CAPÍTULO 1: De las reglas de un Universo incierto

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TAIMU FURAIYAA

CAPÍTULO 1: "De las reglas de un Universo incierto"


"No confío en nada,

estoy tratando de sobrevivir

porque es todo lo que puedo hacer.

Quiero quedarme,

quiero soñar más.

Pero ya ves, es hora de que me vaya."

-"Awake", BTS

Adaptación por BTS Spain


Abraxas puede sentir el cambio del flujo del tiempo una vez más. Bajo la forma de un felino de pelaje blanquecino, el dios se dirige hacia la playa dejando pequeñas huellas de sus patitas sobre la arena. No hay viento y las aguas no se mecen, sólo hay nubes estáticas que no dejan ver el cielo ni el sol. El tiempo se ha detenido en el mundo de los humanos, las manecillas de los relojes no se mueven.

Alguien ha manipulado un bucle temporoespacial nuevamente.

De forma paciente, el felino se sienta sobre la arena de vista a las aguas al instante en que es alcanzado por su hijo Dyoh.

Abraxas es un dios a quien antiguamente los humanos solían rendir culto. Para ellos representaba aquello que era Bueno y Malo, lo Hermoso y lo Horrible, la Vida y la Muerte. Todo convergía en su Ser a la vez. Fue reverenciado durante muchos años pero con el pasar del tiempo y la evolución de las ideologías, este dios, (al igual que muchos otros), quedó en el olvido y su nombre sólo pasó a ser un concepto poco definido en libros de historia o filosofía antigua.

Aun así, Abraxas hace tiempo que está intentado encontrar a su "elegido", un humano entre muchos que sea capaz de cumplir con sus "requisitos". ¿Para qué? Nadie lo sabe, ni lo ha podido averiguar todavía. Ha reclutado a incontables jóvenes pero ninguno ha sido capaz de mostrarle lo necesario ante su juicio. El tiempo se acaba y ya no es posible seguir esperando aun cuando para un dios la Eternidad sea una cualidad por la cual no debería preocuparse.

– Estamos dentro de un bucle temporal pero seguimos formando parte del mundo humano Dyoh. Necesitas materializar tu energía aquí – le advierte Abraxas sin mover sus labios felinos porque los gatos no pueden hablar en aquel mundo, así que se comunica a través de su pensamiento.

– Lo sé, lo sé... – responde de forma cansina el ser llamado Dyoh, quien inmediatamente obedece.

Dyoh es el hijo de un dios – de Abraxas para ser más exactos –; no es un hijo legítimo sino uno adoptado.

Ni humano ni divinidad, sólo "el hijo de un dios".

Dyoh es energía nacida de la colisión de planetas y estrellas en el comienzo de la creación del Universo, cuando la Tierra ni siquiera existía. Por razones que son explicadas en otro capítulo de esta historia, este ser ahora posee una conciencia, voluntad e identidad propia. Abraxas lo nombró "Dyoh" y lo llamó "su hijo". Desde entonces, el hijo de Abraxas jamás se ha alejado de él y ha permanecido a su lado con genuina lealtad.

El ser llamado Dyoh estira sus brazos y piernas llenando sus pulmones del aire suspendido a su alrededor mientras se adapta a su cuerpo humano. Amolda su largo cabello desordenado y de color negro hacia un lado para poder ver con comodidad, pues algunos mechones rebeldes caen sobre sus ojos. Su cuerpo es esbelto y eso lo hace sentir más ligero sobre la superficie de la tierra que pisa con sus pies descalzos, porque así puede sentir con mayor precisión la textura de la arena y las rocas por dónde camina. Le gusta percibir el mundo de los humanos con la mayor exactitud posible. Vestido con una ligera prenda de dos piezas ajustadas a su cuerpo, Dyoh se deja caer a un lado del felino, lanzando un bostezo mientras observa en la misma dirección que su padre. Tener un cuerpo a veces puede ser agotador, pero también divertido. Especialmente cuando el tiempo se detiene porque puede sentir cómo las células de su sistema humano también lo hacen, dándole a su aspecto una apariencia mucho más joven y atractiva, según su parecer.

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