Capítulo 3: Susanita

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Y como dijo, estuve allí pasados los 20 minutos.

—Fua... No sabia si ibas a venir —Dijo aún desde la entrada a la celda

—Pues ya ves... Aquí estoy

—Quiero hablar contigo —Dijo mientras me miraba amenazante, pero con una sonrisa burlona

—¿Del qué?

—Susana —Respondió, y se recostó en su litera

Mierda.

Milllones de pensamientos pasaron por mi cabeza.

¿Lo sabía? ¿Sabía lo que trataba de hacer con ella? ¿Sabía que en realidad no era una interna?

"Zulema lo sabe todo", recordé las palabras de Castillo.

"Puede hacer que pases un muy mal rato si se lo propone", Si que puede hacerlo.

—Ya... ¿Y antes? —Pregunté, luego, de uno de los cajones de Susana saqué un tarrito de Zolpidem, un sedante que le recetan, de vez en cuando se pone... "Nerviosita" —Zolpidem, si te metes una de estas y tomas alcohol, el efecto es de un tripi. Vuelas

La morena se acerco, sentandose en la mesa a mi lado, mientras yo sacaba un poco de este cedante, lo ponía encima de un libro y lo dividia en tres lineas.

—Y yo necesito volar para soportar esta mierda, ¿Quieres?

Zulema se encongió de hombros y largó un agotado suspiró.

—No me drogó por placer —Soltó— No me gusta perder el control

Le acerqué el libro, necesitaba que lo probara, así se distraeria de su consulta sobre "Susanita".

—¿Pero qué coño? Hoy es un día para celebrar —Dijo y chasqueó la lengua

Se cerco y aspiró.

—Ah, joder... Zolpidem

Le arrojé el alcohol y esta lo bebió.

—Cuidado que raspa —Advertí

La morena se alejó mientras yo fingía aspirar, solo fingia, necesitaba estar cuerda en este momento.

—¿Y qué tienes que celebrar? —Pregunté

—Celebro que va a comenzar una nueva era

Se veía que ella si que estaba volando.

—Una en la que empezar otra vez

Encendí la radio.

—Y quiero que tú —Dijo mientras me señalaba—  que tú estes conmigo

Zahir se acerco a mí mientras se quitaba el abrigo, se acomodaba el cabello y bailaba un poco.

—No voy a follar —Solté de coña, Zulema rió

—He tenido que colaborar con una pija mojigata...

Ferreiro.

—Pero tú... Tú eres diferente, tú lo tienes claro

Y siguiendo el compas de la música, se quitó la chaqueta, la arrojó a la litera y continuó con sus movimientos.

—He visto que te llevas muy bien con Susanita...

Joder.

—¿Te ha contado por qué está aquí? —Preguntó

—No

—No... Ha secuestrado a una niña bien con papás forrados —Dijo, y siguiendole el juego, me retiré la chaqueta — ¿Te crees que no sé lo que estás haciendo? —Preguntó

La miré confundida.

—No es una obra caritatiba... Necesitas algo de ella... Y yo —Se señalo a sí misma, mirandome directamente a los ojos — Puedo ayudarte...

Mierda.

Mierda.

Mierda.

Tras Las Rejas |Zulema y Helena|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora