4: Primer día

30 2 0
                                    

La ceremonia de entrada estaba por finalizar. Todos los alumnos se encontraban reunidos en el gran auditorio de la escuela secundaria Jaryong; el director hace un momento había dado un mensaje de bienvenida a los nuevos estudiantes de primer año, y por supuesto también a los alumnos transferidos, como era el caso de Yun Hee y algunos más.

Todos los estudiantes vestían perfectamente el uniforme característico de la secundaria Jaryong: El blazer azul noche con bordes dorados tenía la insignia de la escuela en el lado izquierdo con una pequeña plaquita de identificación en la que estaban grabados con letra dorada los nombres y apellidos de cada alumno. Las chicas estaban usando faldas grises con pliegues, que a las más bajas les llegaba unos centímetros por encima de las rodillas y a las más altas les cubría la mitad de sus muslos, y los chicos usaban pantalones en el mismo color. Sin excepción, y debido a los rezagos del clima de invierno, todos tenían chalecos de lana a juego encima de las camisas y blusas blancas, y ajustando el cuello de éstas unas corbatas rojas —las chicas usaban unas especiales de moño— con rayas blancas y negras.

El programa transcurrió de manera ordenada y los aplausos llenaban el auditorio cada vez que alguien terminaba de dar unas palabras o se mostraba un video. Ahora uno de los profesores se había acercado al micrófono para informar a los alumnos nuevos y recordar al resto de estudiantes las indicaciones y reglas que se debían respetar y cumplir durante los dos semestres.

Yun Hee escuchaba atentamente todo, aunque no podía evitar que su mente se distrajera al saber que ya pronto les dirían que fueran a sus salones.

Había llegado cinco minutos antes de que llamaran a todos al auditorio. No había calculado muy bien su tiempo y casi llegó tarde. Tomó una nota mental de salir de su casa con treinta minutos de anticipación a partir del día siguiente en adelante. Añadió a eso: no volver a ignorar los consejos preocupados y previsores de su tía nunca más. Aunque ahora en realidad solo podía pensar en lo que había presenciado mientras se dirigía al auditorio: todas sus compañeras de último año ya tenían grupos formados; vio cómo varias se saludaban y se llamaban entre ellas para sentarse juntas. Aquello la había desalentado, de alguna forma; se sentía insegura y preocupada por ser excluida.

Varios años habían transcurrido desde que ella estuvo rodeada por compañeros de estudio tal y como estaba ahora. Recordaba muy poco de sus años en la escuela elemental y el internado del primer año en primaria; lo único que venía a su mente eran los momentos de soledad en la biblioteca de su primera escuela y las ocasiones en que todos hablaban de ella a sus espaldas en el internado. Esas épocas eran las más amargas de su vida, por lo que el tener profesores privados, durante el resto de la escuela media hasta el primer año de la escuela secundaria, le resultó un gran respiro al mismo tiempo en que se sentía más resguardada, como si se tratase de una burbuja en la que se aislaba del rechazo de las personas de su edad. Pero ahora que vivía en Seúl, no se lo podía permitir (aunque no por falta de economía); su tía fue muy clara con ella el año anterior cuando lo habían conversado, asegurándole que era lo mejor para ella y su necesario desenvolvimiento y adaptación.

La había convencido muy bien ese día, y hasta logró emocionarse con la idea de conocer y divertirse en su último año con un grupo de amigas. Pero la sensación había ido menguando a medida que dejaba que sus inseguridades la inundaran. Intentó relajarse con pensamientos positivos, como que lo importante era ser ella misma, amable y respetuosa con todos por igual. Todo iba a estar bien. No tenía que preocuparse. Además, se recordó a sí misma que al terminar las clases de ese día, buscaría el club de Arte; pertenecer a un club era un excelente primer paso para conocer a otros compañeros con intereses afines y de paso, dibujar con libertad, esta vez fuera de su casa.

Se sentía mucho más animada cuando todos se pusieron de pie para dirigirse a sus salones. En orden, esperó la señal de uno de los maestros mientras los de primer año salían y luego los de segundo; cuando eso sucedió, los de último año salieron en dirección hacia el tercer edificio.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 11 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Getting to know himDonde viven las historias. Descúbrelo ahora