Prologo

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Había una vez un alma torturada que vivía sus días deseando vida con tanto anhelo.

Rezaba y rezaba pidiéndole a su Dios un milagro, días, noches, por horas y horas.

Pero sus plegarias nunca fueron respondidas.

Siempre se ha advertido que "tengas cuidado con lo que deseas", pero en este caso no era sobre lo que deseabas sino a quien se lo pedías.

Ella un día cansada y desgastada por rezarle a los de arriba, decidió apunta a abajo y para su mala suerte esta vez fue escuchada.

El ente presentó ante ella un día cualquiera, en su estado más vulnerable del día:

-He escuchado tus pesares querida y vengo a apiadarme de tu alma en pena.

Ciertamente esa insinuación no venía con ninguna piedad por su parte, pero ella no tenía que saber eso.

-No me importa que tenga que hacer, mi fe no me sirvió para nada así que dime tu precio y estaré dispuesta a hacer un trato.

El espectro esbozó una sonrisa de
autosuficiencia.

"Que fácil es hacer caer a estos mortales" pensó.

-Como el día de hoy estoy benevolente no te daré precio alguno, lo único que tienes que saber es que todo regalo tiene su peligro y esté en especifico aún más.

-No me importa, yo misma me encargaré de que todo sea seguro.

"Oh pobre alma, tan ciega y desesperada que tan fácilmente está sellando su condena"

-Muy bien querida, si eso es lo que quieres así será; después de la quinta noche tú anhelo será cumplido.

Así bien un día especialmente melancólico un trato se pactó, por culpa de un alma egoísta y un ente oportunista.

Desde entonces el destino del mundo de un hilo pendió.

El desgarro de un almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora