro a mi papá se quedo congelada por unos segundos.

-¿Joaquín?-
-Madre, cuanto tiempo sin mirarla-
-¡Joaquín!, hijo, estás aquí-

La mujer abrazó a mi papá entre lágrimas y mi papá correspondió el abrazo y beso su mejilla, entre tanto alboroto entre Papá y aquella mujer, un hombre de mayor edad también llegó a mirar que es lo que sucedía