Nuestra Historia

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Mi madre aun sigue en el hospital, espero pueda salir, la extraño mucho en casa, sin ella no me siento seguro, no se que haré cuando me falté,  no quiero vivir en este casa, no es un hogar para mí, no si ella ya no estará , mi padre me odia, si por él fuera yo ya no estuviese en esta casa o con vida, no he podido terminar la secundaria, cuando se entero de mi homosexualidad me saco por que sería su vergüenza , si no fuera por mi madre, estaría viendo raíces en este momento.

Pero hoy mi madre no está en casa, hoy no está para protegerme, mi padre llegó ebrio como todos los días, por tanto se terminó desquitando conmigo, en estos momentos estoy en el suelo, hoy recibí una paliza que no me puedo levantar del suelo, mi padre me golpeó en la cara, siento mi rostro arder con fuerza, siento una parte de mi dormida, intente defenderme pero un 1.90, robusto con mi 1.67, no ayuda mucho, hoy conocí que duro puede ser una pared, que frío puede ser el suelo, que te saquen el aire con un balón de fútbol, no es lo mismo cuando unas zapatillas deportivas te tienen arrinconado contra la pared y no las puedes detener, llamarte tonto por equivocarte no es lo mismo cuando quien te las dice, lo dice con odio cuando las escupe.

- Maldito maricon de mierda - un nuevo golpe.

No puedo hablar, solo matame padre, solo se más rápido.

- Me avergüenzas odio seas mi hijo... Pobre de tu madre al parir una escoria como tú... Que piensas embarazarte como los putos asquerosos que andan en la calle.

Me toma de los cabellos y mi cara da contra el suelo.

- No ni defenderte puedes... No eres un hombre... Tienes un pene de decoración... Pero ni eso eres... - escupe mi rostro.

Si me preguntan no veo nada, siento el sabor de mi sangre en mi boca, seguido de un sonido en mi oreja.

- Dejame... - es lo único que sale de mis labios, pero no puedo gritar, no siento que en realidad este diciendo algo.

- Me das vergüenza - Me levanta del cuello de mi camisa y me arrastra por la casa, sube las escaleras, me tumba contra la puerta de mi habitación, está se abre de golpe chocando contra la pared.

- Ojala te mueras escoria.

Me deja en el suelo, y a como puedo me arrastró lentamente, me duele el alma, pero no le daré una lagrima a mi padre, quiero llorar pero no le daré el gusto, mis ojos pican y el dolor invade mi brazo, me quedo en el suelo y siento que sube las escaleras, solo espero mas palizas, pero estas no llegan, cierra la puerta de mi habitación de golpe, tanto que creo el bombillo se quemo o reventó la manija de mi puerta.

En ocasiones mi padre trae prostitutas a la casa, cuando se cansa de golpearme o de pegarme con la tira de la plancha, termina frente a mi follando con alguna mujer, y diciendo que esto es lo que debería hacer, no que me den por el culo.

Me levanto del suelo y respiro profundamente, mis piernas duelen, mis costillas igual, no se si tendré dientes, hoy fue peor que hace un mes, camino al baño de mi habitación y enciendo una lámpara, no tengo bombillo, se quemo ayer, quizá por eso me pego hoy, no pude comprar los otros, debía comprar sus cervezas, debía dejar dinero para sus prostitutas.

Observó la sangre que se va secando en mi nariz, no tengo como curarme las heridas, decido que con mi propia camisa me voy a quitar lo que pueda , me voy limpiando lentamente , tengo mi labio roto, en mi frente tengo la forma de su zapatilla y creo que eso verde es pintura seca de la pared, del tanque del inodoro, mojo mi camisa y limpio mis heridas, una a otra, cuando ya esta húmeda limpio mi cuerpo y me quito el olor de la cerveza, mi ojo empieza a ponerse azul, me reviso en el espejo y tengo raspaduras y marcas de los azotes con el cable tras mi espalda, al girarme al otro lado, mi parte morada sigue igual, no se si estará  infeccionado, me toco pero me duele mucho.

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