Sexta Alma

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『❝¿Por qué me duele tanto? Si se supone que ya me había acostumbrado❞』

Aquel frio que hacía aquella noche, calaba
hasta los huesos de Alonso de manera agradable pero escalofriante. Su lobo solía ser muy diferente al de los demás, o eso intuía, porque al ver a los omegas pegados a sus alfas ansiando ser abrazados y protegidos del frío, no podía evitar pensar que él nunca sería así.

El amaba demasiado el frio. Era una sensación agradable, su piel se erizaba, y su mente podia pensar aun mejor, más a gusto.

Esa noche en específico, no fue así. Se sentía más extraño de lo que debería, con una sensación extraña de emoción pero al mismo tiempo de miedo plantado en la boca del estómago que le hacia querer vomitar, querer liberarla, pero no podia, porque no sabía cómo.

Ya había anochecido, y aún así, podía ver
claramente los árboles del bosque, como si el sol estuviera presente, pero no era así. La luna brillaba en todo su esplendor en lo más alto del cielo, Iuciendo así su luz natural de manera coqueta y agradable para los lobos que esannoche le rezaban esperanzados para que el adorado Mateo no viera un fatal destino.

Querían, exigían que la luna lo llenara de su luz y vitalidad para que él perdurara por muchos años más, o eso era lo que se escuchaba en sus oraciones y rezos.

El aún permanecía en el bosque, recostado en un árbol, y Rain aún estaba a su lado, un poco inmersa en sus propios pensamientos, mirando de manera vacía a la muchedumbre triste, hasta que en algún momento de la noche, su mirada se perdia y no volvía. Parecía estar en
trance, pero eso no le incomodaba a Alonso y en cambio, le parecía bastante agradable.

No estaba acostumbrado a entablar
conversaciones con nadie, y de cierta manera, la sola presencia de ella le hacía, por primera vez, no sentirse tan solo.

Una suave y melódica risa le hizo voltearse,viendo a Rain que estaba tomando aire con una expresión llena de alivio y felicidad.

–Llegó la hora.

『 Almas Gemelas』

Jos estaba con la cara entre sus dos manos, sobaban suavemente a forma de masajes circulares sus entumecidos cachetes, resentidos por haber mantenido fruncidos por mucho tiempo. Aún así, al alfa no le importaba, ni tampoco a su lobo, que aullaba dolorido mientras
chillaba dentro suyo y rasgaba por salir y de alguna manera, ayudar al omega que estaba en la camilla, que cada vez palidecía más.

El color levemente moreno de Mateo había desaparecido, y en su lugar, había un color casi transparente en su piel, que dejaba ver sus venas sin dificultad alguna, y en donde estaba su doble párpado, sólo habían dos ojeras enormes de dudosa procedencia, pues éste había estado durmiendo toda la tarde.

La cara de Jos estaba algo roja, en su
expresión no había más que lamento. Sus ojos rojos y mejillas húmedas reflejando la tristeza en la que se había sumergido durante las horas en las que estuvo en esa habitación velando por la salud de su omega, aunque supiera que poco o nada ayudaba.

La puerta fue abierta de improvisto, asustándolo, pero supo manejarlo pues no se movió y solamente siguió observando el rostro pálido de Mateo que parecía estar durmiendo placidamente. Otro par de gordas lágrimas bajaron por la comisura de sus labios, y él intentó no
fruncir sus labios ni hacer ruidos lamentables.

–Él saldra de aqui –Dictaminó rigidamente acariciando su delicada y ahora muy fría piel.

El doctor hizo de sus labios una fina linea
recta, analizando con pena la necesidad en las palabras lastimeras del alfa. El sabía lo dolorosa que era la pérdida de un compañero, y más el de uno destinado, pero no podía ocultarle la verdad a Jos por más tiempo.

–Mire, señor Canela...

–Él saldrá dentro de poco–Dijo de nuevo,
apretando dolorosamente sus puños hasta que sus nudillos se volvieron blancos.

–Él no saldrá dentro de poco –Se apresuró a decir–. Él no saldrá de aquí nunca. Al menos no estando vivo.

Dos segundos pasaron en un silencio
incómodo por parte de Jos que impresionó al médico, que pensó que al instante él estallaria en llanto o en gritos de negación, pero nada de eso pasó.

Al menos no hasta que un poco de tiempo
después, él se levantó de su silla y empuñó la camisa del médico y lo alzó con fuerza impresionante, sorprendiéndolo.

–¡Te dije que el saldria de aqui! –Su
expresión fue endurecida, pero aún así, no
pudo ocultar las lágrimas que bajaban con
mayor intensidad por sus mejillas, terminando en su barbilla y desapareciendo tras estallar en
el piso–,por tu propio bien así será. Yo soy el centinela de ésta manada y puedo hacer de tu vida un infierno, yo-

-S-Señor.. Canela... –La dificultad al hablar
hacía notar el asfixia al que estaba siendo
sometido–,el s-eñor Mateo... no t-tiene
salvación–Cerró los ojos, notando como el agarre se hacía más fuerte.

Intentó mandar una patada, pero fue en vano, pues el cuerpo rígido del alfa no se movió ni un centímetro, y las venas en sus brazos se marcaron. Sus ojos se tiñeron de rojo, expresando la rabia e impotencia que lo dominaba.

–iMientes!

–A-A... A-Ay...¡Ayuda!–Balbuceó con
sus últimas fuerzas, sintiendo que estaba
perdiendo la conciencia.

Pasaron alrededor de quince segundos antesde que la puerta fuera abierta de un golpetazo, dejando ver al padre de Mateo que apartó a Jos de un manotazo. El doctor se tomó un corto tiempo para respirar y recuperar el color que había perdido, aún bajo la atenta mirada
de  Jos que estaba siendo inmovilizado porMartino.

–¡Suélteme! ¡Él es un maldito! ¡El...!

–¡Él está diciendo la verdad, Jos! –Gritó.
Después de eso, no se escuchó nada más que el sollozo del alfa que estaba cada vez más roto-Ya habló con YooNa conmigo-Explicó calmadamente–. Mateo no resistirá. Morirá antes de que pueda llegar la mañana, y eso ya está decidido, él no resistirá.

–iNo puede ser! iMe niego a creerlo!–
Rebatió–,sólo fue un desmayo–Luchó
por liberarse, forcejeando fuertemente hasta lograrlo.

No tardó en llegar a la camilla de Mateo para acariciar su mano, en donde estaba clavada la aguja por donde llegaba a su sangre quién sabe cuál medicamento.

–Mateo, mi amor..– Chilló con voz rota–
despierta.. Por favor despierta...

Cerró los ojos, dejando el camino libre a sus sentimientos que florecieron al instante, dejando al descubierto su agonía. Grande fue su sorpresa al sentir como una huesuda y fría mano acariciaba su mejilla.

Lo único que pudo observar fue el rostro con una sonrisa triste de Mateo, que intentó pronunciar algunas palabras pero no pudo y solamente movió sus labios de manera lenta y pausada, antes de cerrar los ojos de nuevo.

Todo pasó en cámara lenta.

Aquella máquina se descontroló y el pitido que avisaba que el corazón de Mateo había dejado de latir hizo que la cabeza de Jos doliera, al igual que su interior al tener que enfrentarse a la horrible realidad.

El médico gritó algo que no pudo escuchar. Vio como sacaba a Martino de la habitación y como Columba llegaba a la puerta con la expresión rota, pero él permaneció totalmente inmóvil.

El doctor tomó un desfibrilador y electrocutó a Mateo varias veces con éste, sin recibir respuesta alguna de parte del chico.

Jos negó varias veces apretando su
mandibula, aún inmóvil, y aulló. Negándose a enfrentarse a la verdad.

Negándose a aceptar que Mateo no estaría más con él.

Negándose a aceptar que su omega había
caído en un sueño profundo del que no
despertaría jamás.

» ¿Murió?

»Si. Y no fue el único que lo hizo.

『❝La luna está llena de miradas que se perdieron buscando una respuesta❞』

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⏰ Última actualización: Apr 08, 2020 ⏰

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Almas Gemelas - ⓙⓐⓛⓞⓝⓢⓞ (Adaptación) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora