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-Cada vez que te veo siento que te vuelves más hermosa-

Hablaba con palabras dulces y frases amorosas, como si la conociera de toda la vida

-te amo como no tienes idea-

Vestidos de gala, un salón digno de un baile real, un chico diciéndole que la amaba, su sueño no podía ser mejor, solo que ella jamás había visto antes a aquel chico que decía amarla, Sophia sentía que algo no estaba bien, no recordaba haber imaginado a un chico igual al que tenía en frente, tampoco recordaba haber visto a alguien igual.

-Siempre te protegeré-

Ojos profundos, cabello tan oscuro como la noche y su piel tan pálida que parecía desvanecerse, nunca había visto a alguien igual, con una sonrisa tan sincera y protectora.

La música paró y con ella su baile eterno, la gente a su alrededor aplaudía su baile, pero Sophia no lo notó pues estaba perdida en esos ojos tan profundos; aquel chico la tomó de la mano de nuevo y la llevó hasta un jardín que se encontraba saliendo de aquel lugar.

-Espero pueda verte de nuevo mañana, fue difícil llegar de nuevo a ti- la tomo de la cintura y la abrazó -prometeme que no me volverás a olvidar-
Sophia no sabía que responder, no lograba recordar a la persona que tenía en frente y que la abrazaba con tanto amor, lo único que pudo hacer fue asentir y devolver aquel cariñoso abrazo.

Al despertar, Sophia apenas y pudo abrir sus ojos, había pequeños rastros de lágrimas que desaparecieron en un instante, se quedó un momento en cama para poder recordar aquel sueño tan placentero. ¿Quien es ese chico?, esa pregunta no salía de su cabeza. Salió de la cama y se arregló para comenzar con su día.

Al salir de su habitación encontró un gran bullicio por toda su casa, su madre peleaba con alguien por teléfono, su padre renegaba solo mientras escribía anotaciones en su agenda y sus dos hermanos mayores peleaban por la comida; ella estaba acostumbrada a un ambiente como ese, sin embargo nunca sintió pertenecer a aquel lugar, ella era tan tranquila, mientras su familia estaba llena de energía. Sophia se sentó a la mesa junto a sus hermanos, quienes la saludaron con mucha energía, ella solo asintió sin decir nada, seguía pensando en aquel romántico sueño.

-hoy estas más seria que de costumbre linda- menciono Angelo mientras le servía un poco de jugo -¿tuviste un mal sueño?-

-no, solo tengo sueño- contesto con monotonía.
Sus hermanos se vieron a los ojos y mostraron claramente un gesto de preocupación por su hermana. Sophia terminó si almuerzo y se fue al auto familiar para esperar a partir.

-Bruno, algo está mal con ella, ¿crees que la estén molestando otra vez?- pregunto a su gemelo.
-Tranquilo Angelo, si algo pasa ella nos lo dirá inmediatamente-

Los dos hermanos se dirigieron al auto y los llevaron a sus correspondientes escuelas.

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Sophia llegó a su salón de clases como de costumbre, solo que debido a sus pensamientos, no saludo a nadie, sus amigas se mostraron inmediatamente preocupadas e intentaron acercarse a ella, pero las clases empezaron inmediatamente.
Clases eternas, como aquel baile de anoche, comenzó a dibujar en su cuaderno todos los rasgos de aquel chico que la mantuvo bailando. El descanso llegó justo cuando acabó aquel dibujo, jamás había pasado tanto tiempo en un solo dibujo, sus amigas se acercaron y observaron aquel retrato tan detallado.

-¿Quién es este chico?- pregunto la más pequeña de ellas. Sophia comenzó a explicar la situación y todo el sueño que había tenido, sus amigas la escuchaban con mucha atención pues Sophia casi nunca se mostraba tan expresiva, ella estaba concentrada en contar todo lo que había soñado, pero paró de inmediato al sentir que alguien más la observaba, volteó a todos lados pero no puedo ver si alguien más estaba prestándole atención.

Las clases acabaron y Sophia se dirigió a la biblioteca, donde pasaba casi todas sus tardes, en aquel lugar rara vez había gente por lo que podía estar tranquila y sola, el único problema es que no había dejado de sentir que alguien la observaba, parecía que la seguían a todos lados; no pudo leer ni un solo libro con total atención, a cada instante volteaba a todos lado para revisar que nadie la observara.

Dieron las siete de la tarde, Sophia por fin salió de la escuela y sus hermanos la esperaban para ir juntos a casa, sin embargo no pudo evitar voltear de nuevo para verificar que nadie la siguiera, saludo con la mano a sus hermanos y subió al auto; los gemelos solo pudieron observarla claramente preocupado de nuevo, sabían que ella era muy tranquila, pero aquel día había estado perdida en sus pensamientos.

-¿Deberíamos preguntar?- dudo Bruno, sin embargo el contrario negó con la cabeza y le pidió que subiera al auto. Los tres hermanos volvieron a su hogar, era claramente una mansión rodeada de bastos jardines, la casa contaba con múltiples habitaciones y salas para realizar actividades variadas, es todo un castillo para ellos tres puesto que sus padres pasaban casi todo su tiempo fuera de casa.

Sophia se fue directamente a los jardines, se dedicó un tiempo para cuidar de las flores que tanto amaba; rosas, margaritas, claveles, tulipanes, orquídeas, había un basto número y tipo de flores que ella recordaba y apreciaba, se sentó en medio de aquel jardín y tarareo Antumn in New York para relajarse un poco, pero aquel sentimiento que tanto la había acosado todo el día volvió a aparecer, sentía que estaba en medio de una tormenta, su cabeza comenzó a doler y el miedo la invadió por completo, su jardín ya no parecía tan lleno de tranquilidad como antes; aquel sentimiento la consumió hasta el punto de llenarla de miedo, Sophia comenzó a gritar y tapaba sus ojos intentando evitar que la observaran, no quería ser vista, pero su miedo se apoderó por completo de ella.
Angelo y Bruno salieron inmediatamente a ayudarla, patearon las puertas y buscaron con desesperación a la menor, sus ojos verdes buscaban con nerviosismo el paradero de Sophia; la encontraron en medio del jardín de flores, gritando, llorando y buscando ser más pequeña que antes, corrieron hacia ella y la abrazaron sin dudar ni un poco; Sophia sintió un gran remolino de emociones, pero este se disipó conforme sus hermanos la consolaba, su llanto fue desvaneciéndose al igual que el temblor que había en sus manos.

-Tranquila, siempre te vamos a proteger- decía Angelo mientras acariciaba su cabeza, esas palabras la devolvieron a la realidad. Siempre te protegeré, la misma promesa que aquel chico había hecho en sus sueños.

-¿siempre?¿qué es para siempre?- pregunto con mucha incredulidad

-para siempre es hasta que el mundo deje de hacerte daño- le contesto Bruno mientras tomaba su rostro entre sus manos -no dudes en que estaremos para ti incluso en el peor momento-

Sophia no pudo evitar abrazarlos y llorar en silencio, se sentía feliz de saber que la cuidaría, pero aquella promesa ya la había hecho alguien más y no estaba segura de quien era el que decía la verdad.

Los tres se metieron a la casa luego de tranquilizarse, pasaron el resto su tiempo juntos para evitar cualquier problema o temor; dieron las 12 de la noche y los tres hermanos se fueron a sus habitaciones a dormir, Sophia ya se sentía más tranquila así que no tardó en quedarse dormida.

Allí estaba de nuevo, en aquel hermoso salón lleno de vestidos de gala y gente que jamás había visto, frente a ella apareció de nuevo aquel chico sonriente y de mirada amorosa, la saludo con alegría y la invito a bailar, ella aceptó dejándose llevar por la profundidad de sus ojos, pero en cuanto la música paró ella no pudo evitar preguntar

-¿Quien eres?- su rostro se mostraba completamente curioso, pero el joven frente a ella se veía totalmente decepcionado, en su cara se veía claramente que creía ser alguien imposible de olvidar, sin embargo volvió de inmediato a su sonrisa habitual para responder.

-Esta bien si no recuerdas, solo baila conmigo un poco más- el chico la tomo de la cintura y la música comenzó a inundar de nuevo el salón, ella se dejó llevar sin temor pues, a pesar de no conocer a aquel chico, en lo más profundo de su corazón creía que nunca ma iba a lastimar.
Al igual que la noche pasada, al terminar los bailes el chico la llevo al jardín y la vio con ternura.
-¿A donde quieres ir la próxima vez?- pregunto con un tono de ternura
-cualquier lugar está bien- contesto Sophia sintiéndose avergonzada, el chico la abrazo y en ese momento ella volvió a despertar, volvía a comenzar su día sintiéndose cansada pero feliz.

Quédate conmigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora