La fiesta quedaba relativamente cerca caminando desde la residencia. Aunque yo había tratado de caminar lo más lento posible para aplazar nuestra llegada.
En todo el camino traté de poner excusas para no ir, pero mi hermano y Aron siempre les encontraban alguna solución, idiotas inteligentes.-- Enana, ya es momento de crecer - nos detuvimos para que él se pusiera delante de mí - Y crecer significa afrontar tus miedos y tú le tienes terror a socializar. Pero ya no más, a llegado Andrés al rescate. - Se posicionó como si fuera un súper héroe, las manos en la cintura y mirando al cielo.
Solté una carcajada, no sólo por lo dicho, sino porque hasta se puso en posición superhéroe, extrañaba sus idioteces.-- No lo necesito - solté tajante.
-- Sí que lo necesitas, ya me darás la razón - quise seguir dando excusas pero me calló. Y seguimos caminando.
La música estaba a todo volumen, así que mi hermano se encontraba prácticamente hablando solo porque no le escuchaba absolutamente nada.
-- Mira - señaló a un grupo de 5 chicos - allí están.
Algo hizo que me detuviera, no quería acercarme a ellos, no quería socializar, yo sólo quería seguir con mi soledad, eh, que me divertía sola.
-- Necesito ir al baño - dije de repente
-- Nada de excusas, no te escaparás - me abrazó
-- Oye, imbécil, no me haré pipí encima, voy al baño y vuelvo.
-- ¿Me lo prometes? - como dije antes, era un chico listo. Una de nuestras reglas era "Nunca romper las promesas" él sabía que si yo lo prometía iba a volver, así que sí, volvió a destruir mis planes de huida.
- Lo prometo, grandulón. - le di una última sonrisa a él y a Aron y me fui.
En el baño lavé mi cara y me miré al espejo, los espejos siempre me habían parecido tenebrosos. Es más, en las noches siempre los tapaba con alguna sabana. Cada vez que me miraba en él, sentía que estaba viendo mi alma y eso no me gustaba, revelaba mucho de mí y no me gustaba. Nunca se lo dije a nadie porque no quería parecer una loca que ve cosas donde nadie más las ve.
Pero ahora estaba tan nerviosa que no podía quitar los ojos del espejo, me veía detenidamente, mis ojos grandes y pardos, que ahora se encontraban más de color miel por la estación del año. Mi cabello castaño claro y largo hasta la cintura completamente liso, mi cara y cuerpo rechonchito. Bueno, la verdad no era gorda, pero tampoco flaca, me consideraba una chica promedio. Amaba comer y no iba a dejar de hacer algo que amaba por seguir los prejuicios de la sociedad, otra más de mis reglas "Siempre has lo que amas sin que nadie te detenga".
El sonido de mi celular indicando un mensaje, me sacó de mí ensoñación.
Andrés me preguntaba dónde estaba, le respondí rápidamente que ya iría para allá y me dispuse a salir del lugar camino a conocer a los amigos de mi hermano y por primera vez en mi vida socializar de manera casi voluntaria.**************************************************************************************
Había mucha gente en la fiesta, pero logré localizarlos, mientras me acercaba a ellos, los trataba de estudiar antes de hablarles, siempre hacía eso con las personas, las leía según sus gestos, según su forma de hablar y movimientos. Mis tíos siempre me decían que tenía un don, porque siempre tenía un diagnóstico acertado de la gente.
Eran 3 chicas y 3 chicos contando a mi hermano. Todos sonreían, al parecer lo pasaban bien juntos, y me alegraba por Andrés, me gustaba que fuera feliz, a él nunca le faltaron amigos.
Detuve mi vista en uno de los chicos, ya que me resultaba demasiado guapo para ser verdad y joder, lo era. Cabellos crespos y castaños claros, ojos color miel, una piel pálida y sus lunares característicos en la cara.
El mejor amigo de mi hermano desde los 5 años, del que estuve celosa mucho tiempo porque me quitaba momentos con mi hermano. El maldito Aron Piper con el que bueno, tenía una muy buena relación desde hace un año.**********************************************************************************************
Al llegar atiné a decir solo "Hola".
No sé si fue buena idea porque todos me miraron, y la verdad no podía sentirme más cohibida. Jamás me gustó llamar la atención en ningún lado. Siempre preferí estar en las sombras, y ver a los demás tomando protagonismo, me gustaba más así.
Mi hermano se paró de su silla y se acercó a mí.
- Chicos, esta es mi hermana Aurora - Todos se pararon a saludarme, el primero fue un chico rubio que me abrazó, y yo de manera incómoda le respondí el abrazo.
-- Soy Diego, es un gusto, Aurora, tu hermano no ha parado de hablar de ti en dos años - solté una carcajada.
- Ya, es que me ama demasiado, no puede vivir sin mí - Dije y todos soltaron carcajadas, la verdad es que no esperaba soltar ninguna palabra, pero sólo salió.
Lo restantes amigos de mi hermano también me saludaron de abrazos y dos besos, eran demasiado cariñosos a mi parecer. Ya me había aprendido sus nombres; Diego, Matias, Julieta y Maria.
Me senté en una de las sillas que quedaba libre en la mesa y sólo dejé que hablaran ellos, era buena escuchando a la gente, prefería eso a hablar. Solo hablaba mucho cuando estaba muy nerviosa o estresada por algo y en este momento la verdad es que me sentía en casa.
Con los minutos mi mirada se dirigió a Aron. Había cambiado bastante desde la última vez que lo había visto hace 1 año cuando fue a Chile junto a mi hermano de vacaciones. Sus rasgos hoy eran mucho más de adulto, pero también se veía cansado.
-- Tanto tiempo, Solcito - pasó su brazo por mis hombros. Odiaba ese sobrenombre, desde que tengo memoria me llamaba así, él decía que era por mis ojos, pero lo odiaba. ¿Por qué simplemente no me llamaba por mi nombre?
-- Menos del que desearía, Pipí - en principio me miró serio, pero luego sonrió. A veces lo llamaba así para molestarlo, ya que cuando era pequeña, no podía pronunciar su apellido correctamente así que lo llamaba Arón Pipí, y con el tiempo cuando me di cuenta que le molestaba, lo usaba cuando me enojaba con él. Cuando me quitaba mis muñecas o tiraba mi cabello.
-- Tan simpática como siempre - dijo finalmente. Podía sentir su mirada de vez en cuando, me ponía nerviosa, la verdad, no lo podía negar. Toda la vida me había puesto nerviosa su mirada.
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Arón Piper - MI MUNDO OPUESTO
FanfictionMi nombre es Aurora, tengo 18 años. Y tengo mi camino dirigido con reglas que me guiarán hacia la paz y la felicidad. O bueno, eso creía. Al cumplir la mayoría de edad, todo cambió en mi mundo, todo era distinto... En este nuevo lugar estaba cambian...