Prólogo.

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La lluvia caía sobre mi, la noche oscura, las gotas se mezclaban con mis lágrimas y los truenos con mis sollozos. Era una gran tormenta, parecida a la que sentía por dentro en cambio esta me producía mucho dolor, caminando sin rumbo alguno. Los ojos me ardían, el pecho me dolía y tenía ese nudo en la garganta, estaba desesperada, pérdida, -¿Por qué?-Pensaba.

En la calle no había nadie y ya no podía soportar la sensación de angustia, mi corazón retorciéndose, mis latidos aumentando, tratando de soportar todo el dolor vi que una mujer pasaba corriendo a mi lado, aguante mi sollozo, oculte lo que sentía y tan sólo miré para otro lado.

 Ridicula, absurda ¿Por qué hacía todo esto?.

Paro de golpe, me voy a las vías viejas que quedaba a calles de donde estaba. No me importó ni la lluvia, ni que tan tenebroso podría ser ese lugar al anochecer, sólo quería quedarme ahí, existiendo. Respirando. Conteniendome, ya que nadie más podría hacerlo.

Estaba oscuro, miraba el cielo, había una torre de señal, no me había dado cuenta que había terminado de llover, alrededor había estrellas, estaba la noche iluminada. -Sonreí-Ya había terminado, sentí paz, aún tenía el dolor en el pecho, pero ya no era tan intenso. Al fin y al cabo, ya me acostumbre a lo malo, ya me acostumbre a mi vida, así que como otra noche más, le dije al dolor,

Adiós

Adiós.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora