The Prince and the Pauper || GonKillu

||Chapter one: the pain of losing what you loved||

Aquí _-TartaDeLimon-_ :D
Ojalá les guste este capítulo, pero no negaré que me enojó un poco que mi amiga cambiara el inicio :(

Narrador omnisciente.

No sabía cómo, pero, ¿Les has pasado que hay veces en las que simplemente hacen las cosas por impulso? El ver a aquel albino llorando en plena multitud, abrazando con recelo un objeto el cual se le hacía irreconocible.
Conforme se acercaba a pasos lentos, la imagen que tenía se iba haciendo cada vez más y más tétrica.
Aquel chico opaco ante sus ojos abrazaba lo que parecía ser la cabeza decapitada de una niña pequeña.
Oía sus gritos desgarradores, y los sentía como si fuesen suyos, por cada lágrima que era derramada, un peso caía sobre sus hombros como si estuviese cargando un saco de papas. Observó aún oculto bajo las sombras y multitud como tomaban el frágil cuerpo contrario.
Luchaba por zafarse del agarre que lo tenía prisionero, reconocía aquel escudo y signo que portaban esos caballeros que parecían ser los causantes de todo el mal que estaba en esa pequeña plaza.
Era el signo del palacio. — ¡SUELTAME, DESGRACIADO! — Despertó de su pequeña ensoñación ante el grito que dió el albino que se encontraba a unos metros. No supo cómo actuar, pero fue más por impulso que otra cosa.

Corrió rápido a donde se encontraba el prisionero, y con algo de torpeza recogió una pequeña roca, para posteriormente tirarla.

Se encontraba paseando por el pueblo antes de que todo esto pasará, ¿Por qué no simplemente se iba? Era simple la respuesta.

No quería ser igual a su padre. — ¡Suelta al albino! — Todos se quedaron en silencio ante el grito fuerte que dió. No esperaba que su voz resonara de tal manera en el lugar. No sintió pena alguna, de hecho, se sentía indignado.
Había llegado tarde, no había podido salvar la vida de esa pequeña, pero quería salvar la de ese albino de mirada opacada.

Se sentía asqueado, por que esa multitud solo se había quedado expectante, sin decir o hacer algo. — ¡No puede ser...! ¡Es-es el príncipe! — Sintió incontables miradas ante él.
Nunca había estado en el pueblo, no que recordara, era su primera ves allí, y la sorpresa que encontró no le agrado.

Su padre tenía muchos arreglos que hacer.

De todas las miradas que recibió, una de ellas resaltó.

Aquel albino de ojos azules, le observaba de una manera fría y hasta asesina.
Pero no sé inmutó. Los guardias lo soltaron ante su presencia, se sentía aliviado por ello. — ¿Que está pasando? — Aquel chico de mirada salvaje abrió su boca, dispuesto a hablar, pero el arma a escasos centímetros de su cuello se acercó, dejandolo con las palabras en la boca. Una pequeña gota de sangre se deslizó por su cuello.

Pero la reacción que tuvo no fue la esperada.

¿Por qué aquel guardia sentía, que iba a morir en esos momentos? La mirada astuta y sanguinaria del menor se lo decía.

Pero Gon pudo verlo.

Tras esas intenciones, algo en la mirada del de pelo blanco le atrajo.

Ese algo, era dolor.

El dolor de haber perdido aquello que amas.