||Chapter Two: The countdown||

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Gon observa detalladamente el profundo azul perteneciente a los ojos del albino que se encuentra retenido entre los guardias, sus guardias, con el arma en el cuello.

No sabe cómo ha vuelto a acabar en esa situación, sabe que el de piel Nivea había sido soltado hace tan solo unos segundos, sin embargo, la razón por la que había sido vuelto

La sed de sangre altera a las personas cercanas, se encuentra en medio de la multitud, y se siente intimidado ante los suaves empujones que recibe por desconocidos. Sin embargo, no es capaz de moverse.
Su mirada se ha quedado fija en el suelo, aquel "objeto" al que el albino se aferraba.

—- Sueltame... —- La tenue, fresca, y súbita voz se presenta inundando sus oídos como si fuese una suave melodía. -— O morirás... -— Se estremece fuertemente ante el frío tono de voz que es usado por el de piel Nivea, intenta mantenerse firme, pero le es imposible retroceder ante el repentino empujón que recibe por la gente que se encuentra frente suyo.

Observa fijamente la escena, el guardia hace caso omiso a la advertencia del albino, lo esposa rápidamente y Gon está listo para saltar a rescatarlo si la cosa se pone fea. — Uno, — Puede notar por el semblante serio que posee que está hablando en serio, y si es sincero;

"Da un poco de miedo"

-— Dos, — Nota que algunas personas se están retirando, y eso le indigna en cierto modo. — Tres. — Al final de la cuenta regresiva, el albino rompe las esposas tan fácilmente, que parece como si estuviese troceado papel mojado.
Ante el cambio repentino de ambiente Gon salta de su lugar asustado, se siente abrumado como si fuese un animal acorralado.

La gente comienza a empujarlo, los gritos aterrados del pueblo inundar la plaza lo aterran.

El de ojos azules da un fuerte golpe a la armadura que cubre el cuerpo del hombre que lo tiene prisionero, coloca su rodilla encima de él, sin embargo, no parece necesario.

Los ojos afilados, fríos y vengativos, lo miran de una manera tan asesina que han paralizado al hombre de gran mosculatura.

En un movimiento  tan rápido que sus ojos no son capaces de captar, el de hebras plateadas ya había arrancado el cuello del trabajador. 

The Prince and the Pauper || GonKilluDonde viven las historias. Descúbrelo ahora