Jeon JungKook

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Jungkook fue una persona que desde niño no tuvo mas que el amor incondicional de su madre, al quedar embarazada en sus 16 años, sus padres la echaron de su casa, y el padre biológico de Jeon no se hizo cargo, así que solo eran ellos dos. Había nacido la tarde de un nueve de septiembre, y eso había alarmado un poco a la joven madre primeriza, por lo que se encargo de darle todo el amor posible para que su hijo no se convierta en lo que estaba destinado a ser.

¿De qué estoy hablando? Se preguntarán, bueno, un viejo mito corría de boca en boca de ancianos, que los nacidos el noveno día del noveno mes, estarían destinados a ser asesinos seriales, sin culpa ni remordimiento hacía sus actos, era una extraña patología según los ancianos, y aunque muchos lo tomaban como desvaríos de algún viejo loco, otros decidían creerles por simple temor, y ése era el caso de Jeon Hannie, que crío a su hijo de la mejor manera para ella, y por mas que había días en los cuáles no tenían para comer, se tenían el uno al otro, y eso era lo único que les importaba.

Un día, a sus 13 años, la puerta de su apartamento fue derribada por un exnovio de su madre, el cuál no estaba dispuesto a ser un "ex". Estuvieron discutiendo por 10 minutos, hasta que el hombre le propinó una fuerte bofetada a la delgada mujer, quién cayó cómo una bolsa de papas, golpeando su cabeza con la esquina de la mesa. Jungkook quería llorar, pero sí lo hacía el hombre podría oírlo desde donde estaba escondido, y tendría un destino igual que su madre.

Aquél adulto solo se sentó en el sofá a mirar televisión con varias latas de cerveza a su lado, importandole muy poco el cuerpo inerte y sin vida a unos pasos de distancia. Al terminar su bebida, se levantó, y se fue dando un fuerte portazo, como si nada hubiera pasado. Al oír la puerta cerrarse con violencia, jungkook salió de su escondite y fue corriendo hacia el cuerpo de su madre, dejando salir esas lágrimas que había tenido guardadas. Luego de unos minutos salió del departamento, para pedir ayuda. Una vecina llamó a la policía, tardaron varías horas en llegar, ése era un barrio dónde el crímen era algo tan usual como que el sol saliera por las mañanas, así que no se preocuparon por ser puntuales. Al no tener un adulto que se haga cargo del cuerpo, Hannie no tuvo un funeral, simplemente la policía la enterró en un cementerio "público" por así decirlo, y le pusieron una cruz de concreto con su nombre

Jungkook quedó a cargo de servicio social, y fue de casa en casa durante toda su adolescencia, él no estaba al tanto de su anomalía genética, pero los posibles padres adoptivos si, y por eso no lo querían en su familia. Obviamente, el trauma por ver morir a tu madre es algo que te cambia, y no fue la excepción para él, se fue volviendo mas cínico y violento conforme crecía, su sonrisa, y cara angelical desaparecieron, dándole lugar a unos círculos grisáceos debajo de sus ojos, y una mueca de cansancio y despreció combinados.

Su primera vez matando fue a sus 16 años, cuándo el padre de la familia de acojida en donde estaba le pidió que vaya a hacer las compras para la cena en una tienda cercana, él no era de escaparse mas bien lo devolvían, así que no desconfío de que regresaría. Pero en la tienda se topó con alguien a quién creyó no volver a ver nunca. Ese rostro que quedó tatuado en su mente, jurando vengarse cuando volviera a verlo, era el hombre que mató a su madre, nunca supo su nombre, pero estaba tan desagradable como siempre, compraba wisky, se notaba a leguas que ya había consumido drogas y alcohol hacía poco, por su forma de caminar y hablar. Jungkook olvidó lo que iba a hacer, en su lugar se quedó observándolo con una mirada vacía, hasta que el hombre salió de la tienda, se acercó a la caja, compró una navaja de tres dedos (me refiero al largo de la hoja, ya que si esta supera los cuatro dedos de largo, la policía la contará como un arma, en cambio si es menor, lo tomarán como para defensa personal), y salió del lugar. Fue fácil seguirlo, el tipo caminaba pérdido, casi no podía mantenerse de pié, con pasos torpes, cómo si recién aprendiera a caminar. Ya había abierto la botella, por lo cuál su estado de borrachera empeoraba más con cada sorvo, jungkook iba unos 6 metros detrás de él, a paso lento. no tenía prisa, si ese tipo iba a irse a algún lado sería al suelo, ya que esta caminando en círculos al rededor de la cuadra, y no sabía ni donde estaba parado. Eran las 7 de la tarde, y ya nadie transitaba por esas calles, al ser invierno, ya había anochecido hacé casi una hora, la poca iluminación hacía que quedara todo en una completa oscuridad, a excepción de la luna llena, que estaba brillante y redonda sobre ellos, alumbrando débilmente

PsicopataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora