Almas Gemelas - ⓙⓐⓛⓞⓝⓢⓞ (Adaptación)

Tercer Alma

『❝La belleza es la verdadera maldición de éste mundo, porque tras ella se esconden los más horribles monstruos.❞ 』

El primer primer pensamiento de Alonso fue que Mateo era la criatura más hermosa que sus ojos hubieran visto, incluso por encima de él a pesar de que tuvieran externamente la misma apariencia. Decir que era bonito era un eufemismo. Era hermoso, y su rostro angelical combinaba totalmente con aquel
traje de blanco que lo vestía de pies a cabeza, reflejando la pureza que lo regía.

Mientras tanto, él yacía en una esquina en total silencio, presenciando tan sólo como
aquellos famosos diseñadores a los que sus padres le habían pagado para venir desde tan lejos, lo vestían y arreglaban con cosas hechas exclusivamente para él. Traje y joyas hechas a la medida, a demás de maquillaje caro y fino para no dañar su hermosa tez que tanto admiraban las omegas de la manada.

El tiempo había pasado relativamente lento desde la propuesta de matrimonio que había dejado a un Mateo totalmente feliz y a un Alonso realmente roto, con el alma tan destrozada como sus pobres brazos, que ahora estaban resentidos por su tristeza.

Aunque para él las horas transcurrían como días, a Mateo el tiempo se le había pasado demasiado rápido, y no sabía en qué momento habían llegado hasta ese importante punto, en el que él se casaría con aquel centinela tan importante que, aunque él no lo supiera, era el amor de la vida de su gemelo.

–Se ve hermoso, señorito Mateo–Halagó una de las sirvientas que hasta ese momento había permanecido al margen.

–Si. Ese color le va genial con su piel.

–Y el labial hace resaltar sus hermosos labios– Dijo otra, haciendo que Alonso se mordiera sus labios como respuesta inconsciente.

El era casi igual que Mateo, exceptuando que el era un poco mas moreno y tambien, mas alto que su gemelo. Entonces, Por qué a él no lo halagaban como lo hacian con Mateo?

Intentó ignorar un poco sus pensamientos autodestructivos, diciéndose a sí mismo que las comparaciones no eran buenas, y menos si lo hacían sentirse inferior a la otra persona involucrada.

–Pueden retirarse –Concedió Mateo con una sonrisa brillante adornando su rostro.
Las sirvientas, haciendo una reverencia se retiraron rápidamente y salieron de la habitación, sin siquiera darle alguna mirada ha Alonso que aún miraba fijamente a Mateo que se hacía halagos a sí mismo frente al espejo.

–¿Se ve bien?-Preguntó.

Alonso calló, sin saber si debía responder él o no, si le hablaba a él o solamente era un comentario retórico o algo parecido. Mateo pareció notar su indecisión y soltó una pequeña risa con un tono extraño que no agradó a Alonso, y se volteó y le miró fijamente,con aquella penetrante mirada que le ponía los vellos de punta como si hubiera recibido una descarga eléctrica.

–¿No me responderás?–Y de nuevo, Alonso se sintió realmente nervioso porque no sabía qué hacer o cómo actuar.

–¿M-Me ha..blas a mi?–Inquirió, aún sabiendo que era algo realmente estúpido, puesto que Mateo no apartaba la mirada de él.

–¿A quién más, Alonso?–Rió, ésta vez más genuinamente.

–N-No lo sé.

–¡Oh, vamos! Deja esa cara de muerto viviente–Bromeó–,es la fiesta de tu hermanito, ¿No estás feliz por mí?-Alonso lo vio fijamente. No estaba dispuesto a mentir, pero él no haría sentir mal a su hermano, si es que podía hacerlo sentir cualquier cosa– iDale! Sonríe un poco. Tu hermano se casará con el alfa Jos Canela, el centinela de la manada, el hombre de confianza de papá. ¡Es genial!