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Casi a finales de ese año, la maestra me mandó a pedir unos papeles que tenía el profesor de tu salón... Bueno, no me lo pidió directamente a mí, yo me ofrecí. Por eso, ese día me presenté en tu aula. Me miraste a penas unos segundos y seguiste con lo tuyo.

La verdad, al entrar me sentí rara, como si no perteneciera ahí, y era cierto no era mi salón, pero por ti, por querer verte, por mi tonta obsesión contigo, fuí ahí... Ni siquiera me contemplaste con cariño.

Soy una ilusa, no podía esperar nada de ti, a penas hablamos el año pasado y eso. Ash, ya no importaba, me salí desilusionada y con un corazón a medio romper.

¿Era el comienzo de romperme el corazón?

Al chico que nunca me amóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora