Olivia

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Una vez que termina la clase, me dirijo hasta donde está la puerta con un montón de información nueva en mi cabeza que quizás nunca seré capaz de retener. Quizás lo debí haber sabido cuando en la escuela me costaba pillar el inglés; quizás definitivamente no sirvo para otros idiomas. Dejo salir un suspiro y antes de que pueda hacer algo, una mano se posa encima de mi hombro. Me doy la vuelta entusiasmada de que pueda ser Niki, pero el amigable rostro de un chico sonríe en mi dirección. Es entonces cuando recuerdo que Niki tiene un montón de rato antes de salir de su primera clase. 

— ¿Comes con nosotros?— su voz hablando en español es todo lo que necesito para responder que sí inmediatamente. Su cabello castaño está por encima de sus cejas y se lo coloca hacía atrás para ordenarlo un poco. Va acompañado de una niña que es tan pequeña y delgada que siento que se va a quebrar. 

— Soy Kate— les digo en medio de una sonrisa. 

— Ale— dice el chico de cabello castaño— Y ella es Marlis. 

Marlis me entrega una tímida sonrisa mientras toma la mano de Ale. Genial. Estaré comiendo con ellos mientras toco el violín. 

Los sigo a través de los pasillos de la universidad y caigo en la cuenta de que debería estar recorriendo la universidad yo misma si es que quiero aprender francés y poder estudiar algo que no sea otro idioma. Me pregunto cómo le estará yendo a Niki; me pregunto si estará distraída dando vueltas el lápiz en la mesa, o comiendo algunos caramelos a escondidas de su profesor. Quizás está mirando a alguna linda chica en clase. Me pregunto si estará pensando en mí. 

El día está levemente soleado; Marlis y Ale toman asiento en el pasto que está afuera de la universidad y yo les sigo por detrás. Una vez que tomamos asiento giran su rostro en mi dirección y sonríen así al unísono. Yo les sonrío de vuelta; intento que mi sonrisa no parezca incómoda pero creo que es justamente lo que he logrado. 

— ¿Llegaste hace mucho?— Marlis saca la voz por primera vez. Saco un sandwich de mi mochila y niego con el rostro mientras tomo una bocanada de él. 

— Hace dos semanas.. Vine aquí con mi...

— ¿Qué pasa, inadaptados? — una voz que se me hace inmediatamente familiar interrumpe lo que estoy por decir. Todos miramos a Olivia que viene con un enorme paquete de Cheetos en la mano y lo lanza entre medio de nosotros mientras le apunta con el dedo— Su desayuno, tarados.— gira su rostro hacia mí— Y Kate. 

Desde aquí puedo ver cómo Marlis rueda los ojos. Me provoca un poco de gracia que Olivia me hable como si nos conociéramos de toda la vida cuando literalmente nos conocimos hace un par de horas y durante un par de segundos, pero obviamente, no hago ningún comentario al respecto. Olivia deja caer su peso a mi lado y deja su vista pegada en mí unos cuantos segundos, lo suficiente para que ella piense que no me di cuenta. 

— ¿Irás a la fiesta de bienvenida?— Ale se dirige hacía mí sacando un puñado gigante de Cheetos y metiéndolos todos en su boca. 

La fiesta de bienvenida de la Universidad. Niki y yo leímos sobre ella en redes sociales; mucho alcohol y drogas, mucha diversión, mucha gente de nuestra edad, y por sobre todas las cosas; muchos problemas. Sé que estoy sonando como una anciana, pero no necesito que Niki se meta en problemas ahora que su vida está volviendo a ser normal; ha podido pecar unos cuantos empleos de noche e incluso hemos salido a bailar sin la necesidad de que se tenga que ir a cierta hora. Todo ha sido perfecto, y necesito que se mantenga así. Quiero que se mantenga así. 

— No lo creo. 

— ¿Y ahora?—  Olivia levanta una ceja. Suelto una pequeña risa. No sé qué en esos segundos me haría cambiar de opinión. 

— No— mi respuesta sigue siendo la misma. 

— ¿Qué tal ahora?— Olivia levanta su otra ceja. 

— ¿Cómo puedes levantar las cejas tan fácilmente?— Olivia empieza a mover ambas cejas intercaladamente de una manera sorprendentemente rápida. 

—¿Si las muevo de esta manera dirás que sí? 

Justo cuando mi risa se estaba transformando en una carcajada, siento como mis hombros son abruptamente tomados por un aroma a lavanda tan fácil de reconocer a mis narices que no puedo hacer otra cosa que sonreír al mirarla. 

— ¡Niki! — ella se queda de pie detrás de mí con una media sonrisa.

— Te he estado enviando mensajes— su voz suena un poco ronca y justo cuando se va a poner un cigarrillo en la boca, Olivia interrumpe nuestra conversación. 

— ¿Podrías no fumar aquí?— le pide— Marlis tiene asma. 

Un silencio incómodo se apodera del lugar, silencio que se me hace eterno y silencio en el cual Olivia y Niki se miran tan fijamente con la mirada que siento que van a traspasar a la otra. Trago saliva sin aberramos muy bien lo que está ocurriendo, pero Niki, en un gesto casi desafiante, prende la pequeña llama de su encendedor y la acerca al cigarro, simulando que lo va a prender, para luego simplemente guardarlo en uno de sus bolsillos. 

— Ella es Niki— digo, intentando apagar un poco la tensión que ha quedado en el ambiente.— Es mi novia. 

No puedo ver la reacción exacta de Marlis y Ale, solamente sé que Olivia está medio sonriendo en este momento y amablemente le tiende una mano a Niki para saludarla. 

Niki duda durante unos momentos pero finalmente le tiende la mano a Olivia, y luego a Marlis, y luego a Ale, y luego me la tiende a mí para que me levante. 

— ¿Vamos a comer?— pregunta dulcemente. Yo asiento con el rostro y me pongo de pie. Me despido de mis nuevos amigos con la mano. 

— ¿Te llamo más tarde para ver si cambias de opinión?— Olivia insiste. 

— ¿Cómo es que tienes mi número de teléfono?

—¿Es un sí? 

— Le vas a acabar por dar miedo, Olivia— Marlis la interrumpe. Ellos sueltan una carcajada entre ellos y me alejo con mi mano entrelazada con la de Niki. 



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