Capítulo 7: el dolor del amor

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Remus, como de costumbre fue el primero en levantarse esa mañana de lunes. Su sorpresa fue que cuando les dio con la almohada en la cabeza a Sirius y a James, estos se levantaron sin remolonear. Hasta se quedó alucinado ya que los vio ir al baño a los dos a la vez.

-Cornamenta, déjame pasar- le dijo Sirius ya que ambos por la puerta del baño no cogían.

-Yo necesito pasar a ducharme.

-Yo más- dijo Sirius.

James giró la cara para ver a su amigo y sin pretenderlo le llegó el olor corporal de su amigo.

-Por Merlín, Canuto. Hueles peor que una manada de hipogrifos sin lavarse en un año- le gritó James alejándose rápidamente- ¿dónde te revolcaste?

-Primero me ducho y luego te cuento.

Mientras se duchó tranquilamente, Remus se peinaba y se lavaba los dientes. James estaba buscando la mejor combinación para su uniforme. Quería estar guapo para Lily. Cuando Sirius acabo con la ducha, se puso una toalla a la cintura y se dirigió a su habitación donde James y Remus lo esperaban.

-Tengo algo que contaros- dijo James cuando lo vio salir de la ducha.

-Yo también- dijo Sirius.

-Bese a Lily.

-Bese a Dumbledore otra vez- dijeron a la vez los chicos.

James se sentó en su cama y le dijo rápidamente:

- ¡Cuenta tú primero! Te refieres a Ariana, ¿no?

Remus le dio una colleja.

-Era para confirmar. Sirius siempre ha dicho que de mayor quiere ser como Dumbledore. Igual pensó que con un beso se le pegaría su estilo.

- ¿Quieres otra?

-Vale, ya me callo- le dijo James a Remus.

-Ayer, por joder un rato a Walbour besé en las Tres Escobas a Ariana- le remarcó a James.- Una de sus amigas, supongo que sería Margaret Sven, le contó a Cyntia lo del beso y me dejó. Por supuesto tampoco irá al baile conmigo. Así que decidí pagar mi mal genio con Quejicus. Cuando estaba haciéndole dar vueltas en el aire, apareció Ariana. Por su culpa Quejicus se fue y ella aumentó mi ira. Quise hacerle pagar mi frustración con algo que le doliese, la verdad es que ni lo pensé, fue instantáneo. De un momento a otro, la tenía inmovilizada y la estaba besando.

- ¿La besaste por la fuerza? - preguntó Remus.

Sirius se sentó en su cama y agachó la cabeza de tal forma que sus amigos no podían verle los ojos.

-Sí. Si no llega a ser porque llegaron mi hermano y Snape no sé qué habría pasado.

- ¿No hizo nada para separarte?

-Eso es lo peor Cornamenta, la tenía agarrada de tal manera que no podía hacer nada. Me cegué y solo la solté cuando noté como se removía.

-Tú nunca habías hecho nada parecido- le dijo James- siempre has tenido a todas las chicas que has querido.

- ¿Qué hiciste después? ¿Has hablado con ella? - le preguntó Remus.

-No, me fui a correr toda la noche al Bosque Prohibido. Tenía mucho en que pensar. Con la tontería de que los Walbour son mejores y más guapos, las chicas me han hecho menos caso, con Dumbledore todo el día devolviéndome las bromas, quedarme sin pareja para el baile y sin Quejicus con quién pagar mi frustración me ha llevado a esta situación. Jamás pensé que yo haría algo así.

-Sabemos que no has estado bien, pero nunca es tarde. Ve a hablar con ella- le dijo Remus sentándose a su lado y pasándole el brazo.

-Sí, seguro que lo entenderá.

El aroma del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora