Cartas para Lía

(Adelanto)

"De la noche a la mañana, tu vida puede cambiar; así como esos bastardos cambiaron la vida de ella, la vida de Lía, mi pequeña Lía"

Las lágrimas recorrían mis mejillas, dejándose caer sobre el trozo de papel en el que escribía aquella carta, mi estado de embriaguez no me dejaba escribir de una manera correcta, mi visión estaba borrosa, pero aún así continuaba escribiendo, sentía que era momento de dejar saber la verdad antes de partir, la luz de la luna entraba por la ventana hacía mi habitación, la calma de la noche hacía un complemento tormentoso con mis sollozos, mi mente solo pensaba en ella y mis manos escribían de manera monótona, sentía que ella estaba a un lado mío y que sus dedos acariciaban las teclas del piano, dándome así el sonido de dulces notas con las que se componía una canción lenta y triste; había llorado tanto que mis ojos se encontraban irritados, enrojecidos y hinchados, mis labios estaban secos, como tierra a la cuál el agua no le dio de beber. Sentía que mis párpados eran pesados, y que en un momento quedaría dormido profundamente, tome la botella de vino y tome un trago profundo, aquella sustancia amargosa recorría mi garganta, dejando una rasposa sensación en ella, el alto volumen de alcohol secaba con una cálida sensación mi pecho, con cada trago entregando mi mente cada vez más a una ilusión, en dónde ella me acompañaba en mi habitación, dónde me recargaba en su pecho y embriagaba mi ser más aún con su dulce fragancia; el ruido de una copa de vidrio estrellándose en el piso me trajo devuelta a la realidad, una triste y tenue realidad. Fue ahí cuándo tome el último trago de vino, estrellando en la pared con odio aquella botella, busqué entre los cajones del aparador el revólver y una bala, saqué el cilindro de municiones del revólver y coloqué una bala en el, me senté en dirección a la ventana y mire a la luna, llevando el arma a mi cabeza "perdóneme, Padre, madre; pero ya no encuentro un sentido de eso" y jale el gatillo.