Capítulo 5: Foco de atención

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El muchacho dando vueltas en la cama le despertó, sus ojos arenosos se acostumbraron rápido a la luz de la mañana. El rubio que se incorporó a su lado y le dió la espalda le extrañó, pero no le dió la debida importancia hasta que este se levantó muy apurado hasta el baño. Llegaron a sus oídos sonidos extraños y cuando distinguió las arcadas se alarmó y trató de entrar, pero el muchacho sosteniendo la puerta desde adentro no se lo permitió.

Al salir minutos después le ofreció un vaso de agua y se abrazó a él con fuerza.

–Me siento terrible, marimo…– Dijo en un hijo de voz. Se dejó hacer y el de mayor estatura le llevó a la cama.

–Llama al viejo y pídele el día libre. – Le propuso. – El próximo lunes tengo que ir a la corte otra vez. –Suspiró. – Irás al doctor y te tomarás el día libre, ¿De acuerdo? –

–De acuerdo. – Volvió a acostarse y el moreno salió de la habitación. Alcanzó su teléfono celular y buscó entre sus contactos el número de ese hombre dueño del restaurante. Lo pensó un minuto, ¿Qué haría si el hombre no le daba el día libre? ¿Lo desobedería? Respiró hondo antes de pulsar en ese número en específico.

❣❣❣❣❣

–¿Mugiwara-ya? ¿Qué haces aquí? –Cuando la puerta de su consultorio se abrió, el pelinegro alegre ayudaba a andar a su amigo ojiazul sosteniendo su mano. – ¿Kuroashi-ya?

–¡Torao! – Sonrió el muchacho. – Sanji necesita que lo atiendan, estuve buscando a Chopper pero no lo encontramos en el hospital, así que lo he traído contigo. – Mantuvo su cálida sonrisa.

– Oh, bien. Hablemos, Kuroashi-ya. –  El doctor se colocó sus guantes y sus lentes. El muchacho rubio se veía bastante pálido. – ¿Cómo te sientes?

– Por la mañana me he levantado con un terrible dolor de cabeza que no me dejaba descansar desde hacía varios días. – Comenzó, aún que el médico le prestó atención, el otro muchacho parecía más entretenido en un insecto volador que pasaba por ahí. – De pronto me he mareado y he ido a vomitar al baño. – Se avergonzó un poco por lo que acababa de decir, pero aún así continuó. – Ayer me he sentido tan mal que me dormí en cuanto toqué la almohada, pero tengo lagunas desde entonces. Yo… no recuerdo lo que pasó luego de que el marimo llegase a casa.

–¿El marimo…? – Alzó la ceja ante tan extraño apodo.

– ¡Shishishi! ¡Es verdad! Ésta mañana conocí a la pareja de Sanji. Él es muy grande, moreno y su cabello es verde. – Sonrió. El rubio se sonrojó luego de que el pelinegro describiera a su marimo, es verdad, él era bastante grande, en varios sentidos.

–Kuroashi-ya… –Suspiró. – Agradezco que hayas dejado tu informe médico en mis manos… sé que es algo que te aveguenza, pero necesito que respondas a todas mis preguntas respecto a eso, ¿Entiendes?

–De acuerdo. – Respondió cabizbajo.

–¿Tu pareja está enterada sobre lo que dice tu informe médico? ¿Lo han hablado alguna vez? – Ante la negativa del rubio, continuó. – ¿Cuándo fue la última vez que lo hicisteis? Sé que sabes a lo que me refiero.

–No lo sé, quizá hace un par de semanas. – Se rascó la nuca. – No entiendo que tiene que ver… él y yo siempre nos protegemos, así que yo no… uhm… Quizá sólo sea una… ¿Infección estomacal?

–Entiendo. – Se quitó los lentes. – Ven conmigo. – El muchacho le obedeció. El mayor entre ambos le pidió acomodarse en una camilla. – Haré unas cuantas pruebas, avísame si duele. Quizá necesite una muestra de sangre – Vió el intento frustrado del otro para interrumpirlo. – Sé lo mucho que odias las agujas, no te preocupes.

Luego de esas pruebas, Law le pidió que se sentase en la orilla y el tatuado se alejó un momento de él para colocarle la aguja a la jeringa. Cerró sus ojos cuando la punta se acercó a su piel, los dedos de su otra mano comenzaron a temblar al sentirla adentrarse pero entonces miró al más joven entre los tres, que le sonreía incesantemente con alegría en su cara y ese particular sombrero de paja.

–Sanji…– Escuchó al mismo decir su nombre para llamarlo, a su lado Law guardaba algo dentro de un cajón en su escritorio y una curita yacía en el interior de su antebrazo.

–Puedes irte. – Dirigió su mirada a él. – Tengo varias sospechas, así que haré bastantes exámenes. Te llamaré cuando puedas tener los resultados, puede que tarde un par de semanas, así que por ahora te diré que no debes tomar alcohol, fumar ni consumir alimentos crudos, ¿Queda claro?.

–¿Me acabas de decir que tengo que dejar de fumar? – Se levantó de su sitio, tratando de dijerir lo que acababa de escuchar.

–Sólo será por unos cuantos días. – Suspiró profundamente antes de hacerle una señal al chico para que se levantase y comenzará a caminar a su lado. – Hasta luego, Kuroashi-ya. –Respondió casi al salir de la sala. La señorita se despidió de ambos y los dejó partir luego de entregarles un documento. Comenzó a caminar con dirección a casa, pero el pelinegro metió una idea en su cabeza y dijo "¿Por qué no?

❣❣❣❣❣

Cuándo cayó en cuenta de la hora que era luego de encender su teléfono apenas unos centímetros fuera de su bolsillo de su pantalón, salió casi corriendo de la sala de su amiga apenas despidiéndose de ella. El pelinegro salió detrás de él para alcanzarlo, lo logró, aún que cansado se ajustó a su ritmo. Al llegar, en el sillón frente al televisor estaba Zoro, medio dormido; apostaba a que había estado esperándolo.

–Sanji…– Dijo el moreno entre suspiros cuando empezaba a despertar y se alegró al ver su rostro sonriente mirándolo. – Te estaba esperando, joder. Me habías preocupado.

–¡Hola, Zoro! – Exclamó el chico. – Después de ir con Law, llegamos a la cafetería, entonces Sanji y yo fuimos a casa de Robin. – Se sentó a su lado, pretendiendo prestar atención a la televisión, aún que todo mundo sabía que a él no se le podía ocultar nada.

–Robin me ayudó muchísimo…– El peliverde le guió a sentarse en sus piernas para mimarte, cosa que aceptó con gusto. – Me siento mucho mejor. – Aceptó los besos que el otro repartía en su cuello y rostro. –Siento haberte preocupado.

– Te ves mejor que está mañana. – Besó su frente – Hueles a café. – Le quiso besar, pero el otro se resistió susurrando "enfrente de Luffy no, idiota". No le hizo caso y simplemente se lo comió a besos. El otro chico suspiró al verse ignorando por el par enamorado siendo meloso prácticamente a su lado.

–¡Idiota! – Jadeó al separarse. – Luffy ha estado conmigo todo el día desde que le llamé para que me llevase con Chopper, ¡Así que déjame ofrecerle algo, estúpido marimo mierdoso!

–Ugh, está bien. – Se separó por fin quitándose la mano del otro de su hombro. – Ésta noche eres completamente mío, ¿Escuchas?

–Que sí, que me sueltes ya, imbécil.

Asecho Nocturno [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora