Capítulo uno.-"Hubiera preferido ya no despertar."

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Su cuerpo chocaba rapido contra el mio, puso una mano sobre mi boca para que no gritara, ardía, dolía, quemaba, desesperaba y tenía que mantenerme callada, si no, recibiría un golpe.

Una lágrima.

Dos lágrimas.

***

-Oye, quiero-Digo arrebatandole el helado en pote de las manos a mi amiga Lía y cojo rápido una nuez que había en el chocolate y la lleve a mi boca.

-Andrea, no puedes hacer eso todo el tiempo-Alzo una ceja y me dirijo a buscar una cuchara para luego volver a sentarme en el sillón. -Me estresas-Dice negando con la cabeza y sonriendo.

-¿Yo estreso?-Frunci el ceño-mmm, no lo creo.-Rodo los ojos y rió.

-¿Cómo estas?-Dice cambiando su rostro a una expresión más sería.

-Me encuentro bien, estable-mentira tras mentira,-¿Y tú la mas deseada de todas?-Hago una cara pervertida.

-Como siempre-Me dio una sonrisa de boca cerrada, falsa obviamente,-En serio me preocupas, no atendias el celular porque estaba apagado, por tu aspecto no has dormido nada, hace días no te veo en el instituto , mirame.-Puso mi rostro entre sus manos.-Dime que estas bien.

No lo estoy.

-Me he visto muchas series y no las pude dejar, perdón por haberte asustado pero hasta me olvidé de coger el celular.-Me abrazo.

Cuando ya se fue, me fui a mi habitación y cerre con llave y ahora si.

Estoy segura.

Ya podría caer en brazos de morfeo.

***

Un rayo de luz por la ventana me despierta, me llevo ropa para cambiarme y me dirijo al baño para una ducha.

El agua caliente hace que cierre mis ojos, inconscientemente una lágrima baja por mi mejilla, relami mis labios, ya no se que hacer, ni como comportarme.

Tocan la puerta.

Mi corazón se empieza a acelerar.

Mi respiración se agita.

-Abre.-Alex.

-Déjame en paz-Gritó vistiendome lo más rápido que puedo.

-No me enojes, abre la puerta-Empezó a empujar. La abrí rapidamente y cayó al suelo de costado, corrí a la puerta y antes de salir a la calle tome el calzado y me puse un short. Escuché sus pasos. Abrí la puerta y salí a correr.

El celular, lo olvidé.

Maldije mentalmente, aunque ya estaba acostumbrada. Era lo que me quedaba de ganas de morir o mi celular.

O tal vez, en vez de las ganas, él lo convertiría en hecho.

Me senté en una plaza a mirar como pasaban las horas, el tiempo pasaba lento, era una eternidad.

-Un besito amor-Corro mi cara.-No lo compliques.

-Sueltame, por favor.-Me aprieta el cuello.-Se me va la res-respiracion.

Adiós.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora