3. "Todo de tí"

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Han pasado ya cinco días y no han hablado de eso. Ni una vez. La mañana siguiente de aquel día en que se besaron, Jaskier se despertó a eso del medio día y Geralt no estaba allí, en su lugar, había una muda de ropa nueva (para nada lo que un bardo usaría, pero al menos era ropa) y algo de pan en la mesita.

Cuando Geralt volvió al fin, se limitó a avisarle que había salido a dar una vuelta. No dijo nada más. No mencionó los besos. Así que Jaskier tampoco lo hizo. Cambió los vendajes de las heridas del brujo y esa tarde retomaron el camino.

Y ya está. Jaskier estaba un poco molesto por eso, pero a la larga debió imaginarselo. Seguro solo se debió al calor del momento, Geralt nunca...

—Jaskier, vas muy lento— la voz apremienta del brujo lo saca de su ensoñación.

El bardo acelera el paso, sacudiendo la cabeza para quitarse esos recuerdos. Había decidido que lo olvidaría, pero ya transcurrieron cinco días y descubrió que olvidarlo era malditamente imposible.

—¿A dónde es que vamos con tanta prisa?— pregunta.

Geralt, desde Sardilla, responde:

—No es a dónde vamos, éste camino es un poco peligroso y debemos pasarlo rápido.

El trovador se estremece.

—Umm, ¿peligroso? ¿qué clase de peligro? ¿Kikimoras? ¿Lobisomes? ¿Manticoras?— pregunta.

—Nada de eso.

—¿Entonces?

—Demonios.

—¡¿Qué?!

—Baja la voz, Jaskier.

—Dime entonces por qué, voto al diablo, estamos llendo por un camino habitado por demonios— reclama el bardo.

—Son cobardes, ya he pasado por aquí antes y nunca hacen nada, solo hay que ir de prisa porque es mejor no tentar la suerte— explica Geralt.

Jaskier resopla y comienza a tararear una canción algo vulgar para despreocuparse.

—¿Qué clases de demonios son?

Geralt está apunto de responder “incubus” cuando ve a una silueta de ojos rojos de pie frente a ellos, bloqueandoles el paso. Es extraño, ésto nunca le había pasado antes.

Jaskier se tapa la boca para ahogar un grito. Encontrarse con un demonio definitivamente no estaba en su lista de deseos.

El demonio de forma humanoide sonríe, como desafiando al brujo.

—Geralt...— balbucea Jaskier, asustando.

El brujo baja del caballo, atento a cada movimiento en el bosque.

—Arreglaré ésto— afirma con seguridad—. Quédate con Sardinilla y no te muevas hasta que vuelva.

El bardo traga saliva y asiente con la cabeza. Sardinilla relincha una sola vez, como preocupada, y Jaskier le acaricia la cabeza en un intento de tranquilizarla a ella y a sí mismo.

Geralt encara al Incubus.

—Los brujos tenemos libre éste paso— le dice—. Si rompes el trato, arrasaremos con el bosque entero.

El Incubus sonríe.

—Brujos sí, ese el trato, pero traes un pedacito de carne que nos gustaría probar— sonríe el demonio.

Geralt gruñe, tomando la espada de su empuñadura, listo para desenvainarla.

—El bardo es mío.

Scars | Geraskier.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora