La Vieja Mansion

La Mudanza

Me presento, me llamo Lucia Florence, aunque la mayoría de la gente me llama Lu. He de decir que soy millonaria, y antes de que me acuséis, quiero decir que no soy una pija sosa y malvada que le hace la vida imposible a la gente y esta en la cadena mas baja de la evolución. Siento romperos el estereotipo.

No quiero ser engreída, pero yo diría que soy bastante inteligente, de hecho. Tengo 17 años y dentro de poco cumpliré la mayoría de edad. 

Puedo llegar a ser un poco rarita, pero no soy una borde ni antisocial, la verdad es que soy todo lo contrario, en la escuela, era de las populares, pero ser popular, no significa ser una chunga rematada con una mente retorcida, NO.

Que quede claro, no soy una pija sosa, ni superficial. Intento ser, por encima de todo, una persona con dignidad y decencia. Porque supongo que a la gente, le cae mejor un ser humano decente, que no un desalmado bellaco.

Bueno, lo que intento dejar claro es que asegurarse de ser una persona decente es esencial. ¿Ha quedado claro? Bien, sigamos.

Mis padres, por cuestiones de trabajo, han de mudarse al centro, porque claro, la mansión esta en las afueras, y no es muy cómodo ir a todas partes por una carretera tortuosa. Así que han encontrado una mansión nuevecita al lado de su trabajo, y no podían desechar la oportunidad. Me preguntaron si quería ir con ellos, pero no quise deshacerme de la vieja mansión. Tenía demasiados recuerdos.

No fue muy difícil convencer a mi padre pero me costo muchas suplicas que mi madre me diera permiso. <<aun tiene 17 años>> dijo mama, nada convencida, en ese instante mire indignada a mi madre, estoy a punto de cumplir los 18, solo me falta un mes, al final, mi padre la acabo persuadiendo (gracias papa)

Aún no me acabo de creer que me quedaré sola en la mansión... Toda para mi, ya nadie me dirá que pelis ver en Netflix, o que me abrigue mas, ahora seré independiente.

Podré comerme pizza 2 días seguidos, y no tendré la necesidad de ponerme 3 camisetas, 5 jerseys, 2 polares y un anorac de esos de plumón cuando nieve, y podré hacer un montón de cosas que no me dejarían.

Mis padres siempre han sido sobreprotectores, y aunque los quiero mucho, también tengo ganas de vivir sola.

Los echaré de menos...

Les doy un abrazo a mi padre y a mi madre, los quiero tanto... Sé que se van a ir al centro del pueblo de al lado, pero no sera lo mismo sin ellos. Toda la vieja mansión para mi, ¡esto es increíble!

Observo atentamente el montón de maletas que hay a su lado, no se si podremos meter todo eso en el maletero.

-Os quiero-les digo a mis padres-la casa no sera lo mismo sin vosotros-me lamento, volviéndolos a abrazar. 

Mi padre me despeina cariñosamente y me susurra que no pasa nada, que ellos estarán al pueblo de al lado y que siempre puedo cambiar mi decisión y me puedo ir con ellos.

Pero mi decisión es firme, amo esa casa, tiene algo especial. Siempre me ha gustado, así que me quedo.

Además de eso, quiero vivir sola. Los iré a ver cuando pueda, los echaré de menos pero tenerlos siempre encima, agobia un poco.

-Mama, Papa, me quedo, me encanta esta mansión

-Cariño, ¿estas segura? En esta casa hay fantasmas, me acuerdo de cuando, durante 1 mes, tuviste un periodo de sonambulismo, y me decías, por las noches, que una tal Anna quería jugar contigo... ¿y si fuera un espíritu de una psicópata?-se preocupa mi madre

-Mama, lees demasiadas novelas de terror-me río, y es que es verdad, mi madre esta aficionada a las novelas negras, y se ha vuelto un poco paranoica.

Mi madre mira a la mansión con desconfianza, y me abraza, no se fía ni un pelo, me apuesto lo que sea a que piensa que vive un fantasma de un antiguo asesino en serie, o el de una malvada psicópata del año 1800.

Me río, ante las ocurrencias que, probablemente, pasan por la cabeza de mi madre. Solo hay que saberlo al ver su mirada de recelo hacia la vieja mansión.

-Mama, estaré bien, no me secuestrara un ente paranormal-bromeo, pero al ver que la actitud de mi madre no cambia, añado-Enserio, no pasara nada, ademas, siempre puedo llamaros-sonrío y la beso en la frente.

Mi madre, siempre ha sido un poco asustadiza, y que yo me quedara sola en una mansión supuestamente encantada, no ayudaba. 

Siempre habían ocurrido cosas extrañas en la mansión, pero mi padre siempre decía cosas como: <<habrá sido el viento>> <<una corriente de aire>> <<habrás movido esa silla y no te acuerdas>>

De hecho, en la biblioteca, cuando tenía unos 5 años, me pareció ver a una niña un par de años mayor que yo, era translúcida, y se parecía mucho a la que habría sido mi tatarabuela, si no hubiera muerto trágicamente de la peste.

Pero debió de ser una alucinación, porque los fantasmas no existen... ¿verdad?

Le dije a mi madre lo que había visto, y se puso pálida... Al parecer, esa era la niña que veía mi madre cuando era pequeña.

Después, tuve unos cuantos episodios de sonambulismo, en una de esas noches, mi madre, que se levanto a beber agua,miro un momento por la ventana y me encontró a mi, en la calle, discutiendo con algo, que mi madre no alcanzó a ver. Fue corriendo hacia mi, y cuando me miró, vio que estaba dormida, pero algo la sobresalto, se giro y vio una sombra esconderse entre los matorrales del jardín.

En la noche siguiente, por mi propia seguridad, puso un monitor de bebes, para vigilar que durmiera bien. Aproximadamente, sobre las 3:33 am vio a la niña acariciándome y procurando que no me despertara.

Mi madre, atónita, se froto los ojos y cuando volvió a mirar,la niña ya no estaba en mi habitación. Por si acaso, fue a ver como estaba y efectivamente, dormía plácidamente.

Después de todos esos sucesos, es evidente que mi madre desconfié de la mansión. Pero yo le resto importancia, al igual que mi padre.

Les ayudo a poner las maletas en la limusina, y nos despedimos, aunque mi madre me mira con cierta reticencia, bajo la sonrisa burlona de mi padre, se ve a lo lejos, que mi padre no cree en esas cosas sobrenaturales.

La limusina se pone en marcha y me despido con una graciosa reverencia, y me voy dentro de la mansión.