VII

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Hyunjin.


Hace poco más de un mes había llevado mis solicitudes de empleo a Gimpo, en los requisitos decía que debería entregarlas personalmente para que te tomen en cuenta, así que lo hice.

Ese mismo día me hicieron una pequeña entrevista para preguntarme sobre mi experiencia laboral, mis estudios y donde trabajaba actualmente.

Me habían dicho el típico "nosotros te llamamos", no les creí, cuando salí de la universidad tres restaurantes me dijeron lo mismo. Bastardos mentirosos.

No es que no me gustara el lugar donde ahora trabajo. Era un restaurante elegante, pero no, yo quería trabajar en Gimpo, uno de los hoteles más importantes en aquella ciudad y del país.

Hoy me había llegado una carta con la dirección de las oficinas del hotel, la misma donde lleve mis papeles.

En ella estaba escrito que había quedado para ser el chef titular de dicho lugar. Me sentí muy emocionado.

¡Tenía que decirle a Seungmin! Quería que el fuese el primero en saberlo, así que le llame.

Le marque tres veces y no contestaba, me mandaba al buzón de voz. Raro, él siempre contestaba a los tres pitidos, claro, a menos que estuviera en horarios de sus clases. No le permitían utilizar el móvil, su directora decía que era un distractor y podían descuidar a los niños. Idiota.

Cinco llamadas y al fin.

—Hola, Hyunjin — habló antes que yo.

—Seungmin ¡Te tengo buenas nuevas! — le dije de mostrando mi obvia emoción a través del teléfono.

— ¿Ah, sí? ¿Cuáles son? No me digas que Bill Kaulitz apareció en la puerta de tu casa te ofreció sexo gratis. Porque, si es así, te odio.

Reí por su muy estúpido chiste.

—No, pero ojala — fingí mi tono de decepción —, en quince estoy en tu casa, bebé. No tardó.

Y con eso colgué, no deje que se despida, que mala persona soy.



[...]



Estacione lo más rápido que pude en casa de mi amigo de ojos café. La vejiga estaba por explotarme. En el camino me había dado por tomarme dos botellas de aguas, según yo era la emoción.

Baje corriendo y toque el timbre desesperadamente. No aguantaba más. Seungmin me abrió con el teléfono en la oreja. Pase a un lado de él y fui directamente al baño de visitas.

Me desabroche el pantalón, baje la bragueta y ¡Aaaah! Me sentí un hombre nuevo. Acomode mi ropa y me voltee para la lavarme las manos. Dentro de estos se encontraba unos aparatos que tenían forma de termómetros. En el suelo había cajitas de diferentes colores y marcas. Tome los "termómetros" y las cajas, los mire un rato, Seungmin seguía hablando con alguien por teléfono, lo oía pero no entendía lo que decía.

Leí el contenido de los empaques y me di cuenta de que eran pruebas de embarazo y... Todas marcaban positivo.

¡Seungmin estaba embarazado! ¡Tendría un bebé! No, ¡Tendríamos un bebé!

Creo que este día lo calificaba como el mejor día de mi vida porque: 1) me habían dado el trabajo de mis sueños y 2) me entere que Minnie estaba con un bebé mío dentro de él.

Deje todo a un lado y me lave las manos velozmente. Salí con la mejor sonría que tenía, acerque y lo abrace.

— ¡Tengo una noticia! — hable primero, demostrando toda la moción contenida dentro de mí.

—Yo también — murmuró algo bajo, aun así, logré entenderlo.

—Muy bien, pero primero yo... ¿Te acuerdas que la vez que nos peleamos te dije que iba a mandar unas solicitudes de empleo?

—Hmm... Sí — contestó asintiendo lentamente.

— ¡Pues me dieron el empleo! ¡Conseguí trabajo en Gimpo! — anuncie gritando alegremente. Se quedó pensando un gran rato, o lo observaba desde la corta distancia que me separaba de Minnie.

— ¿Un cabaret? Tú no puedes trabajar en uno, eres un chef, a menos que sea uno Gourmet.

— No seas idiota — carcajeé por lo idiota que sonó su comentario —. Hablo de Gimpo, la ciudad, no el cabaret, que por cierto, es muy bueno.

— ¿Me va-as a dejar? — sus ojitos comenzaron a aguarse, quería llorar y se estaba haciendo el fuerte.

Jamás lo dejaría, y menos ahora. ¡Cierto! Tenía que pensar, era el bebé o el trabajo de mis sueños, pero vamos, era más que obvio, como cualquier padre pondría a mi hijo en primer lugar, total, podría quedarme trabajando en el mismo lugar, la paga era demasiado buena.

—Seungmin, vendré para vacaciones — acorte la distancia y lo tomé entre mis brazos, dándole un cálido abrazo —. Además, es el trabajo de mis sueños.

— ¡Increíble!

Se alejó unos pasos de mí y me miro con una sonrisa que yo conocía, era una de esas sonrisas tristes y nerviosas. La misma que puso cuando reprobó un examen de matemáticas y no quería decirle a su mamá.

—Ahora, ti... ¿Qué querías decirme? — sonreí tanto que dolía.

— ¡Jeongin nos invitó a comer el viernes! — dijo como si eso fuera lo mejor del mundo.

¿Qué carajos le pasaba? ¿No eran de él esas pruebas o qué? ¡¿Por qué no dijo nada?! Espero que tenga una buena explicación. Tal vez no está listo, y quiere hacer esto un poco más formal.

Le daré su espacio y esperare a que él lo diga.

—Bueno si es todo, tengo que ir a decirle a mi mamá, adiós — no pude evitar mi tono de enfado, fue algo inconsciente. Volví a abrazarlo, bese su frente y salí de ahí para ir con mi madre.

Me sentí triste, pero no iba a llorar, yo se que me lo va a decir.

Ojala sea antes del viernes, ya que el sábado saldría mi vuelo para Gimpo. Como dije, voy a esperar, confió en él, me lo va a decir, Seungmin no es ningún mentiroso.








babies for minnie [hyunmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora