Capítulo 4: Motivación.

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-Hey... marimo...- Susurró a su oído suavemente, sentado a horcajadas sobre su estómago. El celular del peliverde vibraba a su lado marcando las 6:17 de la mañana mientras una melodía alta y muy odiosa resonaba en toda la habitación. -Marimo... La alarma lleva mucho tiempo sonando... - Gimió en su oído.

-Déjame en paz... - Gruñó volteándose para darle la espalda a su pareja e intentó volver a dormir, ignorando la irritante melodía que resonaba en el fondo. Sintió el peso del rubio sobre uno de sus costados y pronto la lengua de éste sobre su oreja. Suspiró cuando sus dientes comenzaban a hacer presión en su piel y antes de que ésta aumentase decidió por fin responder a la llamada de su compañero.

-Marimo estúpido... - Susurró enamorado cuando Zoro le miró directamente a los ojos aún soñoliento. Tomó el rostro de su amado entre sus fríos dedos y rozó ambas narices. - Lo que tengo que hacer para despertarte... - El moreno cerró sutilmente sus ojos y sus labios se unieron rápidamente. - Eres tan lindo... - Ésta vez él fue quién cerró sus ojos.

-Cierra la boca. - Respondió alejando el rostro del rubio del suyo bruscamente con su mano abierta. Rápidamente Sanji se sentó en su cadera disgustado con una tierna expresión. - Tú eres el lindo. -El muchacho rió sutilmente dejándose caer a su lado, aprovechando su flexibilidad.

-Me pediste que te despertase a esta hora... me preguntó que irás a hacer. - Preguntó de forma irónica.

-Tengo que estar a las 8 en la corte, estúpido. - Dijo incorporándose lentamente en la cama.

-Solo era para que recordaras. - Rió abrazando al moreno por la espalda. - Me prometiste que nos ducharíamos juntos. - Acarició su pecho desnudo con la punta de sus dedos y el peliverde se estremeció.

-¿Hace cuánto estás despierto? Estás muy frío. - Tomó una de sus manos entre las suyas, llevándola hasta su boca, dónde besó la punta de sus dedos fríos. - Dicen que las personas de manos frías tienen buen corazón. - Suspiró.

- Me pregunto si tienes razón...- Mordió su oreja, luego de apoyarse de sus hombros.

-¿Aún quieres que nos duchemos juntos? -Preguntó sujetando su cintura.

-¿Crees que cambiaría de opinión? - Abrazó su espalda y el moreno dió una palmadita en uno de sus muslos.

-Adelántate, ahora voy.-

-Te estaré esperando, marimo. - Caminó con un baile improvisado hacia el baño, deteniéndose por un segundo en el marco de la puerta, mirándole intensamente. Más tarde se levantó y caminó unos segundos alrededor de la cama, escuchando el sonido del agua chocando contra el piso propio de la regadera. Agitó sus hebras verdes y mandó a volar la ropa que poseía encima a excepción de los bóxers.

Entró al baño cerrando la puerta tras de sí, dejó la toalla que había tomado antes en la habitación y abrió después la puerta deslizable en la que se escondía detrás Sanji. El rubio estaba lavando ya su cabello, mirándolo rápidamente antes de cerrarlos debido al shampoo.

Tiempo después, el ojiazul fue el primero en salir, con una toalla amarrada en la cintura y otra más pequeña alrededor de su cuello secando su cabello. Se vistió adecuadamente aún con la toalla en su cabeza, ordenó un momento la habitación y esperó pacientemente al marimo, acostándose en la cama frente al televisor. Cuando éste salió dejó la habitación y se dirigió a la sala, esperando que dieran las 7am.

-¿Vas a acompañarme? -Preguntó cuando vió a Zoro abriendo el refrigerador de lejos, tomando una bebida de dentro.

-¿No puedes ir por tu cuenta? - Respondió mordiendo una manzana, que luego de la botella que dejó en la mesa de al lado tomó y limpió. - Me iré dentro de poco. Tú no tienes por que hacerlo.

Asecho Nocturno [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora