Le dolía demasiado el cuerpo.
Últimamente estaba siendo más brusco con ella a tal grado de que todos los días tenía raspones y moretones.
Pero para su desgracia había agotado todas las medicinas y pomadas que tenían, necesitaba con urgencia conseguir más o no sabía que sería de ella.
Lastimosamente su madre nunca estaba en la casa o cuando lo hacia venía con él y de solo verlo le causaba un miedo inmenso.
Con las pocas fuerzas que le quedaban se levantó y se arregló poco a poco con la ropa más decente que tenía, ponerse el pantalón fue lo más complicado porque no podía doblar mucho el abdomen o las piernas. Sentía un verdadero infierno ahí abajo.
Sabía donde su madre guardaba el dinero, solo esperaba que fuera suficiente y que no se diera cuenta que tomo un poco.
Había que hacer esto rápido, su madre usualmente llegaba dentro de una hora y ella tenía que ir y volver sin que ella se diera cuenta o la situación se pondría muy fea.
Al salir de la casa no pudo evitar detenerse y suspirar, hace mucho que no sentía los rayos del sol tan abiertamente. Era como si la abrazaran con su calidez y trataran de aliviar el dolor que invadía a su atormentada alma.
Comenzó a recorrer las cuadras en dirección hacia lo que recordaba era la farmacia, pero después de lo que creía que fueron 20 minutos caminando se dio cuenta que estaba completamente perdida. Habían más edificios y casas que no le eran familiares desde la última vez que había salido de su casa.
Comenzaba a desesperarse, no tenía todo el tiempo del mundo como para perderse, no sabía que dirección tomar y la angustia la invadía cada vez con más potencia.
Sintió un toque en su hombro, dio un respingo de la impresión, se giró para encontrarse con una anciana de su estatura que usaba un vestido azul en tonos pasteles muy adorable y de alguna manera le daba un aspecto muy reconfortante.
-Perdón hermosa no quería asustarte pero te veías muy asustada, ¿Puedo ayudarte con algo?
-L...la farm...macia
Apenas pudo pronunciar esas dos palabras, los sollozos estaban atascados en su garganta, pero hacia todo lo posible por retenerlos.
-¿Estas buscando la farmacia?
Apenas pudo asentir con su cabeza hacia la anciana.
-Oh, no te desviaste mucho del camino, solo camina 3 cuadras por esta calle y luego 1 a la izquierda.
No logro emitir una palabra de agradecimiento así que trato de sonreírle a pesar de que solo saliera una mueca y se dirigió hacia donde la anciana había dicho.
Una vez que entro a la farmacia comenzó a buscar por los pasillos las medicinas que necesitaba y vio algunas pomadas parecidas a las que tenía en su casa.
El establecimiento estaba prácticamente desierto, a excepción de la cajera.
Una vez que llego al mostrador como pudo trato de dejar todas las cosas que traía en sus manos, pero al realizar un mal movimiento la blusa se levantó un poco dejando un espacio de su estómago visible.La cajera abrió ambos ojos de la impresión cuando vio las zonas moradas que se alojaban en su estómago.
-Oh por Dios, ¿Estás bien?
Se quería dar un golpe por su acción tan descuidada, lo único que quería era que le cobrara los malditos medicamentos para poder llegar a casa antes que su madre.
-Si, me caí, solo dime cuánto te debo.
La muchacha solo le dio una mirada extrañada antes de comenzar a cobrarle.
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El desgarro de un alma
Short StoryLe dio una oportunidad a la humanidad, un alma pura en sus manos caerá y solo de ellos depende su destino salvar.