CAPÍTULO 1

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ASYA

Un fuerte viento azota la ventana logrando despertarme, retiro lentamente la sabana que cubre mi  cuerpo. Observo la hora en el reloj de mi habitación, 3:30 am.

El viento que entra roza mi piel descubierta. Con movimientos suaves la logro cerrar, mis pasos son ligeros hasta llegar  nuevamente a mi cama. Me posiciono de lado logrando admirar la luna, esta grande y extravagante luna, esa que con solo verla sientes como el vacío en tu interior se va llenando.

Los recuerdos nos hacen mas débiles, abrir nuestro corazón vulnerables.

Cuando mis ojos estaban por cerrarse, gritos se escuchan en lo profundo del bosque, inconscientemente me levanto y salgo en busca de aquella persona de la cual surgen estos chillidos. Mis pisadas son fuertes, rápidas y haciendo ruidos sobre la fría y húmeda tierra. Poco a poco los gritos se escuchaban mas cerca.

Y estando a centímetros de distancia de donde provenía aquella pedida de ayuda.

NADA.

No hay nada. No hay nadie.

Los gritos cesaron justo cuando llegue, mi cuerpo dio varios giros a su alrededor buscando, mas sin embargo no encontré nada, resignada retorno el camino  a mi casa. Al entrar subo las escaleras directamente a la habitación de mi mamá y me recuesto a su lado.

- Sucedió otra vez ¿no? - susurra aun con los ojos cerrados acariciando mi cabeza.

- Si, pero esta vez estuve a unos centímetros de donde se escuchaban los gritos y nada - suspiro abrazando su cuerpo- no lo entiendo cada vez que lo escucho, no lo se, me confunde - exhalo cansada y cierro los ojos dejándome llevar por los brazos de Morfeo.

(. . .)

Me despierto por un sonido cerca de mi oído.  Mis ojos analizan a mi alrededor hasta llegar al reconocido ruido, la alarma.

Son las 6:30 am, me levanto con dificultad y logro llegar al baño, preparo el agua tibia y me despojo de mi ropa, para adentrarme a la tina, decido salir cuando el agua comienza a cambiar de temperatura.

Mi cuerpo es atrapado por el viento que cruza por el pasillo al salir del baño de la habitación de mi mamá, para cambiarme en la mía. 

 La luz del sol no ha surgido por lo cual mi habitación se encuentra a oscuras, al entrar enciendo la luz para observar mejor, me acerco hasta mi armario y busco algo sencillo que ponerme y bajo a hacer al desayuno, preparo huevos con tostadas y café.

- Mamá baja a desayunar - Grito acercándome  a la esquina de la escalera.

Cuando escucho sus pasos acercarse, sirvo su plato en la mesa y me posiciono delante de ella.

-Buenos días mi Ocean - saluda dándome un beso en mi frente, procede a sentarse y comenzar a desayunar. Mis ojos lo único que pueden hacer es analizar su rostro, ese rostro tan detallado, con sus rasgos muy notorios por la edad, sus ojos color esmeralda y debajo de ellos unas bolsas negras del cansancio, cabello negro con unos pequeños cabellos pintados de blanco, pero sin embargo siempre resplandeciente.

- Mamá no te preocupes, hoy me hare cargo del restaurante tu descansa - le doy un sorbo a mi café.

- ¡Oh cariño! , no hace falta -

- No mamá, yo se que te encuentras realmente cansada, no te preocupes lo hare muy bien - me levanto para dejar mi plato en el lavador - Ciao mamá, tu procura descansar y te llamo cualquier cosa - deposito un beso en su cachete.

Me acerco a la puerta me pongo mi abrigo y las llaves.  Me subo al auto y me dirijo al restaurante.

Al llegar saludo a los chicos y  me preparo para ayudar en todo lo necesario.

...

Después de  estar en el restaurante, el resto de  la tarde solo la pase en el bosque con Kara, quien es mi mejor amiga desde que estaba pequeña. Nos quedamos  observando el atardecer, la cual se tuvo que ir antes  por exigencias de su padre, dejándome sola.

Observando el lago en el que me encuentro, congelado debido al invierno.  Me acomodo mejor apoyando mi espalda en el respaldar de un árbol.  

Recuerdos vagos rondan por mi mente, mientras mis ojos observan con detenimiento como el lago y el cielo se unen en lo profundo.

¿Sabes mi Ocean?- pronuncia con su voz ronca pero suave y mis ojos observan los suyos - cuando era pequeño mi mamá solía decirme que " Cielo rojo en la noche, placer de los pastores",  lo que significa que habrán buenos tiempos... - toma una pausa  antes de seguir - cuando ella murió, todas las tardes siempre, siempre me encontraba sentado en este mismo árbol observando y esperando con ansias ver  el ocaso y así sentir de que aunque ella ya no se encuentre con nosotros, siempre tendríamos tiempos mejores. Y si, mi querida pequeña, si  yo llegase a desaparecer de tu vida, solo observa el atardecer  y recuerda que siempre vendrán tiempos mejores¨- 

Mis ojos comienzan a humedecerse y lagrimas descienden hasta mi garganta, mis sollozos son entre cortados que poco a poco aumentan. Mi espalda se posa suavemente sobre el césped logrando descansar. Cierro los ojos intentando reprimir mas lagrimas, mi pecho sube y baja agitado después de llorar. 

Mis oídos escuchan crujir una rama, a lo que me levanto rápidamente, y mi pulso se acelera frenéticamente.

- Pobre pequeña - un susurro logro escuchar en la lejanía. 

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!HOLA!

Paro aquí para hacer un pequeño comentario sobre las canciones, las canciones que yo pongo son las que a mi y a mi parecer son las que pegan bastante con la historia y cuando las escucho me hacen sentir o vivir realmente cada capítulo. Yo no tengo ningún inconveniente o ningún problema en que ustedes no la escuchen, mi intención es que lean y mas que todo la disfruten, con esto finalizo Gracias.

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Extraños brazos me rodeanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora