Capitulo 1: Taciturno

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En aquella habitación lo único que podía escucharse eran los húmedos sonidos de su boca contra la piel de su miembro, provenientes de sus labios rosados aún un tanto mallugados y enrojecidos que sólo los hacía lucir más lindos ante sus ojos. La azulina mirada no se apartaba ni un instante de la suya, brillosos y encantadores le miraban más allá de sus muslos que presumían ya de una que otra mordida que se torneaba rojiza.

—Espera... aún no...— Tomó sus rubios cabellos y los haló hasta haber separado sus labios de su miembro. El rubio sonrió lascivamente, frotando su mejilla contra su miembro, húmedo y caliente que pedía atención. —Ya basta Blondie,... quiero correrme dentro de ti...— El rubio se levantó disgustado ante el apodo puesto por el moreno, sentándose en las caderas de su acompañante y sus manos fueron directamente a sus hombros, buscando apoyo en ellos.

—Eso te costará más, my darling~ Ronroneó gustoso a su oído. Cogió con ambas de sus manos sus caderas y buscando más contacto comenzó un vaivén delicioso para ambos en el que la hendidura de sus glúteos se frotaba contra su duro miembro a través de la estorbosa tela de la lencería.

—Puedes agregarlo a mi cuenta... no me importa tener que pagar más si puedo tenerte como mi acompañante ésta noche...—Susurró a los oídos del ojiazul tomándose molestia de juguetear con sus glúteos, moldeándolos a su gusto dejó enterradas sus uñas en esa lechosa piel que simplemente tenía el deseo de dejar su marca, su firma en ella.

El blondo simplemente no dijo más, dejó que los labios contrarios se apoderaron de los suyos, sufriendo de una que otra mordida. El moreno se encargó de hacer sangrar esos carnosos labios que tanto le apetecían que cuál cerezas, saboreó la ácida sangre proveniente de ellos como si se tratara de su mayor elíxir.

La molestia en el rostro se reflejó, más nunca se quejó. Se dejó hacer totalmente, dejó que las gruesas y bruscas manos hicieran lo que quisieran con su piel, sus dedos se podían ver ya marcados como manchas de color blanco en su piel enrojecida; especialmente en sus caderas y cintura. Simplemente cerró sus ojos, arqueando su cuello hacia atrás, dejando que los labios contrarios dejaran prueba de su encuentro en su piel.

—Eres muy callado, rubia... — Ronroneó nuevamente en su oído, despertando un extraño sentimiento en el cuerpo contrario haciéndolo temblar —Me encantaría que empezaras a gemir como se debe, cejillas... —Metió ambas de sus manos entre su cuerpo y el contrario; el de tez blanca dió un brinquito, permitiéndole levantarlo con su cuerpo. Recorrió la cama de hotel dando media vuelta para lograr dejar al rubio debajo suyo.

Recorrió su pecho suavemente, dejando varias marcas de besos y mordidas a su paso; se detuvo en sus pezones, que estimuló con ayuda de sus pulgares, segundos después con su boca. Con expresión cansada el rostro albino desvió la mirada, cansado de ver lo mismo siempre, desilusionado se dejó hacer; él buscaba alguien original, que le hiciera llegar al cielo de una forma interesante.

-Levantate, cariño...- Escuchó la voz gruesa y masculina de su amante, llamándolo directamente a obedecer. Se levantó lentamente con ayuda del peliverde, que cogió sus costados levantándolo. El peliverde le dejó encima de su pecho, mirándolo con lujuria le invitó a acercarse; no entendiendo lo que el moreno quería decir se quedó en blanco. La pequeña y débil palmada en uno de sus glúteos le hizo entender, acercando sus caderas al rostro moreno. - Voltéate...-

Le hizo caso, volteandose. Una mano intrusa se coló debajo de la lencería blanca transparente haciendola a un lado, llendo directamente por su miembro, duro por las anteriores atenciones. La gruesa mano cogió un ritmo lento y suave, sólo como una distracción a lo próximo. Dos dedos húmedos y gruesos se enterraron sorpresivamente en su interior, arrancándole un par de gemidos, que él ahogó en su garganta.

Asecho Nocturno [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora